El estafador de Tinder: lujos y millones de dólares del hombre que engañaba víctimas en la red social de citas
El hombre se hacía pasar por heredero de un imperio de diamantes para engañar a sus víctimas
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Netflix estrenó este mes un documental que ha dejado impactado a más de uno: El estafador de Tinder. Esta producción audiovisual cuenta el caso de Simón Leviev, un hombre que se mostraba en la aplicación de citas Tinder como un joven magnate que vivía entre lujos, viajaba en aviones privados y se hospedaba en los hoteles más costosos; sin embargo, esto era gracias a los miles de dólares que les secaba a sus víctimas.
La tragedia para estas mujeres iniciaba luego de hacer match con el Leviev en la aplicación, ilusionadas con encontrar a un galán de película, pero terminaron endeudas, señaladas por los internautas y desilusionadas.
El ‘modus operandi’ del hombre de aproximadamente 30 años de edad era el siguiente: intercambiaba mensajes con alguna mujer en Tinder y programaba el primer encuentro entre ambos, en el cual se esmeraba por impresionar con cenas en reconocidos y costosos restaurantes con estrellas Michelin.
Esta primera cita solía ser interrumpida por un supuesto y súbito viaje de negocios en alguna ciudad europea a la que debía asistir en las próximas horas y a la que invitaba a su nueva conquista. Las mujeres aceptaban la invitación y se sorprendían más con el avión privado y los hoteles que el hombre ponía a su disposición.
Sus víctimas coinciden en que desde la primera cita el hombre se mostraba encantador y les hablaba de amor, una vida juntos y planes a futuro; además, las escuchaba, se interesaba por sus vidas y cada mañana enviaba mensajes amorosos de saludo y mantenía el contacto a lo largo del día para finalizar con una despedida cada noche.
También era común que el hombre realizara viajes en su avión privado para visitar a su conquista por lo menos unas horas y consolidar así el romance que crecía día tras día, pero, de repente, todo se complicaba en esta historia de amor.
Un día, el hombre les enviaba fotos de su chófer ensangrentado y con heridas, asegurando que enemigos poderosos y peligrosos querían asesinarlo y debía esconderse de esas personas para mantenerse a salvo. Sin embargo, para esto no podía utilizar sus tarjetas de crédito porque su paradero sería rastreado, por lo que requería la ayuda de su novia de turno.
Para ayudarlo, le pedía a su víctima que solicitara en el banco una extensión de su tarjeta de crédito, a lo cual accedían rápidamente, pero una vez la tarjeta llegaba su límite, les pedía que solicitara una ampliación del cupo y así lograba gastarse miles de dólares.
En medio de su trabajo por esconderse de quienes supuestamente le querían hacer daño, el hombre lograba viajar a visitar a su novia y montaba una escena de novela para darle más credibilidad a su versión. Su teléfono sonaba y alguien le advertía que estaban a punto de atraparlo, así él apagaba las luces de la casa, se lanzaba junto a la chica al suelo hasta que su chófer entraba por él y lo sacaba por la puerta trasera.
Una de las víctimas de este hombre y que contó su historia en el documental El estafador de Tinder es Cecillie Fjelhorn, una mujer de Noruega que para esa época vivía en Londres. Ella cuenta que luego de todos los viajes, cenas y citas románticas, en las que Leviev le contaba detalles de millonarios negocios que supuestamente estaba por cerrar, él la estafó por cerca de 250.000 dólares.
También explica que luego de conocerlo buscó en Google información sobre él y pudo encontrar que Simon Leviev era el heredero de Lev Leviev, un reconocido magnate de diamantes, por lo que toda su historia era verosímil.
Una vez todo se complicó y el hombre empezó a pedirle ayuda por el supuesto ataque que estaba sufriendo, ella adquirió deudas por más de 100 mil dólares y cuando le explicó que ya no tenía forma de conseguir más dinero, Leviev le envió un comprobante de una transferencia por 250.000 dólares, una cifra incluso mucho mayor de lo que ella le había prestado, lo que le dio tranquilidad, aunque solo por unas horas.
Cuando Cecillie intentó retirar el dinero que Leviev le había transferido se dio cuenta de que este no se había acreditado. Para esta situación el joven estafador tuvo una nueva explicación y le aseguró que debía ser un error o una intervención de sus enemigos para apretarlo económicamente y así obligarlo a aparecer.
La noruega, asfixiada por las deudas, decidió contarle todo a dos investigadores de American Express, quienes le solicitaron fotos de su novio y, al verlo, lo identificaron inmediatamente. Le explicaron a Cecillie que había sido estafada y que el hombre tenía denuncias similares en otros países de Europa.
Otra de las víctimas es Pernilla Sjoholm, también de Noruega, a quien le sacó más de 100.000 dólares de la misma manera y a quien también el estafador le entregó un cheque por el doble del monto que le debía pero que carecía de fondos. Además, le dio un lujoso reloj que resultó siendo falso.
Sjoholm recurrió a la prensa para dar a conocer su caso y los periodistas, siguiendo las pistas del hombre, llegaron hasta Israel, donde descubrieron que su nombre de nacimiento era Shimon Hayut; sin embargo, se lo había cambiado a Simon Leviev en el pasado. Además, tenía denuncias por estafas menores en ese país y una condena en Finlandia por estafar a tres mujeres, por la cual debió pagar dos años de cárcel.
Cuando la nota periodística con la cara del estafador salió a la luz, su novia en ese momento, una holandesa identificada como Ayleen Charlotte pudo darse cuenta de que ella también era una víctima, porque hasta ese entonces llevaban más de un año juntos y le había entregado gran parte de sus ahorros.
Tras descubrir que lo que el hombre en realidad hacía para solventar su lujoso estilo de vida era financiar sus gastos con su nueva novia con el dinero sacado a la anterior, Leviev fue detenido por la Interpol en Grecia. El hombre fue condenado a 15 meses de cárcel pero por buena conducta solo pagó cinco.
Cuando le preguntaron por las mujeres que había estafado, el hombre dijo que eran mujeres con el corazón roto y que ellas habían decidido por sí mismas qué hacer con su dinero. Con respecto al cambio de nombre aseguró que él podía llamarse como quisiera y que haber elegido el apellido de una millonaria familia era casualidad.
Las autoridades estiman que las mujeres engañadas fueron más de veinte y que las estafas superan los 10 millones de dólares. A pesar de esto, Leviev fue visto nuevamente en Tinder hasta que salió a la luz el documental de Netflix, gracias al cual le restringieron el uso de la aplicación.
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