Los científicos realizaron un impresionante descubrimiento que tiene relación con la genética y que bloquea la entrada del patógeno a las células
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Desde hace años se sabe que los pueblos originarios de la Amazonia padecen menos la enfermedad de Chagas, una infección provocada por el protozoario Trypanosoma cruzi, un organismo unicelular que se transmite por la picadura de un chinche.
Los científicos descubrieron que la genética está entre las posibles explicaciones de este fenómeno: las poblaciones que habitan la región desde hace milenios sufrieron adaptaciones en el ADN que les permiten “bloquear” la entrada del patógeno a las células donde se desarrolla la enfermedad.
La genetista Tábita Hünemeier, del Departamento de Genética y Biología Evolutiva del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (USP), afirmó que el trabajo comenzó hace unos cuatro años y, al principio, no tenía nada que ver con Chagas.
“Queríamos saber si había algún indicio de selección natural entre las poblaciones de la Amazonia”, precisó. “Cabe recordar que esta selva es un ambiente hostil, en el que es difícil sobrevivir. La vegetación es muy alta, hay poca luz, tenemos circulación de varios patógenos o sea, los primeros habitantes de esta región tuvieron que afrontar una serie de retos”, añadió.
¿Vivir en un lugar como este dejó marcas en el ADN de los amazónicos? La respuesta es sí, según una investigación publicada recientemente en la revista Science Advances, que tiene a Hünemeier como uno de los autores.
Sobre el estudio
En el trabajo, el grupo de científicos evaluó el genoma de 118 personas, que forman parte de 19 poblaciones nativas diferentes repartidas por la Amazonia. Esta información genética se comparó con la de otros pueblos de América y Asia.
Los resultados muestran que poblaciones que han vivido durante milenios en la selva tropical más grande del mundo presentan variaciones en tres genes específicos capaces de garantizar una mayor resistencia al Chagas.
Pero los investigadores fueron más allá y decidieron ver cómo funcionan estos cambios en el ADN en la práctica. Para hacerlo, seleccionaron uno de los genes adaptados, el PPP3CA.
En el laboratorio, los especialistas insertaron este tramo genético común entre las poblaciones amazónicas en células cardíacas (que son las más afectadas por el protozoo Trypanosoma cruzi).
“Vimos una reducción del 25% en la carga de parásitos que lograron ingresar a las células cardíacas con el gen PPP3CA adaptado”, afirmó Hünemeier.
Es decir, el cambio genético permite que menos patógenos que causan el Chagas se infiltren en las células del corazón, lo que, a su vez, da como resultado menos problemas de salud.
Vale la pena recordar que el Chagas es una enfermedad que tiende a permanecer “dormida” por un largo período. Una parte considerable de los afectados solo desarrollan los síntomas típicos de la fase crónica, como complicaciones cardíacas, años o incluso décadas después de haber sido picados por el insecto.
Hünemeier apuntó que los experimentos realizados en el laboratorio recientemente corroboran lo observado en el terreno.
“Cuando miramos los datos sobre la enfermedad de Chagas, la Amazonia era básicamente un vacío epidemiológico, con muy pocos o ningún caso en algunas regiones”, dijo.
“Una de las hipótesis que intentaron explicar esto es el tipo de vivienda común allí, lo que dificultaría el contacto con el insecto. Pero eso no parecía ser suficiente para entender completamente la situación. Ahora hemos detectado una asociación genética que parece contribuir a esa mayor protección”, señaló.
Descubrimiento inédito
La investigación recientemente publicada describe el primer ejemplo en las Américas de selección natural influenciada por un patógeno entre humanos.
En el mundo, el fenómeno solo se observó en otras cuatro circunstancias. La más famosa de ellas es la resistencia a la malaria entre algunas poblaciones africanas (que, por esta misma adaptación genética, son más propensas a desarrollar anemia de células falciformes, una enfermedad que afecta a los glóbulos rojos).
“También tenemos el ejemplo de la tripanosomiasis africana, además de la peste bubónica y la tuberculosis, ambas en Europa”, añadió Hünemeier.
Según el genetista, la adaptación genética a la enfermedad de Chagas comenzó hace unos 7.500 años, durante las olas migratorias que venían de Centroamérica y poblaban Sudamérica. “Parte de la población se fue a los Andes y a la costa del Pacífico. La otra parte se fue a la Amazonia”, explicó.
*Por André Biernath
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