El noble francés, espía de confianza del rey Luis XV, pasó los primeros 49 años de su vida como hombre y los últimos 33 años como mujer
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“Debe reconocerse ciertamente que ella es la persona más extraordinaria de la época... no hemos visto a nadie que haya unido tantos talentos militares, políticos y literarios”, dijo el británico “The Annual Register” del año 1781, refiriéndose a la dama que aparece retratada arriba con la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Luis de Francia.
Es el Caballero de Éon, un célebre, carismático, talentoso e intrigante soldado, diplomático y espía del siglo XVIII, que despertó la fascinación de sus contemporáneos. Y si te están confundiendo desde ya los pronombres que hemos usado, acostúmbrate: D’Éon vivió abiertamente como hombre y como mujer en Francia e Inglaterra en diferentes etapas de la vida, atrayendo el interés público y la atención de Corona francesa.
Aunque rastrear su historia no es fácil, pues está llena de relatos contradictorios, especulaciones y rumores, su biografía “La vida militar, política y privada de Mlle. d’Eon”, y la correspondencia personal sobreviviente, proporciona una gran cantidad de información en sus propias palabras.
En ellas se basó Gary Kuts para escribir su libro “Monsieur d’Éon es una mujer”, y le dijo a la BBC que D’Éon “tenía una compleja gama de ideas y filosofías sobre por qué cruzar el límite de género era tan significativo”.
Charles
Charles-Geneviève-Louis-Auguste-André-Timothée d’Éon de Beaumont nació en una familia noble en Tonnerre, Francia, el 5 de octubre de 1728, y estaba claro, incluso a una edad temprana, que era un aprendiz prodigioso. “Mi familia ha vivido en Tonnerre durante los últimos 12 siglos, y el Chevalier es el pariente más destacado”, le contó a BBC Reel Philippe Luyt, descendiente de D’Éon.
“Tuvo una extraordinaria y muy completa educación. Voltaire dijo de él: ‘Descubrí al hombre más brillante del siglo’”. “Luego Luis XV le dio un cargo ministerial. Desde ese momento, tuvo una vida extraordinaria”. D’Éon fue enviado como diplomático para asegurar las relaciones con la emperatriz Isabel I de Rusia como aliada potencial contra una guerra con Reino Unido y el Imperio prusiano.
Regresó a Francia con la noticia de que Rusia se uniría a la alianza franco-austríaca. Como oficial establecido, sirvió brevemente en la segunda mitad de la Guerra de los Siete Años. Pero con la alianza franco-austríaca sufriendo pérdidas catastróficas, el rey le ordenó que se fuera a Londres para negociar los términos de un tratado de paz con los británicos.
“Como Luis XV jamás esperó obtener la paz tras tal derrota, dijo: ‘No sólo D’Éon es mi mejor ministro secreto, sino también mi mejor oficial de la Guerra de los Siete Años’, y le dio la Cruz de San Luis”, cuenta Luyt. “En ese momento, y desde entonces, Charles D’Éon se convirtió en Chevalier D’Éon”.
Chevalier
D’Éon regresó a Londres como embajador temporal de Francia en Inglaterra. Y también como miembro del Secret du roi, una red de espías que actuaba como un canal no oficial en nombre del rey. “Por extraño que parezca hoy, el rey Luis XV, además de administrar un núcleo diplomático oficial, también tenía una organización de espionaje que era desconocida para ese núcleo diplomático y a veces iba en contra de las políticas del Ministro de Relaciones Exteriores”, explica Kuts.
En Londres, D’Éon se hizo una buena reputación, encantando y complaciendo a muchos en la alta sociedad británica con exuberantes reuniones empapadas de vino. Pero, el 4 de octubre de 1763, recibió una solicitud oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores francés para renunciar a su posición y regresar a Francia. Y se negó a hacerlo.
“Es un paso extraordinario que lo convirtió en una especie de forajido”. “Se quedó en Inglaterra y perdió su puesto diplomático, pero conservó el papel de espía y comenzó a chantajear al rey francés con ese rol”.
¿Caballero o dama?
En 1770 comenzaron a circular rumores de que el exiliado Chevalier D’Éon era en realidad una mujer. Por mucho tiempo, tanto en Reino Unido como en Francia, se venía especulando que Chevalier era mujer. “Dicen que incluso cuando estaba vestido con el uniforme completo de soldado, la gente a veces lo confundía con una mujer vestida de hombre, y se extendieron los rumores de que realmente era una mujer”, dice Jane Hamlin, presidente de The Beaumont Society.
“Eso sí, otros dijeron que él mismo estaba difundiendo los rumores”. Durante los meses siguientes, la voraz prensa británica estuvo plagada de historias sobre el verdadero sexo biológico del Chevalier, y habiendo adquirido casi el estatus de celebridad en 1771, los corredores de apuestas de Londres incluso comenzaron a apostar por su género.
“D’Éon daba sus propias respuestas”, cuenta Catherine Arnold, autora de “City of Sin: London and its vices”. “Si le preguntaban: ‘¿Eres un hombre o una mujer o qué eres?’, decía: ‘Nací niña. Pero mi padre, un noble de Borgoña, había caído en tiempos difíciles y para que yo pudiera heredar, decidió criarme como un niño’”.
“En los círculos sociales de mente muy amplia en los que se vivía, eso era muy comprensible”. Desde fines de 1777 en adelante, el Chevalier comenzó a presentarse permanentemente como mujer.
Cárcel por delito de atuendo
En 1774, Luis XVI ascendió al trono deseoso de cesar el Secret du roi y limpiar la historia diplomática de su abuelo, así que finalmente empezaron las negociaciones entre D’Éon y la nueva corte francesa. A cambio de entregar sus documentos diplomáticos secretos, D’Éon exigió que el tribunal francés le proporcionara una pensión y lo reconociera oficialmente como mujer.
“D’Éon quería ser reconocida como mujer, vivir como mujer, pero también conservar el derecho a usar el uniforme militar de un oficial francés, pues no le gustaba la ropa de mujer”, señala Kuts. El rey, convencido de que D’Éon era biológicamente mujer, aceptó los términos de D’Éon, pero con una condición. “Luis XVI intervino y dijo: pagaremos por un ajuar pero tienes que vestirte esas prendas femeninas”.
“Se presentó en Versalles en un homenaje a Luis XVI vestido con un traje de Maria Antonieta, pero no se afeitó y se dejó puestas las botas”, cuenta su descendiente Luyt. “A la gente le encantó y el rey le ordenó que nunca se quitara la ropa de mujer”. “Pero D’Éon se rehusó, así que lo encarcelaron en Dijon hasta que cambiara de opinión”.
“Después de un año, D’Éon claudicó y lo exiliaron a Tonnerre como mujer por 7 años”. “D’Éon aceptó a regañadientes”, cuenta Kuts. “Se ponía la ropa de mujer, pero también la medalla de San Luis, su más alto honor militar, lo que para un espectador del siglo XVIII era absurdo”.
Cuestión de género
Tras años de exilio, finalmente le permitieron regresar a Londres, siempre que continuara con la vestimenta femenina. D’Éon seguía teniendo derecho a recibir una pensión anual. “Se podría decir cínicamente que D’Éon usaba ropa de mujer para retener los ingresos de esa pensión anualmente, excepto que cuando ocurrió la Revolución Francesa todos los nobles perdieron sus pensiones”, subraya Kuts.
“Por lo tanto, la única razón por la que D’Éon siguió vistiéndose con ropa de mujer es porque eligió hacerlo. “Ahora, la pregunta es por qué D’Éon se involucró en esa transformación de género, y mi punto de vista se basa en sus ricos manuscritos autobiográficos”.
“No hay duda de que era trans o transgénero, pero en el siglo XVIII era distinto en el sentido de que no fue alguien que alguna vez se dijo: ‘Siempre fui trans. Siempre me sentí como una mujer’”. “Veía la feminidad como algo que tenía que lograr, como una purificación moral. Eso era lo que la feminidad hacía por D’Éon: le permitía vivir una vida más moral”.
No obstante, subraya Kutz, “las personas trans de hoy identificarían a D’Éon como un pionero, con razón, porque hizo ese viaje trascendental a través de la barrera del género”.
La verdad
Cuando se suspendió su pensión francesa anual y el dinero escaseó, D’Éon comenzó a hacer exhibiciones de esgrima vestida de mujer, asombrando al público y convirtiéndose en una celebridad. Las finanzas, sin embargo, siguieron ajustadas y, a pesar de la fama y la notoriedad que habían acompañado su singular vida, D’Éon murió en la pobreza en 1810, a los 81 años, tras haber vivido durante 15 años en Londres como mujer, compartiendo alojamiento con una amiga viuda, la señora Cole.
Fue ella quien encontró su cuerpo sin vida. Cuando empezó a desnudarlo, se le escapó un grito de asombro al ver el pene de D’Éon. “Cole nunca había imaginado que fuera una persona con genitales masculinos normales”, explica Kuts. Como el asunto había sido siempre tan controvertido, la anciana decidió que era necesaria la corroboración médica de su descubrimiento.
Llamó a un comité de expertos, incluido un anatomista, dos cirujanos, un abogado y un periodista, que examinaron el cuerpo y lo diseccionaron para determinar si podía haber alguna duda genuina sobre la masculinidad biológica del Chevalier. Antes de la disección, se convocó al artista Charles Turner para realizar el dibujo en el que se basó la estampa que está aquí abajo, con el fin de dejar constancia del sexo de d’Eon, explica el British Museum.
La inscripción debajo de la imagen dice: “Dibujado del cuerpo del Chevalier D’Eon, 24 de mayo de 1810″. “‘Por la presente certifico que he inspeccionado y diseccionado el cuerpo del Chevalier D’Eon, en presencia del Sr. Adair, el Sr. Wilson y Le Pere Elizee, y he encontrado los órganos masculinos en todos los aspectos, perfectamente formados. 23 de mayo de 1810. Golden Square”.
“Como consecuencia de una nota del Caballero arriba firmante, examiné el cuerpo, que era un Varón; - el Dibujo original fue hecho por el Sr. C. Turner, en mi presencia. Dean Street, Soho. 24 de mayo de 1810″, e inscrito “Londres Publicado el 14 de junio de 1810 por C Turner”. No está claro cuántas impresiones de esta placa se imprimieron, ni si estaba destinada a un público especializado o para la venta al público, aclara el British Museum.
En todo caso, “fue entonces cuando el público europeo se enteró por primera vez de que la historia que creían cierta de hecho era la inversa de lo que pensaban”, dice Kuts. “Es decir, el Chavalier nació varón y vivió la segunda mitad de su vida como mujer”.
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