El cambio como motor: historias de resiliencia en tiempos de covid-19
Dice el dicho que, en la naturaleza, quien sobrevive no es el más fuerte sino el que más rápidamente se adapta al cambio. Ante el prolongado período de aislamiento, muchos decidieron mutar, cambiar de piel para sobrevivir al nuevo orden, y lo lograron. La clave: reaccionar con agilidad y poner en juego la experiencia de años de trabajo.
Chefs convertidos en proveedores o ambientadores que envasaron su trabajo en cajas para que la fiesta sea en casa. Todos ellos vieron una oportunidad, y con creatividad y riesgo, lograron reinventar su negocio para crecer y ampliarse a un nuevo mercado.
Flores que perduran
La pandemia cerró las florerías y los eventos se suspendieron por completo. Era un escenario complejo para María Silvia Zipiliván, de @Savethedatecompany, quien desde hacía dos años se dedicaba a crear ambientaciones de eventos y coronas florales para novias. "Si bien yo conseguía algunas flores frescas, una clienta me pidió algo que dure más tiempo. Armé un ramo de flores secas y gustó mucho, se vendieron todos. Tanto que ahora tuve que pedir a Bariloche algunas flores porque acá ya no conseguía lo que yo uso". Como muchos, vio una oportunidad, y supo aprovecharla. "Yo me reinventé porque las opciones eran: no trabajar nada o hacer algo distinto. Volví a mis inicios, cuando hacía ramos a domicilio, pero con flores secas. La verdad es que estoy súper contenta", resume.
Yo me reinventé porque las opciones eran: no trabajar nada o hacer algo distinto.
Verdulería sobre ruedas
Martín Morandini vive en Mendoza y se quedó sin trabajo apenas empezó el aislamiento. Era cocinero y pronto creó, junto a un socio, @VerduleríaAndante, un proyecto en el que se ponen en juego varias de sus habilidades y conocimientos. Acostumbrado a detectar la mejor fruta y verdura del mercado, y también atento a los productos de estación, creó una empresa para repartir bolsones de frescos seleccionados a domicilio. El plus que sumó fue enviarle recetas a sus clientes, para que conozcan nuevas formas de cocinar lo que les llega en la selección de frutas y verduras de la semana. Una buena forma de fidelizarlos y crear una comunidad de cocina saludable.
Delivery de fiestas
¿Qué pasa con los festejos durante la cuarentena? La postal es: padres desesperados, hijos con voluntad o novias creativas haciendo malabares para montar un festejo con las pocas cosas que consiguieran en el supermercado. Milena Fuhr, decoradora y event planner, notó esa necesidad. Hacía falta alguien que resolviera fácilmente cumpleaños infantiles, aniversarios y otras fiestas puertas adentro. Puso manos a la obra y creó @PartyBox.ok, una caja con todo el kit necesario para celebrar en casa. Viene incluso con instrucciones acerca de cómo disponer la decoración. El éxito fue encontrar la solución concreta a una necesidad latente.
Invierno puertas adentro
María Marta D´Angelo estudió hotelería y turismo. Trabajaba en Playa del Carmen en el rubro gastronómico cuando el Coronavirus sorprendió a todos y el lugar donde trabajaba cerró. La pandemia la obligó a regresar a Argentina, y ya instalada en Buenos Aires, decidió sumarle calidez al invierno y a la cuarentena. "Yo ya conocía la técnica del tejido, compré la lana y fui para adelante. Me gustan las manualidades y soy habilidosa así que me mandé", cuenta. Su emprendimiento, @Tatidangelomantas, comercializa mullidas mantas nórdicas a todo el país, hechas con vellón de lana merino, y confeccionadas con una técnica de tejido con las manos, sin agujas. Un producto artesanal para decorar un rincón y disfrutar de la casa en pleno invierno. El producto justo, en el momento adecuado.
Consumidores con nuevas exigencias
No solo los productores se renovaron. Los compradores también. Desde casa, sin poder tocar o ver en directo los productos, la tendencia fue buscar una experiencia de compra diferente, racional, y con mayor conciencia social. Se trata de un comprador informado, que quiere entender a dónde va el dinero que gasta. Como resultado, muchos eligieron apoyar a emprendedores independientes.
Pero además, la crisis creó compradores atentos, que buscan con calma una buena ecuación precio-calidad, alejada de la compulsión shopaholic. Un comportamiento que llegó para quedarse.