El arquero de San Sebastián / Cómo ver la obra
En esta espléndida escultura, el autor logra sintetizar inquietud espiritual, amor por la forma humana y destreza técnica
Esta estupenda imagen de un joven en el acto de tensar su arco hasta el límite de rotura adquiere carácter de monumento en razón de su tamaño colosal, del aliento expresivo que irradia y de la fuerza sutil con que el escultor Alberto Lagos ha logrado transmitir el conflicto entre la potencia del músculo y la terca flexibilidad del arco.
Porque, como puede verse en este estupendo Arquero de San Sebastián, la tensión del cuerpo activo es reflejo de una inquietud espiritual que se vislumbra en todas las esculturas urbanas del autor.
Escultor argentino educado en la tradición académica francesa, Lagos pasó largas temporadas en París entre 1909 y 1925, donde fue alumno de Segoffin, admirador de Rodin, compañero de Landowski y Paulin, y merecedor de premios y adquisiciones oficiales; una suerte de enfant gaté de los círculos artísticos y sociales de la época, que celebraron no sólo sus dotes de escultor, sino también su don de gentes y la exquisitez de sus recetas culinarias (particularidades continuadas hasta hace poco por su yerno, el Gato Dumas).
Creado en París en 1925 y expuesto al año siguiente en Buenos Aires, este Arquero fue adquirido por la municipalidad porteña y colocado en Avenida del Libertador y Mariscal R. Castilla, uno de los vértices de Palermo donde Buenos Aires más consiguió parecerse a París. Con su altura de más de tres metros, elevada sobre un paralelepípedo de granito desnudo, sin placas ni ornamentos, esta escultura necesita ser observada y disfrutada lentamente, recorriéndola en círculo bajo el follaje de la tipa gigantesca que la resguarda.
No está de más sugerir un trayecto lineal desde este Arquero de Palermo hasta el monumento al coronel Falcón, frente a la iglesia del Pilar. Son apenas seiscientos metros que permiten unir esas dos esculturas de Lagos con el par de bajorrelieves en la fachada del Automóvil Club y el monumento a Jorge Canning, de 1917, reubicado en la plaza Mitre, todos de su autoría. Y, de paso, enriquecer la apreciación del Lagos intimista entrando en los museos nacionales de Arte Decorativo y de Bellas Artes, donde se exponen Ritmo, Medusa y Hermes (MNAD) y La Rama y Voluptuosidad (MNBA). Un recorrido para conocer y disfrutar a uno de nuestros mejores escultores.
El autor es arquitecto. Director de los museos nacionales de Bellas Artes y Arte Decorativo, e interventor del Museo Nacional de Arte Oriental. Profesor titular de Historia de la Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires y de Apreciación Artística en la Universidad de San Andrés.
Datos útiles
- Año: 1925
- Técnica: bronce fundido a la cera perdida
- Dónde encontrarlo: Av. del Libertador y Mariscal R. Castilla, frente al Museo Nacional de Arte Decorativo
Alberto Lagos:
(1885-1960): inició estudios de arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, los que abandonó para dedicarse a la escultura. Conservó siempre un mismo estilo de trabajo, sin dejarse llevar por el surgimiento de nuevas tendencias
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