Si el 5 de julio de 2017 hiciste una búsqueda en internet en español, probablemente te hayas chocado contra una pantalla oscura ahí donde suele estar Wikipedia. Sobre el fondo negro había un bloque de texto, como si fuera un cartel colgado en una puerta cerrada. El título decía: "El conocimiento libre requiere unos derechos de autoría modernos, adecuados para una internet abierta".
Le seguía un breve comunicado explicando que la Wikipedia en español, así como la italiana y la polaca, habían decidido "oscurecerse", apagarse en las horas previas al debate del Parlamento europeo sobre la nueva ley de derechos de autor. Era una protesta contra propuestas de reforma que se aprobaron el 12 de septiembre pasado, pese a la oposición de cientos de organizaciones: el artículo 13 de la directiva obliga a las plataformas que publiquen contenido, como YouTube, a instalar algoritmos que filtren automáticamente posibles infracciones de copyright; el problema es que estos filtros no entienden contextos y se estaría aplicando censura previa. Y el artículo 11 instaura el pago de una tasa o canon por cada link que enlace contenido, lo cual limita muchísimo la circulación de conocimiento.
Wikipedia estuvo de luto y para la comunidad hispanoparlante fue algo sin precedentes: nunca la habíamos visto apagarse. Ni tampoco tomar una posición política marcada ante nada. Wikipedia, que tan disruptiva había resultado durante sus primeros años, en esta década alcanzó una consagración lindante con la invisibilidad: se siente tan eterna como la internet misma, nuestra agua y nuestro aire. Y tan inodora, incolora e insípida –neutra– como ellos.
Pero últimamente las aguas bajan turbias, y hasta la neutralidad hoy es política.
Katherine Maher, directora ejecutiva de Wikimedia, se ríe cuando le preguntan cómo se resolvió ese apagón, en medio del panel "Políticas para el caos", en el Encuentro Comunes, una conferencia sobre economías colaborativas y cultura libre de la que participó en agosto, en Buenos Aires, organizada por el Goethe-Institut y el colectivo Comunes.
"Es apropiado que me lo pregunten en esta charla porque nadie en la Fundación Wikimedia tomó esa decisión", respondió. "Wikimedia es una organización muy descentralizada, nucleada en torno a comunidades lingüísticas. La Fundación tenía preocupaciones con la legislación propuesta y publicamos documentos dirigidos a quienes hacen las políticas, pero fueron las comunidades las que se organizaron para hacerse oír ante los políticos europeos.? Lo que a veces es difícil de creer es que la Fundación Wikimedia, en realidad, no está a cargo de lo que pasa en los sitios de Wikipedia; creemos muy fuertemente en un modelo de poder compartido".
El unicornio colaborativo
Wikimedia suele presentarse como "la pequeña organización sin fines de lucro que mantiene el quinto sitio web más visitado en el mundo". Hoy, Wikipedia reúne unos 48 millones de artículos escritos en 300 lenguas, visitados por 1.500 millones de personas cada mes. Solo en 2017, 2,5 millones de editoras y editores anónimos y voluntarios agregaron cinco millones de artículos (y, en el mismo período, recibieron pedidos para dar de baja solo 684; la comunidad los revisó y sacó de circulación apenas dos). Cada mes se suman entre 10.000 y 15.000 editores. En total aportan cerca de seis ediciones por segundo. Todos estos datos están abiertos, así como las reglas de funcionamiento de Wikipedia y sus proyectos hermanos, como Wikimedia Commons, Wikidata, Wikibooks y hasta los sueldos de los empleados de la Fundación. Transparencia radical.
Wikipedia nació el 15 de enero de 2001 como un proyecto lateral pensado para agilizar el desarrollo de Nupedia, una enciclopedia académica con revisión de pares creada por Jimmy Wales y Larry Sanger. "Wiki" significa "rápido" en hawaiano; se aplica a toda web que pueda editarse colaborativamente de manera simple y abierta en una comunidad. Según Ward Cunningham, el programador que creó el concepto en 1995, una wiki es "la base de datos en línea más simple que pueda funcionar".
En la actualidad, Wikipedia es un ejemplo paradigmático de bien común digital: engloba no solo un bien compartido y gestionado por una comunidad, sino también a la comunidad que lo mantiene y las reglas que se dan para lograrlo. Son las reglas para crear artículos –relatos del mundo, formas de la realidad– y para cambiarlos: gestionar el disenso. También es el caso de organización y producción colaborativa más grande, masivo y de mayor impacto. Es el único caso de organización alternativa y sin fines de lucro que efectivamente conoce –y disfruta– todo el mundo y del que todo el mundo puede participar. Bueno, no, ese 54% privilegiado que accede a internet.
Su visión es "un mundo donde cada ser humano pueda compartir libremente la suma del conocimiento". Todavía no estamos ahí; de hecho, quizás nos estemos alejando. Wikimedia lo sabe, y está en campaña.
El conocimiento abierto es un acto radical
"¿Qué puede tener de amenazante una enciclopedia?", pregunta Katherine Maher desde el escenario del Centro Cultural de la Cooperación. "Después de todo, es solo una colección de cosas que ya se saben. Pero esto únicamente es cierto en los lugares donde todos tienen permiso de saber, donde hay derecho a la educación, a la expresión y a la información. Para quienes viven en sitios donde la verdad es discutida y combustible, el conocimiento libre puede ser radical, incluso subversivo. Puede ser peligroso, y político, sí". Y cierra categórica: "El trabajo que hacemos con la cultura libre y abierta es un acto inherentemente radical".
Durante años, la única cara visible de Wikipedia fue Jimmy Wales, su fundador. Su nombre aparecía cada tanto en un cartel donde nos pedía que donáramos el valor de un café (del hemisferio norte) para ayudar a mantener la enciclopedia. Pero nada más. Wikipedia empezó a verse como un milagro acostumbrado, algo que estaba ahí como el agua de la canilla, sin importar cómo había llegado. Y el panorama empezó a complicarse.
"Cuando llegué a Wikimedia, en 2014, todos los titulares decían: «Wikipedia está muriendo», «Los editores se van», «¿Podrá sobrevivir?». Y ahora dicen: «Es lo mejor que hay en internet». En cuatro años, nuestra perspectiva entera acerca de cómo funciona la web, su poder sobre la sociedad y cómo influye en nuestras vidas en el plano político, social y cultural cambió. Es casi como si el mundo entero se hubiera despertado y hubiese dicho: «¡Guau!». Esta cosa que era para compartir videos de gatitos está mucho más integrada en nuestras vidas, influye mucho más en ella, y debemos tener una conversación acerca de cómo queremos que funcione".
Fue un despertar político: intoxicadas de noticias falsas, todas las cabezas giraron hacia Wikipedia. "Pasó de ser «no cool», porque no era una gran startup tecnológica reluciente, a «¡oh dios, una comunidad de gente de todo el mundo: trabajan juntos y se autogobiernan de manera transparente, pública y por el bien común!». Fue un giro en el modo en que el mundo nos ve, y eso nos hace buscar un lugar en la conversación".
Maher, tracción a sonrisa, empezó a reunirse con directivos de otras organizaciones de cultura libre, como Creative Commons –creadores de las licencias libres– o Mozilla Foundation –responsables de Firefox–. Lo llamaron "The Big Open", el "Gran Movimiento Abierto", una suerte de Liga de la Justicia por los derechos humanos en internet. Porque, sí, es hora de ponerse políticos: hablar de propiedad intelectual, de privacidad y responsabilidad de intermediarios, de derechos digitales, sociales y civiles. Y no solo entre nerds.
"El acto de crear conocimiento libre es radical porque invierte las estructuras sobre las que se construyeron nuestras sociedades –sigue Maher–. Por siglos, la creación y el control del conocimiento había sido dominio de aquellos con poder y privilegios, desde la alquimia hasta la fisión nuclear. Cuando rechazamos este paradigma de control y abrimos el saber, desafiamos la idea de que deba ser solo para quienes nacen con suerte o pueden pagar. Esto es un cambio y un desafío radical, un vuelco a la historia. Y una enciclopedia colaborativa abre esa historia a una renegociación constante de la narrativa y el control. Es donde representamos nuestros consensos sociales sobre todo: desde la música hasta la guerra, el género o el clima".
La gente es la misma
Durante su infancia en Connecticut, Katherine soñaba con ser arquitecta o embajadora. Destornillador en mano, abría las primerísimas computadoras de la familia para saber cómo eran por dentro. A los 10 años, una vecina le permitió asomarse a un prodigio: tras los chirridos del dial up, Katherine se sumergió por primera vez en internet. Volvió transformada.
–Papá, necesitamos un módem.
–Nah, es una fase pasajera.
El módem fue su ventana al mundo. A los 16 salió de Estados Unidos por primera vez, un viaje de ida. En el secundario le tocó un curso de asuntos exteriores: podía elegir Rusia, África, América Latina, Asia. ¿Por qué no Medio Oriente? "Es demasiado difícil", le contestaron. Al egresar se inscribió en Estudios de Medio Oriente, en la Universidad de Pennsylvania.
Recién empezaba a cursar cuando un martes escuchó gritos y salió del aula. Bajó hasta el único televisor del edificio. Salía humo de las Torres Gemelas. La primera colapsó y una chica gritó: conocía a alguien que trabajaba allí. "Empezó el discurso militar: «Vamos a agarrar a los malvados que hicieron esto», y yo pensaba: «No sabemos nada, quiero entender lo que pasó»". Cuatro meses después se fue a vivir a El Cairo, donde estudió árabe por un año y medio.
Después vivió en Praga, Damasco, Londres, Toronto. Trabajó para un banco y para Unicef. Se especializó en la interacción entre tecnología, desarrollo y derechos humanos. Y un día la llamaron de Wikimedia.
–Pasé por diferentes lenguas y culturas... En todos lados, la gente ama a sus familias, quiere vivir buenas vidas y hacer algo que sea significativo para sus sociedades. Eso es lo que nos hace humanos. Lo que amo de Wikimedia es que nos permite tener valores comunes y también muchas maneras de ser diferente. No requiere que seamos iguales, sino que dialoguemos. Nunca podría haber imaginado que mi interés en la tecnología y en los asuntos internacionales podía encontrar un hogar como Wikimedia.
–Así que ahora sos embajadora.
–¡Sí! Del conocimiento libre y abierto. Aunque lo "abierto" también fue cooptado. Hoy es un concepto problemático y no está cumpliendo con su potencial. Lo "abierto" sigue dominado por voces mayoritariamente masculinas, blancas y del norte. Para que sea un valor, más que un eslogan, tenemos que aclarar qué es lo que valoramos.
La tensión del éxito: apertura vs. explotación
Cuando le preguntaron a Susan Wojcicki, CEO de YouTube, cómo combatiría las noticias falsas y las teorías conspirativas, anunció que la plataforma audiovisual se asociaría con Wikimedia para chequear en la enciclopedia los conceptos mencionados en los videos. Al día siguiente, Wikimedia anunció que no estaba al tanto del acuerdo. "Siempre nos hace felices ver que reconozcan el valor de Wikipedia como repositorio de conocimiento libre", decía su comunicado. "Alentamos a las compañías que usan el contenido de Wikimedia para que den algo a cambio, en el espíritu de la sustentabilidad".
–¿Cómo se sustentan los bienes comunes sin correr el riesgo de ser explotados por grandes corporaciones?
–Creo que parte del problema viene de que nuestras licencias se pensaron en una época en que el compartir era de uno a uno, anterior a las grandes plataformas digitales. Ahora vivimos la tensión del éxito. ¿Qué pasa cuando un proyecto colaborativo, como Wikimedia, toma escala y se convierte en un motor del lucro de grandes corporaciones, cuando algunos comparten y otros solo toman? Si los asistentes de voz de Apple y Amazon contestan usando artículos de Wikipedia, pero no mencionan de dónde vienen las respuestas, ¿es explotación? ¿O es el éxito de la adopción de lo abierto? Incluso entre quienes formamos parte de Wikimedia, no nos ponemos de acuerdo. Los cínicos nos dijeron que nuestros modelos no podían funcionar hasta que funcionaron, y de pronto somos lo mejor de internet. ¿Deberíamos intentar que quienes derivan valor de los comunes se conviertan en miembros?
"Cuando llegué a Wikimedia, en 2014, todos los titulares decían: «Wikipedia está muriendo», «Los editores se van», «¿Podrá sobrevivir?». Y ahora dicen: «Es lo mejor que hay en internet». En cuatro años, nuestra perspectiva entera acerca de cómo funciona la web, su poder sobre la sociedad y cómo influye en nuestras vidas en el plano político, social y cultural cambió. Es casi como si el mundo entero se hubiera despertado y hubiese dicho: «¡Guau!»"
–¿Hay respuesta a esa pregunta?
–Bajo el capitalismo hay un beneficio neto en contribuir. Los comunes hacen un trabajo que nadie más hace: abren mercados, trabajan con lenguas a las que no se llegaba. No se mata a la gallina de los huevos de oro; si tu modelo de negocios está montado sobre extraer valor de los comunes, y los asfixiás, ya no vas a poder seguir. Lo correcto sería que contribuyan. Creo que lo abierto solo va a tener éxito si deja el idealismo: encontrar modelos para crear valor para el mundo real.
Después de la utopía
–¿Cumplió internet sus promesas?
–Tendemos a mirar internet y a decir "es basura", pero la verdad es que fue transformadora para muchísima gente. Si hay que disculparse de algo, es de cuán ingenuos fuimos. Internet se construyó como un espacio utópico porque iba a ser abierta, participativa, un nuevo espacio para la democracia y la expresión... eso fue inocente. La tecnología nunca existió por fuera de los límites del poder y las estructuras sociales; internet es, de hecho, el resultado de tecnologías militares, emergió del poder. ¡No tengo idea de por qué creímos que podía crecer al margen! Pero me alegro de que lo hayamos pensado, porque si no hubiéramos sido ingenuos e idealistas, no existirían los bienes comunes digitales, Wikipedia, la gobernanza colectiva de internet, Tim Berners-Lee no nos habría dado la red mundial, Jimmy Wales no habría entregado Wikipedia... esa ingenuidad fue muy poderosa. Hay que reconocer que no fuimos exitosos y ver cómo lo resolvemos. Tenemos que hablar de cómo "abierto" no significa "inclusivo" todavía, ni pluralista, ni diverso, ni hospitalario, y actuar.
–¿Creés que Wikimedia podría funcionar como modelo de un sistema más distribuido y horizontal?
–Sí, si arreglamos nuestros propios problemas primero. Wikipedia es un espejo del mundo: todos los sesgos que existen en el mundo existen en Wikipedia. La brecha de género y de participación existe porque las mujeres no tienen derechos equitativos, ni los tuvieron nunca; no hay duda de que nuestros sesgos provienen de que el mundo es un lugar donde el poder, los privilegios y las oportunidades no están distribuidos equitativamente. Por lo que no quisiera que Wikipedia, tal como es hoy, fuera tomada como modelo de ninguna sociedad utópica. Tenemos que atender a estos desafíos. Pero en tanto el acceso al conocimiento y a la información son bases para que una sociedad pueda tener conversaciones acerca de cómo quiere ser gobernada y los derechos que quiere que tengan los ciudadanos, entonces sí estamos haciendo lo correcto. Creo que Wikipedia tiene que enfocarse en lo que hace bien, que es crear conocimiento, hacerlo accesible y producir un paradigma de participación. Son derechos políticos, civiles y culturales muy básicos.
–¿Qué cambió desde que empezaron hasta hoy?
-Durante 17 años, nuestros valores no cambiaron. Siempre creímos en la privacidad, en el derecho a la información, a la libre expresión y en no ser comerciales. Esos son los valores que construyeron las sociedades en las que queremos vivir. Las sociedades en las que las personas son más felices, más empoderadas y más realizadas son aquellas que se enfocan en derechos, equidad y participación. Por eso creo que en este momento es importante que tengamos una voz. Porque construimos algo que realmente funciona, que la gente valora. Entonces tenemos que llevar esta conversación a la que están teniendo los gobiernos acerca del futuro de la web. Porque el futuro de la web no es acerca de la tecnología, sino del futuro de la gente, de las sociedades. Cuando hablamos de copyright no hablamos de autoría, sino de derechos culturales. Cuando hablamos de privacidad no es algo abstracto, sino el control sobre nuestras identidades. Estas son cosas importantes. Si podemos ofrecer una voz, una cierta experiencia que pueda ser valiosa para otros, queremos estar en esta conversación.
Editatonas y pañuelos verdes
Una de las grandes tareas en las que se enfoca Wikimedia es aumentar la diversidad y, en particular, corregir su brecha de género. Históricamente, siempre tuvo una amplia mayoría de editores hombres (y blancos, y bien educados, y jóvenes); en 2012, eran un 90%. Esto trae como consecuencia un sesgo masculino en la elección de los artículos que se publican, y menor presencia de mujeres y sus obras en la enciclopedia. Así, muchos programas, globales y locales, se centran desde hace años en atraer a mujeres para editar la enciclopedia, y también para aumentar su representación en el contenido.
El equipo de Wikimedia México, liderado por Carmen Alcázar, creó las "editatonas", maratones de edición colectiva especiales para mujeres, con la doble intención de lograr más editoras y de promover un ambiente seguro y de sororidad. Los temas propuestos giran en torno a mujeres notables y feminismos. Hay también muchos otros proyectos, como Art+Feminism, sobre mujeres artistas, o VisibleWikiWomen, que invita a subir fotos. Hay grupos conformados de mujeres wikipedistas, especialmente en América Latina.
Justamente aquí, la impronta política se vio en temas de género. Durante los debates del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en las Cámaras de Diputados y Senadores, Wikimedia siguió el proceso desde sus redes sociales con el hashtag #WikipediaenDebate. Ante cada intervención, ofreció links a los conceptos centrales que mencionaban los diputados, un total de 191.
Katherine Maher también se involucró en el debate por el aborto. En abril, se fotografió con un pañuelo verde. Su conferencia en el Encuentro Comunes fue una semana después del rechazo de la ley en el Senado; le regalaron un pañuelo y lo ató a su cartera. Al día siguiente, contó que la moza del restaurante donde cenaba se había emocionado y le había agradecido que lo usara. Y alabó: "Ojalá tuviéramos un símbolo tan visible como el pañuelo verde en Estados Unidos. Allá, el tema del aborto es un gran tabú. Sería genial poder visibilizarlo como en Argentina".
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