El café de la felicidad
En el corazón de Shoreditch, centro hipster del este de Londres, un local orgánico se presenta como el primer espacio donde no entran las malas noticias
Te dejo un marcador para que escribas lo que sientas en las paredes", dijo la mesera mientras me dejaba una botella de jugo de manzana. "Animate –insistió ante mi mirada dudosa–. "Contanos el recuerdo que te hace más feliz, lo que más te guste de vos misma, ese lugar de Londres que te hace sonreír." De repente me sentí atrapada en una sesión de terapia de grupo a la que no me había anotado. Levanté la mirada, marcador gris en mano y ahí estaban: cientos de mensajes. Cortos, largos, prolijos, ilegibles, filosóficos, tontos, originales, robados, dibujos buenos y de los otros. Hoy tomé el mejor té de mi vida. Pasar la infancia con mi abuelo es mi mejor recuerdo. Lo mejor de Londres son sus sex shops. Empecé a pensar algo relativamente inteligente que escribir. Filosofía barata bajo presión.
The Canvas, este café en el corazón de Shoreditch, centro hispter del este de Londres, es la respuesta moderna a la obsesión del mundo ante las redes sociales: esa fascinación por comentar, decir algo todo el tiempo, bueno o malo. Aunque aquí los mensajes son permanentes y no hay espacio para lo negativo.
Si bien parece imposible escapar a la filosofía de sobrecito de azúcar –en el centro de la escena, un pizarrón gigante ofrece una semana completa de actividades para levantar el autoestima– The Canvas se define por su originalidad. Es el primer café del Reino Unido que existe sin fines de lucro y que se jacta de ofrecer jugos orgánicos, desayunos con ingredientes locales y herramientas de vida, todo en un mismo paquete. El objetivo, explica su fundadora, Ruth Rogers, es: "Trabajamos con organizaciones locales para que la gente logre ser la mejor versión posible de sí misma. Ofrecemos un lugar donde cualquiera puede expresarse, inspirarse con otros y formar parte de una obra de arte que está en constante evolución".
Si no fuera porque está en la zona donde todo vale y ningún proyecto parece llamar la atención, uno pensaría que es un puro delirio new age o una perfecta estrategia de marketing. Pero en el Londres de la crisis económica y las preocupaciones constantes, este pequeño oasis funciona como un imán. Grupos de amigos que charlan, madres e hijas, parejas de paseo, turistas y locales, la puerta apenas permanece cerrada y las mesas no tienen respiro. Incluso funciona en una ciudad donde la cultura del café lucha por sobrevivir entre los mejores pubs del mundo.
Canciones de power-rock ochentosas se entremezclan con las risas de la gente que escribe sin parar en las paredes. Mientras tanto, el brillante jugo de manzana ayuda a que la mirada positiva resulte fácil de comprar.
El menú, hiperdiscreto, cuenta con 12 platos: seis son, efectivamente, huevos fritos de formas diferentes y otros seis, sándwiches. El resto, tortas y masas. Todo orgánico, todo preparado con ingredientes naturales, sano, sin pesticidas ni cosas que perjudiquen el cuerpo. Ruth asegura que el menú está diseñado para hacerte sentir mejor. "Nuestra comida estimula las papilas gustativas y te llena el cuerpo y la mente para el resto del día."
The Canvas se suma así a otros delirios que buscan competir en la ciudad con la cadena de cafeterías de vasos de cartón gigantes. Entre otras cafeterías en esa línea se encuentra Cereal Killer Café (139 Brick Lane), fundado por dos gemelos irlandeses obsesionados por los cereales y los dibujos animados de los 80 y 90, que ofrece más de 120 tipos de cereales y 30 variedades de leche. También, The Vape Lap (232 Shoreditch High Street), único rincón en Londres donde se puede disfrutar de un café y un cigarrillo... electrónico, por supuesto.
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