En casi todo el mundo, con unas pocas excepciones, las transacciones monetarias son cada vez más digitales. Si bien los billetes y monedas siguen siendo populares en muchos países y en regiones del mundo, incluidos los Estados Unidos, Japón, Alemania, la Argentina y América Latina en general, en otros, como China, la India, Suecia o Suiza, están cerca de ser obsoletos. Es común encontrar en esos países avisos de negocios libres de dinero físico o cashless. Algunos ejemplos: más del 95% de la población sueca utiliza solo la aplicación Swish para pagar todo tipo de cosas (hasta un chicle), y los economistas del país estiman que para 2023 podría no aceptarse el dinero físico para ninguna transacción. En 2016, en España e Inglaterra se hicieron, por primera vez, más pagos digitales que físicos. En China, más del 80% de los pagos en 2019 fueron a través del celular, con la tecnología QR.
En cambio, en dos de los países más robotizados del mundo, como Alemania y Japón, la digitalización es más lenta: por idiosincrasia y preservación de privacidad en el uso de sus activos, los ciudadanos se balancean entre la búsqueda de eficiencia y cuidado de su intimidad y matriz pro ductiva. En América Latina, aún prevalece el uso de billetes; la informalidad de la economía es una de las principales razones, pero muchos países avanzan desde hace cinco años en un escenario complejo y rico en opciones que llegan en buena parte desde las fintech, empresas que usan a la tecnología de base para ofrecer distintos servicios y productos financieros digitalizados.
Hoy, en la Argentina, 3 de cada 10 transacciones son digitales, y se realizan a través de las entidades financieras tradicionales y fintech. Por otra parte, es uno de los países con más cajeros automáticos por habitante de la región. La Cámara Argentina de Fintech nuclea a 223 empresas que, en promedio, crecieron un 110% el último año y emplean cerca de 10.000 profesionales. Entre los principales servicios que brindan están créditos, pagos digitales, criptoactivos, inversiones, préstamos y ciberseguridad, entre otros. "En la Argentina no hay un problema de acceso a las cuentas bancarias, ya que hoy el 80% de los adultos tiene una. Lo que no hay es acceso a servicios financieros de calidad, y la mitad de la gente cobra el sueldo, la jubilación o el subsidio con la tarjeta y lo saca de una sola vez. Hay una oportunidad enorme para que esta población sub bancarizada pueda usar más servicios y sean incluidos financieramente", dice Juan Pablo Bruzzo, presidente de la Cámara Argentina de Fintech y cofundador de Moni, empresa que brinda servicios financieros a personas sub bancarizadas.
Según Bruzzo, con políticas públicas que ayuden a desincentivar el uso de efectivo, como dar un descuento en el IVA en los pagos digitales, se podría avanzar. "Se requiere un cambio cultural fuerte y que el comprador vaya forzando a los negocios a aceptar digital. El desafío es la informalidad, que en nuestro país es muy alta, una buena parte cobra efectivo para no tener que afrontar tanta carga de impuestos", concluye. También en la Argentina, 1 de cada 3 personas tiene cuenta bancaria, pero no la usa. Este dato se deprendió de un relevamiento de Red Link a sus 29 millones de clientes de todo el país, donde detectó que el comportamiento típico es que el usuario retire su salario, jubilación o plan social a la cuenta en una sola extracción, esto se ve acentuado en las provincias del norte del país. A estos usuarios se los denomina sub bancarizados, y muchas fintech apuntan a ellos.
Para Ariel Setton, economista especializado en medios de pago, los principales beneficios de la digitalización tienen que ver con la simplificación para los usuarios de disponer de su dinero cuando y donde quiere. "Dentro de las barreras está la economía no formal, que en la Argentina es del 40%, donde el hecho de aceptar pagos digitales hace que entres en la órbita del BCRA y de la AFIP. La digitalización le agrega un costo a la transacción, y a muchos comercios chicos los deja fuera de juego; esto abre un debate sobre la presión fiscal actual, que resulta insustentable, pero al mismo tiempo que haya comercios fuera de la ley hace que los que sí cumplen lo hagan con alícuotas muy pesadas", describe. Según Setton, estas retenciones a las ventas digitales son una barrera para la adopción más masiva de estas alternativas, no así el costo del procesamiento, porque este está bajando gradualmente y seguirá ese camino", explica. El economista cree que tanto los pagos con QR como los de billeteras y tarjetas tendrán distintos públicos y podrán convivir. "La tokenización es la transformación de la cuenta de crédito o débito de una manera segura en una app, y esto resulta innovador, útil y va a desarrollarse fuerte en el mediano plazo.
Pensar en una sociedad sin dinero físico debería funcionar como norte para los gobiernos. Aunque no se alcance en su totalidad, tender a eso generará mayor trazabilidad de la economía, menores costos de emisión, conveniencia para los usuarios y mayor recaudación. Las características económicas y culturales de cada país son determinante, y por eso tenemos casos tan distintos como el de Ecuador, Venezuela, Suecia o China", opina el especialista.
Nuevo paradigma
A las ya conocidas tarjetas de crédito y débito y a las terminales de cobro en los locales tipo Posnet, se les agregan muchas otras opciones que llegan por dentro y por fuera de los bancos: pagos QR (a través de la lectura de un código y una app), con tarjetas contactless (que sólo se apoyan y ya se produce el pago), billeteras digitales (dinero guardado en apps), tarjetas prepagas y más servicios que se caracterizan por ser rápidos y fáciles de usar. A los medios de pago electrónicos más conocidos como la tarjeta de débito y la de débito, se le suman tarjetas prepagas que tienen un saldo a favor, es decir, que ya fueron pagadas con anterioridad. La diferencia con una tarjeta de débito es que para tener una tarjeta prepaga no necesitás tener una cuenta bancaria. Ya sin necesidad de tarjeta, sino con el celular, crece la opción de pago con QR, que es un mecanismo para pagar a través del escaneo de un código. Primero se descarga una aplicación de pagos móviles y se asocia una cuenta bancaria, tarjeta de crédito o saldo virtual. Al momento de hacer un pago, se opta por escanear el código desde alguna de estas apps. Al abonar, se puede elegir el medio de pago desde el teléfono. También se dispararon las transferencias bancarias, que son el envío de dinero entre dos cuentas que se puede realizar a través de tu billetera virtual, home banking o mobile banking. Dentro de la nueva nomenclatura, al ya conocido CBU se le agrega el CVU para identificar a las cuentas virtuales de las aplicaciones de pagos móviles y se pueden solicitar a la billetera virtual que se use.
A diferencia de los otros medios de pago, el Débito Inmediato (DEBIN) es una transferencia online inmediata por medio de la cual el cobrador inicia el trámite y el pagador solo debe aceptarlo. Para esto, los sistemas de home banking y de banca móvil sumaron el menú Pagos DEBIN, donde el usuario puede generar pedidos de pago y también ver la lista de solicitudes recibidas para aceptarlas o rechazarlas. El ecosistema digital es inmenso y a los bancos tradicionales les está llegando competencia que tiene una matriz 100% digital, como es el caso de los bancos Brubank, Buhobank, Rebanking y Wilobank, entre otros. Otra opción es la de las billeteras electrónicas, que se trata de una aplicación extra bancaria para teléfonos móviles. Solo es necesario bajar la app al teléfono y no tiene costo. Se puede pagar asociando una tarjeta a la billetera o cargando la billetera con dinero. Dentro de los principales oferentes aparecen MercadoPago, Naranja X, Pim, RapiPago, RappiPay, TodoPago, Ualá, VALEPei y Yacaré, entre otras.
Transformación digital
En septiembre de 2019, el BCRA presentó el Primer informe sobre el estado, la perspectiva y la evolución de los medios de pago minoristas en el país, del que se desprenden nuevos hábitos de pago digital de los usuarios argentinos. El foco está puesto en la cantidad de transacciones realizadas con medios de pago electrónicos y, adicionalmente, incorpora las innovaciones producidas en el período. En cuanto a los medios de pago electrónicos, se destaca que las transferencias inmediatas subieron 49%, con casi 145 millones de transacciones en el primer semestre de 2019. Las más de 1800 millones de transacciones minoristas del primer semestre de 2019 muestran un crecimiento del 12% interanual. Destaca el aumento del 16% en el uso de los medios de pago electrónicos, liderado por las tarjetas de débito y las transferencias de acreditación online. Se registró una mayor habitualidad de empresas y familias que eligen los instrumentos de pago electrónicos para más operaciones y de menor monto. También, toma impulso el débito inmediato y las billeteras digitales, que crecen como iniciadoras de pagos y como esquema de pago propio. Las billeteras digitales iniciaron 77 millones de pagos con tarjetas durante el semestre, mientras que completaron casi 20 millones de operaciones entre sus propias cuentas de pago. Esto representa un crecimiento del 146% y del 279%, respectivamente, para cada función en relación con el primer semestre del año pasado.
Por estos días, desde el BCRA se estudian varias medidas para regular a las fintech. En parte, como respuesta al sector bancario, que pide "nivelar la cancha" para la "competencia justa". Según el economista Lucas Llach, este "lobby bancario puede generar medidas destructivas para el avance del sector fintech que contribuye a que la economía se digitalice, sea más segura, más formal y de mayor inclusión".
Llach, exvicepresidente del Banco Central y del Banco de la Nación Argentina, fue uno de los principales impulsores del avance de las fintech en los últimos años en Argentina. Con la creación de la Mesa de Innovación del BCRA trabajó con una multiplicidad de actores en distintas reglamentaciones, como mejoras funcionales y de usabilidad al medio de pago Débito Inmediato (DEBIN), interoperabilidad entre cuentas digitales (billeteras electrónicas) y cuentas bancarias, en estrategias de abordaje a Open Banking, destinado a mejorar la conexión y comunicación entre las instituciones que proveen servicios financieros, aplicación de un estándar para pagos con códigos de respuesta rápida ("QR") y la implementación de la nueva Clave Virtual Uniforme, entre otras acciones.
"Esto lo hicimos gracias a un esfuerzo conjunto de la industria con los otros jugadores fintech. Allí propusimos un primer estándar internacional, conocido como EMVco, para que cualquier persona pueda pagar con código QR con la compañía que esté interesado en ofrecerlo. Estamos avanzando con el desarrollo necesario para la implementación en los próximos meses", sostiene Paula Arregui, vicepresidente senior de Mercado Pago, una de las marcas que más servicios de transacciones digitales está extendiendo en todo el país. Algunas cifras de Mercado Pago del último año: el volumen total de pagos fuera de la plataforma creció 140% interanual en dólares y alcanzó los 3935,4 millones de dólares con el crecimiento de su servicio de procesamiento de pagos, a través de servicios comerciales, dispositivos de punto de venta móvil ("mPOS") y negocios de billetera virtual. Mediante sus pagos con tecnología QR se realizaron 16 millones de transacciones en el país desde su lanzamiento en mayo 2018, con un crecimiento del 30% mes a mes. Los rubros que más lo han utilizado son combustible, gastronomía, supermercados y estacionamientos. Aunque América Latina maneja bajos niveles de bancarización, Arregui cree que el alto grado de conectividad, gracias a la masificación de teléfonos celulares inteligentes, seguirá aumentando las transacciones digitales en detrimento de las físicas. Las transacciones a través de la billetera virtual alcanzaron los casi 1000 millones de dólares de manera consolidada. La base de pagadores activos de la billetera digital creció 34,9% comparado con el trimestre anterior, sumando ya 6,1 millones de usuarios a nivel regional.
Matias Friedberg es el fundador de Ixpandit, empresa de soluciones financieras online que brinda el equivalente a adelantos de sueldo que se respaldan en los ingresos de las personas. "El avance del dinero digital crece a nivel global. En Inglaterra, en 2016, tuvieron más transacciones digitales que en efectivo, pero en México los niveles de dinero digital están alrededor del 30% y es porque hay desconfianza. Cuanta más desconfianza de la gente en el sistema bancario o el gobierno, mayor es la posibilidad de que se quiera mover con cash", dice. Otro jugador de gran peso es la tarjeta prepaga Ualá, que ya entregó 1,4 millones de tarjetas en el país, algo que buscará duplicar en los próximos 18 meses. El emprendimiento argentino cuenta con el apoyo de inversores de peso como Softbank, que la acaba de capitalizar con 150 millones de dólares. "El problema es que la mitad de los adultos nunca tuvo una tarjeta en América Latina. Lo que hay que hacer es darles tarjetas para que puedan acceder a los servicios digitales. Si bien creo que el dinero físico seguirá siendo un derecho constitucional para la gente, no habrá muchos que vayan a usar efectivo en 10 años para transacciones del día a día", opina Pierpaolo Barbieri, fundador de Ualá.
"La tecnología baja radicalmente los costos de darles a las personas un método de pago que sea seguro, inclusivo y abierto. Vamos a un escenario de mucha competencia, que hará mejores productos que realmente incluyan; es más cómodo vivir sin efectivo, pero las opciones digitales deben ser convenientes. En los próximos cinco años veremos una gran revolución y crecimiento del uso de métodos de pago y digitalización de las finanzas, pero depende de todos como sociedad saldar la deuda con el 50% de la población que no tiene acceso a opciones digitales", opina.
También los bancos tradicionales tienen que aggiornarse a la era digital. Facundo Vázquez, COO de BIND y CEO de Poincenot, está encargado de la transformación digital de Grupo BIND a las nuevas necesidades digitales. "El desafío es la gran reconversión tecnológica, es decir, cómo lográs que la tecnología le dé un valor al negocio, ser muy ágiles con buena calidad de gestión y contar con el talento para hacerlo, que es un gran desafío en esta industria. La tecnología sobra, el desafío es aplicarla", dice. Desde el BIND se han asociado con Mercado Libre para ofrecer un fondo de inversión, donde los usuarios de la app de Mercado Pago ya pueden invertir el dinero disponible en su cuenta digital en cuotapartes de un fondo estructurado y administrado por BIND, en el que ya cuentan con más de 1,2 millones de usuarios. Para Vázquez, los desafíos llegan desde tres frentes: trabajar en el cambio cultural, la modernización del Estado y que la brecha entre aceptar dinero o pago electrónico no le represente un gran costo al comerciante, para que ofrezca estas alternativas. "Es fácil imaginar una sociedad cashless cuando viajás y ves lo que pasa en China, por ejemplo, pero en Japón se siguen moviendo casi enteramente en efectivo. Hay paradigmas distintos. En la Argentina, tecnológicamente hablando se puede hacer todo, pero el contexto es de desconfianza en el sistema financiero y en el gobierno; debemos generar sinergia entre el Estado y los privados para propiciar las condiciones".
La aprobación de la ley que grava con un impuesto del 30% a las compras de dólares estadounidenses le sumó a la ya tradicional escalada de cotizaciones paralelas de la divisa un incremento de la demanda de un tipo de criptomonedas, denominada criptodólares, que no es una representación digital del dólar estadounidense, respaldado por el gobierno de Estados Unidos. "Es el nuevo seudónimo para un tipo de criptomonedas denominadas stablecoins (criptomonedas estables), activos digitales soportados por reservas custodiadas por esas empresas o fundaciones a través de contratos inteligentes, logrando que estas criptomonedas mantengan, en la práctica, su paridad 1 a 1 con el dólar estadounidense. Una de esas criptomonedas estables son las Dai, que pueden adquirirse en pesos a través de cualquiera de los canales de depósito de Ripio", explica Sebastián Serrano, cofundador y CEO de Ripio, plataforma de compra y venta de criptomonedas. "Necesitamos mayor educación financiera para que mayor porcentaje de la población pueda acceder a la economia online. Los montos de dinero no son la mayor barrera, sino el conocimiento de los beneficios. Estamos en una transformación de la sociedad donde casi todo se está convirtiendo en software, y el dinero no se escapa a esto", dice. Ripio cuenta con 400.000 usuarios en la Argentina, que tienen entre 20 a 35 años y nunca pisaron un banco.
Lo que el cash se llevó
Tendemos a dar por sentado que las nuevas tecnologías funcionan mejor que las antiguas: son más seguras, más rápidas, más precisas, más eficientes, más convenientes. Y en muchos sentidos lo son, pero ¿qué pasa con nuestra privacidad y la seguridad de nuestros datos y dinero? El efectivo está desapareciendo gradualmente, pero, más allá de las múltiples oportunidades que dan las alternativas digitales, muchos usuarios y asociaciones que velan por la privacidad se preguntan si tendremos alguna vez una alternativa digital que ofrezca la misma combinación de conveniencia y libertad.
Una pregunta que cabe en este momento de inflexión es: ¿quién desarrollará y controlará los sistemas de pagos electrónicos en el futuro? Muchos de los actuales jugadores son de empresas privadas. Atentos a no dejar los pagos únicamente en sus manos, muchos gobiernos están buscando desarrollar algún tipo de sustituto electrónico para billetes y monedas, mientras los defensores de las criptomonedas, como Bitcoin, dicen que son la única solución anónima y sin vigilancia como el efectivo.
Hay países donde se habla de la muerte de la privacidad financiera, como en China, donde se ha avanzado agresivamente en la digitalización de su economía en los últimos años y se estima que los pagos móviles a través de QR representaron más del 80% de todos los pagos en 2019, frente a menos del 20% en 2013. El gobierno de ese país, además, trabaja en una criptomoneda con el Banco Popular de China, que, según instituciones locales, está pronta a salir, con pruebas en ciudades como Shenzhen este año.
¿Qué puede ser más grande que China o la India? A mediados de 2019, Facebook anunció su moneda digital Libra, en asociación con otros 28 socios de la talla de Mastercard, Visa, Spotify, PayPal, eBay y Uber, entre otros, cuyo lanzamiento está previsto para el primer semestre de este año. Además, ofrecerá billeteras digitales, transferencias y gastos en criptomonedas, que, asegura, serán estables y respaldadas. Libra estará conectada con las plataformas de mensajería de Facebook Messenger y WhatsApp, que ya cuentan con más de mil millones de usuarios. Aunque correría sobre la red descentralizada Blockchain, faltan conocerse muchos detalles de su funcionamiento y si los usuarios estarán dispuestos a confiar en el conglomerado de empresas de Mark Zuckerberg. Además de Suecia y China, a la cabeza, al menos 30 países están explorando desde sus gobiernos la posibilidad de contar con monedas digitales propias. Según Robleh Ali, investigador de la Iniciativa para el Dinero Digital del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), los bancos centrales necesitarán pensar cómo diseñar sus monedas para ser "conscientemente ciegos a la información personal de los ciudadanos" para generar confianza, aunque no hay evidencias de proyectos con estas características en marcha aún.
Empezando 2020, el fin de cash es un horizonte a la vista para un puñado de economías, algunas de gran peso global y otras que funcionan como pequeños laboratorios de pruebas que se analizan desde las latitudes más remotas. En la mayoría, aún es un camino incipiente con avances y algunos retrocesos que se verán más o menos acentuados en los próximos años, ya no tanto limitados por la existencia de tecnología que lo permita, sino por idiosincracia de cada cultura, por las medidas de los gobiernos que incentiven o no la digitalización, por la educación sobre las posibilidades y los desafíos de la inclusión financiera digital y la decisión de los ciudadanos, que pondrán en la balanza su confianza, la búsqueda de eficiencia y rapidez, pero también de seguridad y privacidad para el futuro de sus transacciones.