"Se dice siempre que uno muere dos veces: una primera vez, y una segunda cuando alguien encuentra una fotografía tuya y ya no sabe quién sos". Con esta frase del artista y fotógrafo Christian Boltanski, Negativos Encontrados (en Facebook, Twitter, Instagram y Tumblr) recibe al internauta y anticipa algo del misterio que envuelve al proyecto. Es que este colectivo creado por las fotógrafas Jimena Almarza y Gabriela Parborell tiene una tarea que a muchos les puede resultar algo extraña: rescatar fotos viejas que la gente tira a la basura. "Compré una cámara usada por internet y vino con un rollo que terminé revelando dos años más tarde. Eran fotos que parecían haber sido sacadas por un nene. Había selfies y fotos de un perro. A partir de ahí decidí armar el grupo", cuenta Jimena sobre el origen del colectivo.
La práctica conocida como found photography apunta al cirujeo como método para encontrar imágenes, negativos o diapositivas en containers o tachos de basura. Las fotos pueden estar impecables o intervenidas por el tiempo, pero todas suman. Alguien las desecha y otro las hace propias, como si se tratara de pequeños tesoros que luego se publican en Facebook o se transforman en una muestra o se suman al álbum familiar. "Mi abuela tiró fotos de mi vieja por creer que las imágenes de gente muerta traen mala suerte. Por eso uno no entiende por qué otros las tiran y las adopta", explica Jimena.
Al crear el grupo en 2012, las fotógrafas pusieron las reglas: invitaron a publicar fotos de gente anónima y nada de datos personales. Ni parientes ni amigos, solo desconocidos. Al comienzo, los primeros en postear sus fotos rescatadas de las fauces del Ceamse fueron en su mayoría fotógrafos, pero pronto se sumaron diseñadores, historiadores y varios fisgones confesos. Hoy, el grupo tiene más de 25 mil miembros.
Si bien nunca se sacaron tantas fotos como en esta era de celulares inteligentes, para el colectivo la foto física mantiene su magia intacta que mezcla nostalgia y amor por el objeto. ¿De qué van las imágenes? Hay de todo: casamientos, escenas familiares, vacaciones idílicas en la playa, encuadres polémicos, fotos hermosas y también retratos curiosos, como los de una mujer que siempre posa junto a su televisor o el de un abuelo que –tirado en el piso y con un niño al lado (¿su nieto?)– empina una botella de vino sin culpa. Si hay una foto que entra en conflicto con las normas de la red de Zuckerberg, va a parar a Tumblr; la versión trash de Negativos Encontrados que contiene registros de porno vintage, desnudos y una completa fauna de personajes extraños.
De las miles y miles de fotos que llevan recuperadas, no todas tienen la misma suerte y solo algunas se transforman en clásicos. Cuando una imagen es un hit puertas adentro, llegan los chistes, los memes y se libra una búsqueda detectivesca que pretende reconstruir la escena a partir de los personajes y el contexto. Un caso de reconstrucción es el de "Corbatita", una celebrity del grupo que aparece en varias de las fotos de un álbum de casamiento de los años 90. En las imágenes, la novia parece algo triste, los invitados no aparentan estar pasándola muy bien, pero hay uno que –con la corbata de vincha– anima la fiesta con entusiasmo. Ante su fama virtual, "Corbatita" (luego Eduardo Pergamo) fue reconocido por uno de los miembros y más tarde confirmó la sospecha: ese matrimonio no duró nada. "Al principio, él no entendía por qué era famoso en Facebook, pero después se lo tomó muy bien", explica Gabriela. "Uno quiere saber qué estaban haciendo o por qué las tiraron. A mucha gente le pasa esto de querer averiguarlo", agrega Jimena, que llegó a meterse dentro de containers de basura buscando la foto perfecta.
Pero no todos son desconocidos en la historia del colectivo, porque a pesar de aquella regla inicial sobre el anonimato, también se publicaron fotos de expresidentes o mediáticos como Ricardo Fort. En este rubro, a mediados de 2014, Alejandra Santillán encontró en una esquina de Flores algunas fotos de un tipo tocando la guitarra para una mujer y un niño. Inmediatamente se dio cuenta de que tenía algo valioso en las manos. Ese tipo era Luca Prodan y la página explotó. "Era una foto rarísima, cotidiana y súper espontánea. Tenías que mirarla bien para darte cuenta de que era Luca. Las subieron un domingo y no paraban de llegarme notificaciones. La gente la recontra flasheó con eso", cuenta Gabriela Parborell, que además planea publicar un libro con una selección del material que acumularon en este tiempo.
Las historias son miles y muchas tienen final abierto. Quizás esa cuota de misterio hace que en una era de respuestas a un clic de distancia, la reconstrucción de un instante pueda ser encantadora.
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