El "doctor muerte": cómo fueron los macabros crímenes del médico que asesinó a más de 200 pacientes
Harold Shipman se hizo conocido alrededor del mundo como "el doctor muerte" y ese apodo no fue al azar. Este médico fue el autor de al menos 15 macabros crímenes. ¿Las víctimas? Los pacientes que se encontraban bajo su cuidado. Pese a que los años pasaron, el número real de asesinatos sigue siendo un misterio para la comunidad de Hyde, cerca de Manchester, en Inglaterra.
En marzo de 1998, la doctora Linda Reynolds, que trabajaba cerca de Shipman, comenzó a notar un incremento inusual en la tasa de mortalidad de los pacientes de su colega. La médica expresó su preocupación porque, según dijo, los pacientes no parecían enfermos cuando murieron.
Fue difícil detectar la causa de la muerte de esas personas, ya que la mayoría fueron encontrados en sus propios hogares, sentados mirando la televisión o en medio del living. Sin embargo, entre los detonantes que pudieron descubrirse en los cuerpos de las víctimas se halló que todas murieron a causa de una dosis letal de opiáceos, generalmente diamorfina.
Los crímenes de Shipman finalmente fueron descubiertos tras un extraño episodio con una de sus víctimas, Kathleen Grundy. La mujer, que murió el 24 de junio de 1998, le dejó al médico una suma de 386.000 libras en su testamento y, casualmente, murió bajo su cuidado.
Grundy, de 81 años, era una exalcaldesa de Hyde y una figura muy querida en la ciudad, donde trabajó para numerosas organizaciones benéficas. Era una mujer activa y sin problemas de salud graves, por lo que su muerte fue completamente inesperada. Su cuerpo fue exhumado el 1 de agosto de 1998 y se encontró morfina en sus tejidos musculares.
Después de esto, otras 11 personas fueron exhumadas durante un período de dos meses y compartían las mismas causas de muerte. Por eso, el médico fue juzgado en octubre de 1999 en el Tribunal de la Corona de Preston, acusado del asesinato de 15 pacientes.
En enero de 2000, fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua por asesinato y un cargo de falsificación, con la recomendación de que nunca fuera puesto en libertad. Una investigación llevada a cabo más tarde, en 2004, concluyó que había matado al menos a 218 pacientes, pero era imposible estar seguro del número exacto.
Durante la investigación, se determinó que la mayoría de las víctimas de Shipman eran mujeres mayores. De hecho, la edad promedio era de 76 años, y se estimó que el motivo de apuntar a ese grupo etario respondía a que el doctor sabía que era más probable que sus crímenes pasaran desapercibidos.
Pero una nueva serie de documentales reveló varios detalles oscuros sobre la historia del médico y aclaró algunas cuestiones sobre su modus operandi. "Un punto interesante acerca de Shipman fueron sus crueles actitudes hacia los ancianos y la vejez", reflexionó el documentalista de Los archivos Shipman: una historia de crimen muy británica, Chris Wilson.
Wilson contó que las personas a las que consultó por el médico le respondían: "¿No fue el que golpeó de las ancianas?". "La gente tiene la imagen de las víctimas de Shipman como decrépitas y viejas pero, en realidad, una vez que empezás a ver quiénes eran, no había nada malo en la mayoría de ellas. Eran activas, en forma y bien amadas", precisó.
"Lo que comienza a surgir cuando profundizás adecuadamente en la historia es que empezó a matar cuando era médico junior y es posible que en realidad haya matado, al menos, a dos niños", continuó Wilson. "Así que esta idea perezosa de que 'este era el tipo que mataba ancianos' no es cierta. Le gustaba matar y quizás la razón por la que eligió asesinar a esos pacientes en particular era porque sabía que se saldría con la suya", consideró.
Después de la condena, Shipman envió algunas cartas a sus amigos más cercanos, que fueron subastadas mucho tiempo después. En esos escritos, el doctor expresó: "Nadie me vio hacer nada. En cuanto a robar morfina a los enfermos terminales, de nuevo, nadie me vio hacerlo".
Shipman protestó por su inocencia en todo momento y se negó a obedecer a los policías durante los interrogatorios mientras intentaban descubrir el número exacto de personas a las que había matado. El "doctor muerte" se suicidó en su celda de la prisión de Wakefield el 13 de enero de 2004, un día antes de cumplir 58 años. Con él, se fue a la tumba el secreto más buscado: cuántas personas mató y, sobre todo, por qué.
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