El asesino prófugo que huyó 24 años sin salir del barrio en el que vivía
Una de las tácticas del hombre fue no llamar la atención y camuflarse entre las personas
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Muchas veces las historias de la vida real superan la ficción de los libros y las películas. El periodista español David Cabrera escribió un libro sobre una de ellas. Se trata de un joven que mató a un hombre de una puñalada, pero al escuchar su condena se escapó y se refugió en el barrio en el que nació.
La Sombra, como se titula el libro de Cabrera, relata la historia de cómo este hombre, quien no reveló su identidad, logró burlar a la Policía por 24 años. Todo comenzó en una noche de 1979 en la ciudad de Madrid, España, donde el sujeto había matado a una persona de una puñalada. Tras el suceso, fue detenido por cuatro años en prisión preventiva en Carabanchel. Durante ese tiempo estuvo a la espera de su juicio; sin embargo, logró salir a las calles en 1983 por la reforma Lesdema, la cual les dio libertad a muchos presos.
El joven decidió volver al barrio en el que vivió toda su vida, el Raval Barcelonés, en Barcelona. Un año después, lo citaron a juicio y mientras se hacía pública la sentencia, el juez le concedió libertad provisional por buen comportamiento. Unos días después, La Sombra fue sentenciado a 18 años en la cárcel. Pero, para ese momento, el hombre había desaparecido del radar de la Policía.
Burlando a la justicia
Se podría pensar que La Sombra se mudó a otro país o a una isla desierta donde nunca nadie lo fuera a encontrar. Pero la verdad es que volvió a su barrio, el Raval, alistó un poco de su ropa y se trasladó a dos calles de su casa. Se creería que el hombre nunca más volvió a salir de su hogar para mantenerse escondido, pero en realidad tenía empleos en los que no le solicitaron documentos. Así que se desenvolvía en ferias ambulantes, bares, haciendo arreglos en casas y locales, e incluso distribuyendo droga. En algunas ocasiones, cuando necesitaba mostrar un documento de identidad, utilizaba el carnet de conducir de su hermano fallecido. También solía dejarse el pelo largo, la barba o el bigote para despistar a los demás.
Además, desarrolló un sexto sentido que lo ayudaba a estar pendiente de cualquier peligro. Por ejemplo, nunca se sentaba a espaldas de la puerta en los bares. La Sombra nunca estuvo oculto e incluso tuvo una hija a la que reconoció en su registro de nacimiento y a veces iba a buscarla al colegio.
También, en algunas ocasiones, se ponía en riesgo de ser descubierto. ”Primero falsifica el carnet de conducir de su hermano muerto de forma burda, añadiendo su foto, y luego para renovarlo corrompe a un funcionario con dinero. Una vez acaba en comisaría, pero como no cotejan sus huellas digitales, no se dan cuenta de quién es, ese mundo no estaba informatizado, hoy sería casi imposible. Luego, él quiso figurar como padre de su hija y fue al registro civil”, relató Cabrera en su libro.
Una de las explicaciones que le dio al autor para que nunca fuera atrapado era que en ese entonces el sistema judicial tenía una grieta. Era una época de conflictividad y delincuencia que hacía que las autoridades centraran su atención en sujetos más peligrosos.
Actualmente, este hombre tiene 64 años de edad y de vez en cuando realiza ciertos trabajos esporádicos. Además, cobra una pequeña pensión, ya que tiene unos problemas en su salud.
”Es una persona normal y corriente, con una vida humilde, uno entre tantos”, escribió el autor. La Sombra hasta el día de hoy sigue libre. Según lo que contó Cabrera en una entrevista con el diario La Vanguardia, el hombre accedió a hacer este libro no porque piense que lo que hizo es memorable, sino que le “ha servido para sacarse cosas de dentro, siente culpa, el pesar de haberle quitado la vida a alguien y haber perturbado su propia vida”.
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