Sexo: el fin del fair play
El uso recreativo de pastillas y suplementos para mejorar el rendimiento está cada vez más extendido entre los hombres de todas las edades
“En mi grupo de amigos, 9 de cada 10 consumimos Viagra o algún medicamento de ese tipo. Puede ser que uno o dos alguna vez lo hayan tomado porque andaban con algún problema, pero el resto lo toma por el mismo motivo que yo”, cuenta Leo, que pide mantener fuera de la nota su apellido. El motivo que alega este abogado de 38 años no es una disfunción eréctil ni ningún otro trastorno del área de la sexualidad capaz de ser revertido por estas drogas. Su uso es “recreacional” y responde en todo caso a una visión casi deportiva del sexo, en el que más –largo, duro, duradero– siempre es mejor. “Los hombres somos así. Tenemos la necesidad de mostrar que somos los mejores”, reconoce Leo.
Hoy, en la Argentina, el empleo con fines “recreacionales” de medicamentos para el tratamiento de las disfunciones sexuales –masculinas, pero también femeninas– es el principal uso de drogas como el sildenafil, el tadalafilo y el vardenafilo, según cifras de la industria. En 2007, un estudio de la Universidad Maimónides del que participaron 418 farmacéuticos revelaba que 2 de cada 10 comprimidos de Viagra eran consumidos por menores de edad para “potenciar su rendimiento sexual”. En 2010, otro estudio, realizado entre varones de 18 a 30 años de edad, hallaba que el 21,5% usaba alguna de estas drogas para disfunción eréctil con “fines recreativos”. Amado Bechara, urólogo del Instituto Médico Especializado (IME) y autor principal del estudio, admite que si bien no hay trabajos posteriores sobre el tema, “el uso recreacional probablemente haya aumentado en los últimos años”.
Pero los medicamentos de la familia del Viagra –sildenafil es su nombre genérico e inhibidores de la fosfodiesterasa 5 el nombre de la familia– sólo representan una parte del arsenal del que disponen y al que recurren cada vez más personas para mejorar su rendimiento sexual. A las drogas originales se suman sus casi innumerables genéricos, conformando un voluminoso portfolio que se ve enriquecida por la oferta cada vez más grande de suplementos dietarios que se ofrecen como “potenciadores sexuales naturales”, y que están al alcance de la mano en farmacias, quioscos, sex shops, boliches y –¡por supuesto!– en Internet.
De lo que no hay dudas es de que cada vez más jóvenes recurren a esta suerte de doping sexual. “Los más jóvenes, que hoy día parece que practicaran el sexo como deporte, contando cantidad (sin medir calidad en lo más mínimo), quieren sumar hazañas y tachar, como en la generala, todas las posibilidades: con una chica joven, con dos, tres, con una milf, con trío de amigos, orgías y lo que sea diferente para vivir la vida –sostiene Mariana Tesler, especialista en pareja y sexualidad–. El tiempo, que parece se terminara mañana, les indica que tienen que suplementarse con algo externo para rendir y rendir, más y más.”
Federico, abogado de 32 años, define estos medicamentos como “superadores” de su rendimiento sexual habitual. “Uso Magnus o Viagra cuando hay una situación especial que lo amerite: léase una mina con la que uno tiene un solo tiro y no puede fallar. No lo tomo con mi novia”, cuenta Federico, que aclara que lo usa sin que sus ocasionales parejas sexuales lo sepan, como si fuera un futbolista que hace todo lo posible para evitar el control antidoping después de haber metido un gol de media cancha.
La metáfora futbolera es bastante recurrente en este tema: “Uno toma estas pastillas como cuando tenés un penal: fuerte al medio, para asegurarlo”, dice Leo, que utiliza estas pastillas desde que se separó, hace dos años.
Ese plus para lograr un desempeño sexual "superador" poco a poco va dejando de ser algo meramente ocasional. Basta citar estadísticas de la industria que estiman que, en la Argentina, el mercado de los medicamentos para la disfunción eréctil ronda los cuatro millones de unidades al año. De esos cuatro millones, advierte José Luis Mocciola, brand manager de la línea Urología y Sistema Nervioso Central del laboratorio Temis Lostaló (que vende tadalafilo bajo el nombre Virilón Max), "aproximadamente el 60% son consumidas por hombres que carecen de una afección que requiera el uso de estos medicamentos. Hay menos recetas que venta espontánea, hay mucha automedicación".
Indudablemente, los números dan cuenta de un fenómeno de imparable avance: el uso recreativo de drogas que busca acompañar un modelo de sexualidad deportiva donde todo vale con tal de batir récords (o al menos no fallar en el intento).
Naturistas del sexo
"Se acerca el fin de semana y son muchos los que vienen a comprar", cuenta Mariana Rincón, acodada a uno de los mostradores de ButtMan, ese inmenso sex shop con frente a la siempre transitada avenida Corrientes, entre Junín y Ayacucho. Las paredes interiores del local dan cuenta del state of art de la actual vida sexual de muchos porteños, con elementos capaces de desafiar la imaginación de cualquier no iniciado. Pero Mariana se refiere en este caso no a aparatos sino a Lí-Chang, un "potenciador sexual masculino", y a su contraparte femenina, Ultra Mujer. Pastillas, más precisamente, suplementos dietarios (que como tales pueden venderse fuera de las farmacias, sin receta) que contienen "hierbas chinas" como el "panax ginseng" o la "turnera aphrodisíaca", y que proporcionan una opción natural a quienes buscan mejorar su desempeño sexual sin recurrir a la medicina occidental.
"Hace dos años y medio que empezamos a tener este tipo de estimulantes, y ya hay un público que viene a comprarlo muy seguido", agrega Mariana. ¿Quiénes integran ese ya consolidado público? "Vienen muchos hombres mayores, pero también vienen hombres más jóvenes, que lo usan para lograr un mejor rendimiento para una noche más larga. También vienen mujeres, en las que no hay disfunción sexual, sino mucho problema de falta de estimulación, de no tener ganas, de estar cansadas, estresadas. Vienen con la líbido baja y quieren levantarla", responde.
Apodada "viagra femenino", la flibanserina es la primera droga para el tratamiento de la falta de deseo sexual en la mujer. Pero está disponible por ahora en los Estados Unidos y no en la Argentina. De ahí que los "viagras naturales" ocupen su lugar, entendiendo por natural una enorme variedad de suplementos dietarios, pero también de productos vegetales cuya venta se extiende por establecimientos tan disímiles como dietéticas, negocios naturistas, supermercados de barrio, quioscos y santerías, y en las que estos "yuyos" multipropósito son promocionados como afrodisíacos o energizantes, aptos para el bolsillo del caballero y la cartera de la dama.
Fernando, de 31 años, consume diariamente maca peruana. "La tomo todas las mañanas y desde que lo hago noto que mejoró mi rendimiento sexual", cuenta este licenciado en relaciones internacionales, que llegó a esta raíz comestible de origen andino (Lepidium meyenii es su nombre) a través de su mujer, que también la consume.
"Ahora están todos con la maca peruana, con el ginko biloba, con el ginseng y con una serie de cosas que pueden ayudar a que tengan un efecto placebo para los que no tienen problemas, pero al paciente que realmente tiene una patología vascular, aterosclerótica o coronaria detrás de su disfunción eréctil, no le sirven para nada", se lamenta Adolfo Casabé, médico urólogo a cargo del Departamento de Medicina Sexual del Hospital Durand.
"Habiendo pasado ya casi 20 años de la salida al mercado del Viagra -dice-, todavía el paciente verdadero le tiene cierto temor a la toma de medicamentos para la disfunción eréctil, ¡y prefiere cualquier cosa que se le presente como cura milagrosa!".
El consumidor "recreacional", por su parte, carece de esos pruritos. De ahí que represente el 60% de los medicamentos para la disfunción eréctil, adquiriendo la pastillita azul (o de otro color) a través de un amigo, en Internet o incluso en la farmacia donde es común que el personal a cargo no solicite receta. "Hoy es real tanto el uso sin receta, pero con necesidad clínica como el uso recreacional (sin receta y sin necesidad médica)", señala Eduardo Becher, director del Centro de Urología (CDU).
"Si bien los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 son medicamentos seguros, su uso debe hacerse bajo indicación médica -agrega Becher-. Pero lo que más me preocupa no es el uso de estas drogas, que son conocidas y altamente probadas, sino el uso indiscriminado de los productos «naturales» que no están sujetos a las mismas normas de control de la Anmat. De hecho, he publicado un artículo en el que probamos que un famoso producto con nombre chino que circulaba en el país contenía aminotadalafilo, un derivado no aprobado y no declarado del tadalafilo entre sus componentes. Esto es de suma gravedad ya que pacientes que tienen una contraindicación estricta al uso de estas drogas pudieron haber consumido el producto y haber tenido complicaciones gravísimas que hasta pueden provocar la muerte del paciente".
Parámetros distorsionados
La inseguridad, el temor al fracaso y la fantasía de una superrespuesta o un gran rendimiento sexual. Estas son, según el doctor Amado Bechara, las causas más citadas detrás del uso "recreacional" de las pastillas y los suplementos dietarios. ¿Pero qué entendemos, varones y mujeres, por un gran rendimiento? Esta pregunta puede ayudar a comprender el auge del uso no médico de estas drogas. El doctor Adolfo Casabé aporta un ejemplo de lo distorsionada que está nuestra visión del sexo, más precisamente de los parámetros con los que evaluamos nuestro rendimiento sexual (y el ajeno):
"Hay, por ejemplo, una falsa creencia de cuánto es el tiempo eyaculatorio normal; es decir, de cuánto se tarda en eyacular desde que se produce la penetración, y que es lo que se conoce como tiempo de latencia eyaculatoria intravaginal -afirma el especialista-. Mucha gente viene a la consulta diciendo que padece eyaculación precoz cuando en realidad tiene un tiempo de eyaculación dentro de parámetros normales". ¿Y cuál es el tiempo normal? "De tres a siete minutos es lo que muestran estudios realizados en los cinco continentes", responde Casabé.
Sin embargo, cuando un médico preguntó en una famosa cadena televisiva norteamericana cuánto le gustaría que dure el coito obtenía como respuesta promedio... ¡30 minutos! Esta respuesta es comprensible, dado que la pornografía propone relaciones de esa duración; y en un terreno íntimo como el de la vida sexual, lo que se ve reemplaza a lo que no se ve.
"Hay una cierta presión social, de un lado y del otro, de los hombres y de las mujeres, que hace que uno quiera ser el mejor en el sexo -opina Federico, de 25 años, soltero, que habitualmente utiliza pastillas azules-. Hoy uno está compitiendo con todo el mundo: con el otro, con la persona con la que vas a estar... porque si rendiste mejor te vas más satisfecho, y a su vez está la competencia con anteriores parejas. A veces, incluso, uno quiere asegurar un gran rendimiento sexual para que después hablen bien de uno".
"Los jóvenes recurren a estos medicamentos para competir entre amigos, y decir «yo tomé», a ver cuánto duro, a ver cuántos orgasmos tengo. O la usan para situaciones especiales, como un trío, y escuchás que te dicen que toman la pastillita azul porque tienen que rendir bien y empiezan con la cosa machista de que se pueden aguantar dos, tres, la que venga", cuenta Mariana Rincón, de ButtMan. Aquí el parámetro de la normalidad lo pone el boca en boca, el mismo que pontifica que con la "pastillita azul" se puede estar a la altura de proezas sexuales envidiables. "Todo esto hace que uno tenga que dedicar tiempo de la consulta para dar explicaciones racionales de lo que es una respuesta sexual normal y lo que es una respuesta imaginaria", concluye Casabé.
En la mesita de luz
Qué se ofrece y qué hay que saber al respecto
Sildenafil
Más conocido por su nombre comercial original (Viagra), hoy hay medio centenar de versiones en la Argentina. Se toma una hora antes del sexo y sus efectos duran cuatro horas. Está contraindicado en personas que consumen drogas de la familia de los nitratos
Vardenafil
Integra la misma familia que el anterior, y sus efectos y contraindicaciones son similares a las del sildenafil
Tadalafilo
Su principal diferencia es la duración de los efectos: 36 horas. Además, no es como el sildenafil, que ve disminuida su efectividad si la persona consume comidas grasas en la hora previa a su toma: aquí no existe esa interacción
Suplementos dietarios
Contienen desde vitaminas hasta distintos productos de origen natural. Sin embargo, al no ser sometidos a controles tan estrictos como con los medicamentos, se han encontrado peligrosas adulteraciones en productos en venta en el país
Yuyos
La maca peruana es quizás hoy la más famosa, pero hay un montón de hierbas que son publicitadas por sus aparentes efectos positivos sobre la esfera sexual. Carecen de evidencia científica al respecto; algunos incluso pueden ser tóxicos en ciertas dosis
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