El cortometraje sobre dos niños asesinos que conmovió a Inglaterra
"Yo tenía 12 años cuando ocurrió y lo recuerdo muy bien. Creo que cualquiera que estuviera en la época recuerda el escalofrío que corrió por nuestros cuerpos. Crecí escuchando sobre el caso porque nunca desapareció de las noticias. Era imposible de entender. Con los años empecé a prestarle atención otra vez, a ver el episodio más de cerca. Siempre me habían dicho que estos dos chicos eran sencillamente diabólicos, que eran El Mal, y listo. Una respuesta simple al tema y aún al día de hoy la opinión más extendida. Pero empecé a indagar, busqué y leí todo lo que pude, y donde esperaba encontrarme con algo más oscuro hallé una historia humana, vi algo que, me pareció, no todos estaban viendo".
El que habla es el cineasta irlandés Victor Lambe ; los chicos "diabólicos" son los protagonistas de su película, y lo que describe es el trayecto de sus reflexiones sobre un caso que conmocionó a la sociedad británica –y en buena medida al mundo– veinticinco años atrás y que no ha sido olvidado. La película de Lambe se llama Detainment y hoy se encuentra en el centro de una pequeña tormenta, porque se permite exponer una aproximación al caso que a muchos no les resultó fácil de digerir.
Es bastante probable que incluso quienes siguen fielmente cada ceremonia de los Oscar cuando llega la hora de los premios a los cortometrajes aprovechen para distraer su atención en charlas, ir al baño o servirse café, porque es la categoría que menos los interpela: apenas conocen las películas nominadas, difícilmente hayan conseguido verlas, ya que no tienen exhibición comercial, y es más bien improbable que alguien las recuerde una vez pasada la premiación. Pero dentro de esta terna medio silenciosa apareció en 2019 el pequeño film de menos de media hora dirigido por Lambe, que viene haciendo ruido desde sus primeras, parciales exhibiciones el año pasado –en su país y en algunos festivales internacionales– y más todavía desde su nominación a mejor corto de ficción. Detainment recrea los interrogatorios policiales a dos chicos de 10 años de edad que en 1993 asesinaron a otro de apenas 2, así como los momentos previos al crimen. Desde su aparición, Denise Fergus, la madre de James Bulger, el pequeño asesinado, viene haciendo campaña en contra de la película, y a lo largo de las últimas semanas en particular, reclamándoles a sus realizadores que la retiren voluntariamente de las nominaciones al premio de la Academia de Hollywood, con el argumento de que la puesta en escena de Lambe tiene como efecto humanizar a los asesinos, y en protesta porque ni ella ni su familia fueron jamás contactadas por la producción del film.
En Detainment, Robert Thompson y Jon Venables, los autores del crimen, son representados por chicos de su edad. Lambe, que tiene otros cortos en su haber y cuya carrera se ha centrado principalmente en la producción, trabajó anteriormente en el casting de miles de chicos y adolescentes, por lo que este trabajo lo encontró en un terreno cómodo para él, y hasta estableció una relación natural con el caso: contra la opinión general, la de la demonización de dos preadolescentes, al cineasta se le ocurrió que era necesario preguntarse por qué, cómo es posible que Robert y Jon cometieran los actos monstruosos por los que fueron condenados.
Según cuentan las reseñas de medios extranjeros –acá aún no fue posible ver la película–, Detainment dramatiza la larga caminata de los asesinos (interpretados por Leon Hughes, como Robert, y Ely Solan, como Jon) con el pequeño Bulger, a quien secuestraron en un centro comercial de Bootle, Mereyside, y fundamentalmente, algunas escenas del interrogatorio policial al que fueron sometidos, reproduciendo textualmente las transcripciones de ese procedimiento, que reponen verbalmente y con cierto grado de detalle el crimen. En algún pasaje se puede ver a los chicos leyendo historietas o siendo consolados por sus padres. Y en un momento Thompson dice estar harto de tener que cuidar a su pequeño hermano, una escena que, señalan algunas reseñas, es la única en la que Lambe parece estar especulando en pantalla acerca de las motivaciones de los chicos.
"En las transcripciones policiales –dice Lambe–, vi algo que hasta entonces no había visto. Y empecé a sentir que se trataba de la tragedia no de una única familia, sino de la tragedia de tres familias. Mi opinión sobre el caso cambió, y esa es la experiencia que espero que tengan quienes vean la película".
Más de noventa mil personas ya habían firmado la petición en contra de la exhibición del corto para cuando se anunciaron las nominaciones al Oscar a fines de enero: desde entonces, esa cifra se multiplicó. Pero apenas se supo que Detainment había quedado entre las candidatas, el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, tuiteó sus felicitaciones a los responsables, desde su cuenta @PresidentIRL: "Todos aquellos que aprecian la creatividad irlandesa le darán la bienvenida a la lista del Oscar 2019, que incluye varios nominados irlandeses. Les mando mis felicitaciones a Robbie Ryan y a los equipos detrás de La favorita, Late Afternoon y Detainment, todos absolutamente merecedores de este reconocimiento".
Si para Denise Fergus, lo de Lambe ya era puro oportunismo desde que se estrenó el corto, las nominaciones son sencillamente un insulto. Fergus acusa a Lambe de usar el caso para promocionarse: "Esa película es para mí como revivir una pesadilla", dijo. "Yo quiero firmemente que se saque del Oscar, creo que no merece ningún premio y que solo está tratando de impulsar su carrera explotando el dolor ajeno. Pido el boicot porque creo que no debería haber hecho la película, en primer lugar, (pero) en especial sin consultarlo con la familia de James".
"La sociedad tiene que condenar un poco más –dijo John Major, el primer ministro británico tras el crimen– y entender un poco menos". Con Detainment, Lambe se propuso hacer exactamente lo contrario. "Había escuchado sobre el caso durante tanto tiempo que sentía que sabía todo lo que podía saberse –dice el director–, pero los interrogatorios me mostraron que sabía muy poco sobre estos dos chicos y sus contextos materiales".
Cuando se le preguntó por las acusaciones de intentar "empatizar con los asesinos", Lambe argumentó: "Es un caso muy sensible y la gente aún se enfurece cuando se lo menciona. Sabía que iba a ser difícil que la gente lo aceptara y lo viera con una mente abierta. Así que cuando decidí hacerlo quería estar seguro de que todo lo que ocurriera en el film fuera fáctico y que no hubiera embellecimiento alguno de la historia. En general, en las proyecciones, la gente respondió muy bien. Los únicos que parecen tener un problema con la película son los que no la vieron. Creen que es otra cosa; algunos se encontraron con que cambiaba su perspectiva sobre el caso. Pero Detainment no pretende de ningún modo ser empática con los chicos ni darles pretextos. Sí los humaniza en el sentido de que examina lo peor del potencial humano, pero aun así ve cierta humanidad en ellos".
Naturalmente, los jóvenes actores que interpretan a los asesinos le plantearon a Lambe muchas preguntas sobre el caso (sus respectivos padres les habían contado lo básico), que el director les respondió "como lo hubiera hecho con un adulto". "La primera era por qué lo hicieron, que es una gran pregunta, que nadie puede responder. La repuesta es que hay que mirar un poco el contexto familiar para empezar a entender un poco cómo y por qué pudo haber pasado algo así. Si uno examina, por ejemplo, a Robert, se encuentra con una familia terriblemente disfuncional en la que el padre se fue tras años de golpear brutalmente a la madre, en la que ella intentó suicidarse dos veces y se volvió alcohólica, dejando un hogar con seis hermanos donde cada uno golpeaba a sus menores. Entonces, cuando uno se entera de que, antes de secuestrar y matar a James Bulger, Robert le dijo a Jon en el shopping ‘agarremos a un chico que hace mucho que no golpeo a uno’, entiende que es de ahí, de su contexto familiar que proviene el impulso para lo que hicieron. Robert sentía la necesidad de mantener la imagen dura que se había creado, y Jon –que era un chico más emocional y asustado– la de no parecer débil frente a su amigo, así que una vez que se lanzaron al desafío ninguno estuvo dispuesto a retroceder".
Para la madre de James Bulger –que mantuvo por años una campaña para extender las condenas de los asesinos, que fueron del mínimo de ocho años, y que el año pasado publicó su libro Te dejo ir–, el de Lambe no es un argumento narrativo válido y no hay excusa para que no la haya contactado: "Incluso ha dicho que nunca me llamó porque sabía que yo diría que no. ¿Cómo sabe que yo hubiera dicho que no? Nunca se encontró conmigo, no me conoce. No hubiéramos dicho que no sin más. Le habríamos pedido que nos mostrara y nos dijera cuáles eran sus planes. No hubiésemos estado de acuerdo con la manera en que quería hacerlo, pero yo le habría dicho que lo hiciera de otro modo".
"Los cineastas tenemos la gran responsabilidad de mostrar una nueva perspectiva", dice Lambe. "Lamento haber lastimado a la familia de James Bulger, y no quise faltarles el respeto, pero creo que si los hubiera llamado la historia habría cedido a la presión de contar lo que ellos querían, y por lo tanto ocultar parte de la información. Es imposible mostrar el dolor inimaginable de la familia de James en el espacio de un cortometraje: este es apenas el punto de partida para un debate".
El interés por Detainment parece llegar en un momento en el que el subgénero del true crime –crímenes verdaderos–, que siempre tuvo su popularidad, experimenta un auge, con series como American Crime Story (que recreó el caso OJ Simpson, por ejemplo), con miniseries como Genio del mal, The Confession Tapes, Soy un asesino o la muy comentada y discutida Making a Murderer. La primera de las dos temporadas de esta última seguía, a lo largo de diez años, la increíble historia de Steven Avery, un habitante humilde de un condado de Wisconsin que a los 23 fue encarcelado por un crimen que no cometió –la mujer que lo acusó reconoció con el tiempo su error– , pasó 18 años tras las rejas y, tras dos años en libertad, volvió a la cárcel, esta vez acusado de asesinato. El centro del programa es la tesis de que el nuevo cargo sería un invento de la policía y la Justicia locales. A pesar de que Making a Murderer fue muy cuestionada por haber sido concebida de modo militante en defensa del acusado –y del uso discrecional que hace de la información disponible sobre el caso–, el éxito de esta y otras series similares parece basarse en su probada eficacia no solo como relato policial con elementos delirantes, sino también como drama tribunalicio, retrato de comunidades muchas veces castigadas del interior profundo (americano en los casos más prominentes) y su cuestionamiento de un sistema de justicia corrupto y enviciado.
La idea de la condena social y mediática basada en los prejuicios más atávicos y que termina por forzar la condena policial y judicial sin pruebas suficientes, a veces con confesiones obtenidas bajo coerción, constituye el eje más potente de estos relatos.
Y si bien no es estrictamente el caso de Detainment, donde nadie cuestiona la autoría del crimen de James Bulger, el corto sí parece emparentarse con los exponentes más sólidos del true crime reciente ya que retrata y cuestiona la necesidad de un sistema social y judicial que reclama, como el primer ministro Major en 1993, un culpable en el cual descargar la angustia antes que una reflexión sobre un mundo en el que estos crímenes son posibles y hasta comunes.
"No fue fácil hacer esta película, que va en contra de lo que todo el mundo cree", dice Lambe: "Este film no tiene ningún propósito comercial y ninguno de los involucrados pretende ganar dinero con él. No espero que la familia de Bulger esté cómoda con la película, pero sí que entiendan por qué se hizo, y definitivamente no fue para provocarles más dolor, sino para entender cómo estos chicos pueden haber cometido un crimen tan horrible. No hay ninguna simpatía por los asesinos, solo un intento de comprender. Si no entendemos las causas, pueden ocurrir cosas similares en el futuro".