Había perdido un embarazo y el miedo la frenaba, pero recibió una ayuda especial y al reconectar con su pasión dio un giro a su vida
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Fue sin duda alguna uno de los episodios más duros que la vida puso frente a ella. Mientras cursaba su octavo mes de embarazo, una mañana una serie de extraños dolores le indicaron que algo andaba mal. No perdió tiempo y se dirigió a la clínica. Le diagnosticaron desprendimiento de placenta. La gestación se detuvo y, en ese instante, comenzó uno de los capítulos más tristes de su vida.
“Fue desgarrador, devastador. Con mi pareja de ese momento, teníamos todo preparado para la llegada del bebé. Pero el destino tenía otros planes para nosotros. A pesar de los años que han pasado, poder contar esto sin quebrarme sigue siendo muy difícil. Siento que aprendí a convivir con el dolor”, dice con tristeza Mariana Ferrari. Al duelo le siguió la depresión y los días a los que no encontraba sentido. “No tenía consuelo, ni encontraba sentido a la vida. Me sentía ida, sin rumbo, era como que no estaba físicamente”.
Un salvavidas con patas
Hasta que recibió ayuda del lugar menos esperado. A los pocos meses de lo sucedido, Keyra, una perrita caniche llegó para quedarse en su casa y colmó sus días de alegría. “Me dio mucho amor, amaba jugar conmigo, me traía sus juguetes y los dejaba sobre mis pies. Me miraba dulcemente y me invitaba a levantarme. A mi se me escapaban las lágrimas de tanta ternura. Me veía en la cama y se acostaba al lado mío. Me daba lengüetazos por todos lados. Hablaba mucho con ella y también lloraba a su lado. Cuando comencé a sacarla a pasear, sentí que algo en ella y en mí hacían que todo cobrará más sentido. Keyra me enseñó a no estar triste, a reírme de nuevo, me devolvió la risa y la ternura. Dio vida nueva a mi corazón que estaba apagado. Siento que ella, junto a mi familia, me devolvieron la vida. Cuando pasás por algo así, solo el amor puede salvarte, y el amor que te dan los animalitos es tan puro que puede curar cualquier herida. Su compañía cambió realmente mi vida. Ella partió hace unos años, estaba muy viejita, fue muy triste para mi, fue mi angelito. Siempre vivirá en mi corazón”.
En 2018, luego de varios intentos, la vida le regaló a Mariana una nueva posibilidad junto a su nueva pareja. Y, un 1° de diciembre, se sintió la persona más feliz del mundo cuando nació su hijo Benicio. Pero, a pesar de la alegría por la llegada del bebé, el dolor perduraba. “Yo no quería preparar el cuarto de mi pequeño hasta tenerlo en mis brazos, mi recuerdo y dolor todavía me generaban mucha angustia. Fue así que, en el transcurso de ese año, le fuimos armando su cuarto”.
El arte como refugio
En 2020, pandemia mediante, supo que necesitaba hacer algo para salir adelante. El encierro le había traído malos recuerdos. Y la situación económica no era buena. Mariana es licenciada en comercialización y dirige una pequeña empresa de marketing. Pero, en ese momento tan particular, las cuentas no cerraban y había que reinventarse. Fue entonces que dejó volar la imaginación y creó un cartel de bienvenida para el cuarto de su hijo que colgó con orgullo y mucho amor en la puerta de su dormitorio.
A su entorno le gustó tanto que comenzó a hacer más para regalar entre amigos. Siempre había sentido una gran atracción por pintar. Había comenzado en ese viaje de creatividad a los ocho años. De pequeña su padre le había enseñado la técnica del óleo. Una y otra vez, lo dejaba y otra vez volvía. Pero siempre por estudios, facultad o trabajo fue algo que dejó pasar. Hasta ese día: “Mi papá amaba la pintura y creo que hacer esos carteles de bienvenida para los recién nacidos fue una forma de sentirme más cerca de él. Había partido de este mundo el mismo día que nació mi hijo”.
Los amigos ayudaron a difundir el trabajo de Mariana a través del boca en boca y las recomendaciones. “Estábamos felices con mi marido. Yo hacía la parte creativa y de elaboración, y él se encargaba de comprar los insumos, y realizar los envíos. No fue fácil, pero pudimos, como muchos, salir adelante”. Armaron una página en Facebook y luego en Instagram para enseñar su arte con el fieltro. Y, al cabo de un año, ya habían entregado más de 400 carteles hechos 100% a mano.
Un pedido que devino en pasión
Pero lo más curioso en su historia de superación todavía estaba por llegar. El año pasado, una de sus seguidoras, enamorada de sus creaciones, le hizo un pedido un tanto curioso pero sumamente especial. Se trataba de un retrato de su perrita Candela. “Realicé su retrato y el producto final tuvo mucha repercusión. Tanto que, al cabo de unos meses, esa misma clienta me preguntó si podía hacer una miniatura en réplica. Me costó bastante lograrla, pero finalmente obtuve el resultado que había estado buscando”.
Las réplicas de perros y gatos con fieltro se convirtieron en la nueva pasión de Mariana. Los crea a través de fotos que sus clientes le envían. Le lleva varios días dar forma a la miniatura. También hace prendedores, carteras con la cara del cuatri patas o retratos 3D. Pero los homenajes son sin duda alguna sus preferidos.
“Son lo más movilizantes. Los animales son seres de luz, que llegan a tu vida en el momento indicado, son angelitos. Como mi Keyra que llegó a mi vida en el momento que más la necesitaba. Crear la miniréplica de un ser que ya no está, es muy fuerte. Siempre me dicen que ese recuerdo genera felicidad ante tanto dolor. Eso a mí me llena el alma de agradecimiento. Vale la pena cada día de creación. En cada homenaje les hago un video a cada réplica, y cuanto su historia de vida, siento que los animales se lo merecen: merecen ser homenajeados, por tanto amor puro que nos dan sin esperar nada a cambio”.
Al día de la fecha, Mariana ha hecho 490 réplicas, 100 % a mano, y enviadas a distintos puntos de la Argentina. Es la única que realiza este tipo de arte en el país. También tiene pendientes varios pedidos del exterior y su pasión se ha convertido en una fuente de ingresos a la que dedica el 70% de su tiempo, siempre con mucho amor y agradecimiento. “Amo lo que hago, mi padre siempre me dijo una frase que recién hoy comprendo: cuando hacés lo que amás, tu felicidad es infinita”.
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