El duelo: mitos y verdades sobre este proceso que todos atravesamos frente a una pérdida
Es necesario “duelar” a un ser querido hasta agotar el dolor que nos causa su partida; se trata de un hecho disruptivo que trae un antes y un después a nuestras vidas y nos transforma
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Hoy te invito a reflexionar sobre los mitos que circulan acerca del duelo. Comencemos mencionando que el duelo es un proceso normal y saludable que todos atravesamos frente a una pérdida tal como la partida de un ser querido, la baja de un trabajo, un divorcio o una etapa que finaliza en nuestra vida.
Los siguientes son tres mitos muy comunes que solemos escuchar:
1. Hay que superar el dolor
“Ya lo vas a superar”, le dicen ciertas personas a quien sufrió una pérdida. Sin embargo, esto es falso. El dolor jamás se supera, sino que se transforma y nos transforma. Por esta razón, es inútil decirle a alguien que se separó o que perdió a un ser querido y está muy dolido que, con el tiempo, lo va a superar. Como si llegara un día en el que la persona expresará: “Ya está; di vuelta la página”. El dolor es parte de nuestra historia y nos acompañará toda la vida; pero, a medida que el tiempo transcurre, se irá transformando y nos transformará también a nosotros.
2. Hay que reemplazar lo perdido
“¿Se murió tu mascota? Reemplazala por otra”; “¿Falleció tu papá? Pero tienes a tu mamá todavía”, frases que la gente suele decir en estos casos. Lo cierto es que alguien querido que se ha ido de este mundo, un animal que amamos y nos acompañó por años, o una relación que nos brindó felicidad no se pueden reemplazar y debemos “duelar” su pérdida hasta agotar el dolor que esta nos causa.
3. Hay que encontrarle alguna explicación al dolor
Esto es imposible, pues el dolor es una pregunta que no tiene respuesta. Cuando nos quedamos anclados en la búsqueda de un por qué, en una explicación que nos traiga un poco de alivio y consuelo, estamos escapando del dolor que sentimos revistiéndolo de cuestionamientos sin sentido.
¿Qué significa que el dolor nos transforma?
En primer lugar, significa que nos cambia las prioridades. Esa pérdida es una “bisagra”, un hecho disruptivo que trae un antes y un después a nuestra vida. Eso que anteriormente ostentaba el número uno en nuestra vida ahora está al final. Y aquello que antes estaba en último lugar ahora comienza a ser una prioridad.
También significa que el dolor, con el paso del tiempo, se convierte en un don para ayudar a otros. Solamente el que ha sufrido sabe lo que es el sufrimiento.
Y, por último, significa que la persona que partió nos dejó “semillas” (valores, ejemplos, etc.) que, si las plantamos y las hacemos crecer, serán la mejor forma de recordar y honrar a quienes partieron antes que nosotros.
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