El horrible final que tendría la humanidad si la Luna chocara contra la Tierra
Los científicos demostraron que, a menudo, la realidad supera la ficción; cuál es la película que hace mención a este tema
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Para nadie es un secreto que Hollywood es una de las industrias del entretenimiento que más se esforzó en retratar los distintos escenarios del fin del mundo. Desde asteroides, agujeros negros, colisión de meteoritos hasta una guerra nuclear o el lento desvanecimiento de la oscuridad, las películas presentaron los más catastróficos e inevitables finales de la humanidad tal y como la conocemos.
En un nuevo intento por predecir la extinción del mundo, el director Ronald Emmerich, recordado por su participación en filmes como Día de la Independencia (1996) y El día después de mañana (2004), plasmó en la pantalla grande uno de los horribles finales que podría tener la especie humana si la Luna colisionara contra la Tierra.
Moonfall (2022) es una producción cinematográfica protagonizada por Halle Berry, Patrick Wilson y John Bradley, que aparentemente plantea una situación inverosímil en la que una fuerza desconocida empuja a la Luna de su órbita y la envía sobre el planeta Tierra en un trayecto de choque inminente.
Aunque es una hipótesis que solamente podría tener sentido para los conspiranoicos, la realidad es que la Universidad de Arizona, Discovery Channel y hasta algunos expertos de la Nasa investigaron y realizaron simulaciones de lo que ocurriría si el desastre resultase posible.
Salva la Luna, salva la Tierra
Bajo la premisa de “Salva la Luna, salva la Tierra”, los productores y realizadores de la película plantearon un argumento interesante. ¿Qué pasaría si la Luna, en vez de alejarse y disminuir la velocidad de rotación terrestre, hiciera exactamente todo lo contrario?
La experta en geofísica de desastres y asesora científica de la producción cinematográfica, Mika McKinnon, habló con el periodista Tony Bradley, especialista en tecnología de la revista Forbes y contó que pese a que se tomaron ciertas licencias artísticas en la trama, “todos los desastres de la película están inspirados en la ciencia”, por lo que no resultaría extraño que alguno de estos fenómenos físicos pudiesen acontecer en la vida fuera de la pantalla o, al menos, servir de inspiración para entender un poco más acerca de la relación entre estos dos astros.
De acuerdo con McKinnon, el equipo de científicos detrás de Moonfall desarrolló modelos reales que podrían dar cuenta de las apocalípticas consecuencias que tendría el ingreso de la Luna en una órbita elíptica que sería cada vez más pequeña y terminaría en un choque desastroso con el planeta azul.
“El punto de las tensiones gravitatorias y las tensiones de las mareas sobre la luna la destrozarían, y ya no tendríamos una Luna, tendríamos anillos como los que tiene Saturno”, precisó la científica de la Universidad de California en Santa Bárbara. Es decir, que la atracción gravitatoria lunar aumentaría hasta el punto de generar inundaciones masivas y, finalmente, la masa estimada de 81 millones de toneladas del satélite natural de la Tierra podría llegar a pulverizarse.
La colisión entre la Luna y la Tierra no solamente traería consigo la destrucción definitiva e inminente del único cuerpo del sistema solar, sino que también sumiría a nuestro planeta en una lluvia ininterrumpida de rocas lunares que provocaría la extinción de la especie humana, según lo dicho por McKinnon.
¿Qué pasaría si la luna se sale de su órbita, pero no necesariamente impacta con la Tierra?
Una de las teorías más aceptadas entre los científicos apunta a que la Luna se formó hace unos 4.000 millones de años como resultado de un choque colosal entre la Tierra y un protoplaneta llamado Theia, según la Nasa.
A partir de ese momento, tuvo un papel fundamental al causar las mareas y estabilizar el eje de rotación terrestre. Todas las noches se posa aparentemente impasible en el cielo estrellado, a menudo imperceptible a la vista de quienes habitan el planeta azul. Fueron tantos años de vigilia silenciosa que pocos se preguntan: ¿qué consecuencias traería la desaparición de la Luna?
Días cada vez más largos
Con la reducción de las fricciones de las mareas, los días serían considerablemente más largos. Un claro ejemplo de ello es que cuando la Luna acababa de formarse, hace unos cuantos millones de años, los días tenían una duración de seis horas.
Cambios en el clima
Sin la Luna, el eje de la rotación de la Tierra se ralentizaría y, por lo tanto, perdería su estabilidad. Esto generaría extremos cambios en la temperatura mundial, a tal punto de producir veranos de más de 100 grados e inviernos con temperaturas por debajo de los -80 grados.
En un caso extremo, el día y la noche tal como los conocemos podrían llegar a desaparecer, en tanto el cambio lento y gradual de la orientación del eje de la Tierra produciría una alineación indefinida con una de las caras del Sol, y provocaría que algunas zonas del planeta se sumiesen en un estado constante de insolación o una vida sumida en completa oscuridad.
Adiós a muchas especies de animales y plantas
Los ritmos biológicos de muchas especies terrestres se verían afectados por la desaparición de la luz solar reflejada por la Luna. Según datos del periódico español El País, “la desaparición de las mareas lunares afectaría sobre todo a las especies adaptadas a los flujos y corrientes marinas, como las que viven en las costas”. Migraciones, épocas de celo e hibernaciones son solo algunos de los fenómenos que también sufrirían graves repercusiones en el hipotético caso de que la Luna se saliera de su órbita.
Si bien es una situación que resulta inimaginable, los científicos de la Nasa descubrieron que, aunque improbable, no se cataloga como imposible. “Para que el impacto de un asteroide afecte la órbita de la luna, el asteroide tendría que ser igual de grande como la propia luna. La Luna es grande, por lo que tendría que ser un objeto enorme que tendría que golpearla a gran velocidad. Tendrías que golpearlo con algo que tenga cientos y cientos de kilómetros de diámetro”, aseguró un vocero de la agencia responsable del programa espacial estadounidense en su página web.
Por el momento, la Luna no mostró señales de acercamiento con el planeta azul o con cualquier otro satélite. Así que la humanidad aún puede estar tranquila de que el astro brillante, imponente y poderoso que se cierne todas las noches sobre sus cabezas, no irá a ninguna parte, al menos por ahora.
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