El equilibrio entre lo práctico y lo sano
La alimentación ocupa un rol fundamental en la búsqueda de bienestar, refleja una manera personal de cuidarse y cuidar a los demás, de prevenir y de gratificar. El ritmo de vida acelerado actual impone cambios en el modo de alimentarse ocasionando una disminución de las comidas formales o caseras de largas preparaciones y el crecimiento del consumo de productos empaquetados y de alimentos de preparación rápida. Se necesita ahorrar tiempo.
Sin embargo, también se desea sentirse sano y conservar la energía. Incluso, cada vez más, se busca prevenir enfermedades a través de nutrientes e ingredientes en los alimentos (con antioxidantes, minerales, oligoelementos, etc.). Sin olvidarnos de la necesidad del control del peso y el cuidado de la apariencia, ni mucho menos de la función de gratificación de los alimentos a través de los sabores y el placer (que aporta a mejorar el estado de ánimo). El ideal de la vida contemporánea de cuerpo sano, productivo y en forma, se desafía con la realidad y las exigencias contemporáneas, que piden rapidez por un lado y descargar tensiones gratificándose por el otro.
En síntesis, se necesita practicidad pero también alimentos sanos y ricos que aporten sensorialidad y conexión a través de los sentidos, lo cual representa también un modo de bienestar, especialmente para los chicos. Para muchas madres este desafío significa equilibrar permanentemente entre lo sano, lo rico, y lo práctico. Las comidas "deseadas" generan un buen clima en la mesa, con buen humor y gusto por parte de los chicos.
Los ganadores de estas tendencias son y serán las propuestas, marcas y productos capaces de resolver estas tensiones que viven los consumidores mediante productos de calidad sin olvidarse del aporte a la salud "física" ni del del placer y el estado de ánimo.