El efecto Farsantes: equipos peleados, productos exitosos
Aunque parezca una paradoja, el conflicto puede ser funcional a los buenos resultados
Sin repetir y sin soplar: frases que a un jefe de empresa le gustaría escuchar de parte de un equipo: "¡Vamos para adelante!", "Tiremos todos para el mismo lado", "Si le metemos juntos, esto no puede fallar", "A mí, Julio Chávez me despertó tanto erotismo, que me tiro un pedo cuando lo veo. Jajajajaaaa".
¿Las últimas líneas son disonantes? Corresponden a un comentario en Twitter de Alfredo Casero, la semana pasada, en plena escalada de peleas entre los protagonistas de Farsantes, la tira que emite El Trece. El programa de Pol-Ka, un éxito de audiencia, tiene también un verano récord en cruces que se agudizaron tras la salida de Facundo Arana por sus diferencias con Chávez. Pero para los especialistas, lo que podría parecer una paradoja –equipos peleados, productos exitosos– no lo es: los estudios muestran que el conflicto y las diferencias pueden ser funcionales a los buenos resultados, en el campo artístico, empresarial o deportivo.
"Es mucho más peligroso un equipo donde todos se ponen de acuerdo y no hay debate en la toma de decisiones que un grupo con alto nivel de conflictividad", explica Sergio Meller, doctor en Psicología y especialista en cambio organizacional. Nada muy nuevo: ya el gurú del management Peter Drucker planteaba que "cuando de entrada estamos todos de acuerdo, mejor no tomar ninguna decisión".
En los últimos años, el mantra de la "empresa feliz" que dominó en los años 90, donde todos deben convivir en forma armoniosa y nadie se pelea, comenzó a ser atacado desde distintos frentes y disciplinas. "En mi experiencia, no hace falta llevarse bien para hacer un buen trabajo creativo. De hecho, bien usada, esa tensión puede sublimarse creativamente", afirma Diego Kerner, director de Thebrandgym, una consultora de innovación.
Farsantes comenzó a ser filmada en mayo de 2013 con un elenco compuesto por Chávez, Casero, Griselda Siciliani, Benjamín Vicuña y Facundo Arana (los dos últimos, se fueron de la tira). Cuenta la historia de un bufete de abogados y el guión de Carolina Aguirre y Mario Segade pivotea sobre los casos judiciales y los problemas afectivos de los personajes. Con cerca de 15 puntos de rating promedio, lideró la audiencia del canal junto a Solamente vos ; obtuvo muy buenas críticas y ganó varios premios, entre ellos el Tato 20013 a "Mejor tira diaria".
El beso y la relación gay entre los personajes de Chávez y Vicuña marcaron un pico de popularidad del programa, cuyas internas estallaron y trascendieron a partir de junio del año pasado.
"Los equipos de alto rendimiento, y más aquellos formados por personas con gran capacidad y talento, llevan en su interior la semilla de la confrontación de ideas -dice Meller-. No le tienen miedo a herir alguna susceptibilidad. Ellos saben que no se lo tienen que tomar personalmente, y el eje de la discusión sigue siendo lograr el resultado esperado. Al final del día, cada uno reconoce que lo que pasó en el campo de juego se queda ahí, y posiblemente los veamos compartir una cerveza a la salida del trabajo."
Desde disciplinas de frontera como la economía del comportamiento (que toma lecciones de psicología) o la economía de la felicidad, el endiosamiento de los "buenos jugadores de equipo" que sostienen un optimismo permanente también está bajo fuego. Daniel Kahneman, el Nobel 2002 y padre de la economía del comportamiento, postuló que una empresa llena de caras felices pierde en la competencia de mercado frente a una con empleados más agresivos. El "sesgo al optimismo", descubierto por Adam Grant, un psicólogo de la escuela de negocios de Wharton, hace que se tomen riesgos.
En Rework (Reinicia), uno de los libros de autosuperación ejecutiva de moda, los autores Jason Fried y David Heinemeier Hansson llaman a animarse a "decir que no por default " en el trabajo, aunque ello genere roces y peleas. Pero es preferible afrontar un conflicto que acumular "sí" a propuestas mediocres. "La gente evita decir que no porque la confrontación los hace sentir incómodos. Pero el resultado es peor, uno termina trabajando en ideas en las que no cree", sostienen.
"Si hay personas que son parte de grupos en los cuales no se sienten coherentes consigo mismas, están diciendo que ?sí' al grupo y que ?no' a sí mismas-explica ahora Soledad Corbiere, especialista en coaching ontológico-. Esta actitud sostenida en el tiempo tiene enormes costos a nivel personal, y termina repercutiendo en el resultado".
Para Kerner, "no siempre se puede elegir con quién trabajar, pero sí cómo hacerlo. No hace falta ser amigos para funcionar bien como equipo . Lo que sí hay que hacer es clarificar roles y responsabilidades (quién decide, quién opina, quién es consultado, quién implementa). Definir lo que podemos denominar el reglamento interno".
Según Pablo Heinig, especialista en trabajo en equipo, el "efecto Farsantes " se verifica más en industrias creativas y en el deporte -donde los egos grandes son, de alguna forma, funcionales al resultado- que en el mundo corporativo. "Si bien la emocionalidad de jugadores, actores y músicos puede ser negativa entre ellos, el encendido de las cámaras, el silbato, o el golpe de la batuta, pueden ?llevarse puesto' este factor o lograr que opere a favor del resultado final", agrega Heinig.
En el negocio publicitario, los ejemplos se acumulan. Dos de las duplas creativas más exitosas en la Argentina, la de Ramiro Agulla con Carlos Baccetti y la de Fernando Vega Olmos con Hernán Ponce generaron campañas recordadas al día de hoy por los argentinos, pero terminaron, en ambos casos, muy peleados entre sí.
En el mundo del cine, los "clásicos" que llegaron a buen puerto con actores y directores que ni se podían ver son muchos. Audrey Herpburn y Humphrey Bogart, por ejemplo, no se hablaron fuera de cámara durante el rodaje de Sabrina , de Billy Wilder, quien tampoco soportaba a Bogart. En La Diligencia , el duro de John Wayne era humillado por el director John Ford, delante de todo el elenco.
Julie Christie y Warren Beatty, Johny Depp y Angelina Jolie, Claire Danes y Leonardo Di Caprio, Anthony Hopkins y Shirley McLaine y Richard Gere y Debra Winger son otros famosos casos de parejas de actores que se llevaban a las patadas y hacían que los rodajes se volvieran interminables pero que, así y todo, generaron grandes películas.
"Tinto Brass y Gore Vidal, director y guionista de Calícula, se llevaban tan mal que el productor Bob Guccione los echó; y se sabe que Ojos bien cerrados terminó con el matrimonio entre Tom Cruise y Nicole Kidman", aporta el crítico de cine y realizador Sebastián Tabany. Por otra parte, hay libros y hasta un documental que narran la "guerra" entre el actor Klaus Kinski y el director Werner Herzog durante la filmación de Aguirre, la ira de Dios .
En el campo de la televisión, otra tira superexitosa que superó a "Farsantes" en conflictos y peleas entre sus protagonistas es la mexicana "El Chavo", en la cual Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) y varios de los protagonistas tuvieron diferencias que se terminaron dirimiendo en... los tribunales.
En definitiva, la tendencia en cuestión puede llamarse "efecto Farsantes ", "efecto El Chavo " o "efecto Hermanos Macana ", por los dos cavernícolas de Los autos locos que corrían pegándose garrotazos mutuamente pero que, cada tanto, alguna carrera ganaban.