Fernando Aguerre, que dirige la International Surfing Association, cumplió un sueño que le costó 20 años de gestión y lobby: el surf será una de las cinco nuevas disciplinas olímpicas en los Juegos de Tokio 2020.
En las reuniones del Comité Olímpico Internacional, todas las autoridades están vestidas de traje y corbata. Sin embargo, hay un solo dirigente deportivo que usa traje y moño. Cuando lo ven venir, todos saben que es el del surf. El hombre del moño se llama Fernando Aguerre, es marplatense, pero vive en California, tiene 60, fundó junto con su hermano la marca de indumentaria Reef y desde hace 23 años dirige la International Surfing Association (ISA). El 3 de agosto de 2016, a metros de las playas de Barra de Tijuca, asistió a la reunión más importante de su carrera como dirigente deportivo. Ese día, el surf se convirtió en olímpico y el gran responsable de que esté en Tokio 2020 es este argentino de trajes extravagantes.
En aquella reunión integrada por las federaciones deportivas más importantes del mundo, llevada a cabo durante los Juegos de Río de Janeiro, Fernando Aguerre no eligió un moño más. Escogió el de la suerte, uno amarillo con detalles violetas. Ese accesorio fue el primero que se compró cuando organizó el primer Mundial en 1996 y el mismo que usó en 2015, cuando el surf fue confirmado para los próximos Juegos Panamericanos de Lima 2019. “Con el paso del tiempo, «el tipo del moño» se hizo sinónimo de «el tipo del surf». Comenzó a convertirse en un comentario. Cada vez que me cruzo con Thomas Bach, el presidente del Comité Olímpico Internacional, me dice «¡Qué lindo moñito!». Muchas veces me lo corrige y endereza”, cuenta Aguerre, desde Mar del Plata, ciudad que visita varias veces al año.
Antes de formar parte de estas reconocidas competencias internacionales, Aguerre organizó su primer torneo en La Feliz, en 1978, cuando fundó la Asociación Argentina de Surf. El objetivo era combatir la prohibición de ese deporte durante la dictadura militar. “Nos quitaban y confiscaban las tablas. Muchas veces nos sacaron del agua tirando tiros al aire. Nos sentíamos perseguidos, obviamente que por tener el pelo largo y por surfear. En comparación con otra gente perseguida eso no era nada”, dice Aguerre, quien llegó a pasar la noche en una comisaría por su afición a domar las olas.
Por ese entonces, no había una ordenanza municipal que prohibiera el surf en Mar del Plata. Los militares los perseguían y los obligaban a escapar de las playas de la ciudad e ir a surfear a la zona de acantilados. “Así creamos la Asociación Argentina de Surf, organizamos los primeros campeonatos y de repente se hizo popular. Después cambió el intendente, se abrió la puerta, metimos el codo y entramos. Un año más tarde había reglamentaciones”, relata el marplatense que, de esa forma, comenzó su travesía como dirigente del surf.
LOS CINCO ANILLOS
Aguerre se subió a la ola olímpica en 1994, cuando asumió como presidente de la ISA. Terminó de surfearla en 2016, cuando se confirmó que el surf sería parte de los Juegos de Tokio 2020. “Si bien sabía que muy probablemente la decisión iba a ser positiva, tenía mucha ansiedad y expectativas. Era algo que me había consumido una tercera parte de mi vida o más. Desde que empecé en la ISA, uno de los objetivos era encontrar un modo de meter este deporte en los Juegos. Lo que parecía una utopía está a punto de convertirse en realidad. Cuando se tomó la decisión fue como llegar a la playa después de haber remado tantos años”.
Al culminar aquella histórica sesión, el argentino recibió abrazos de los principales dirigentes del universo deportivo. El primero que lo hizo fue el alemán Thomas Bach, presidente del COI, el mismo que le acomodaba el moño y con quien compartía la ilusión de modernizar los Juegos Olímpicos.
La primera vez que el argentino expuso sus ideas revolucionarias ante el COI fue en 2007, en una reunión de federaciones deportivas en Lausana, Suiza. Aguerre era un completo novato en eventos de esa categoría. Por error entró a la sala que no le correspondía, donde estaban todas las federaciones olímpicas, pero entendió que era una oportunidad para dar su opinión sobre el difícil proceso de inclusión de nuevos deportes en el programa olímpico. El hombre del moño tomó la palabra. “Disculpen que no los conozca a todos. Mi nombre es Fernando, soy presidente de la Asociación Internacional de Surf y creo que el mundo olímpico tiene que ver los deportes de la juventud de hoy y pensar por qué no están ahí. Si ustedes hubieran tenido un proceso más abierto, los mejores deportes de los X Games podrían ser parte de los Juegos Olímpicos, en vez de ser parte una cadena de televisión norteamericana como ESPN. Se los digo con humildad. Ustedes son el centro del mundo deportivo, pero se están perdiendo disciplinas que forman parte del mundo deportivo de los jóvenes”, explicó dejando paralizados a varios dirigentes.
Fernando Aguerre sabía que era el momento de intentarlo. Para eso se apoyó en los consejos de sus familiares y también contrató asesores olímpicos. Su primer colaborador fue su hermano, Santiago; otra persona que estuvo en los momentos más difíciles fue Florencia, su mujer, quien lo acompañó en todas las reuniones a las que asistió. En 2011 contrató a un asesor olímpico, Bob Fasulo, quien lo ayudó a sortear ese laberinto de influencias y contactos inevitable para convertir un deporte en olímpico. En 2014 se asoció con una firma inglesa de relaciones públicas y comunicaciones, que actualmente también trabaja con la organización de París 2024.
“O cambiás o te cambian, esa es la cuestión”, dijo en 2014 Thomas Bach, el principal impulsor del cambio. En aquel discurso que dio en una histórica sesión llevada a cabo en Montecarlo, el alemán dejó en claro su objetivo: atraer el interés del público juvenil.
En esa reunión, realizada en el Principado de Mónaco, Bach propuso que se le preguntara al Comité Organizador de Tokio 2020 si había algún deporte que querían incluir. Detrás de la idea de reabrir el cerrado proceso, estaba la necesidad de modernizarse. Ahí el surf entró en escena.
Una nota de The New York Times explicaba que la decisión de incluir nuevos deportes no había sido exclusiva del Comité Organizador de Tokio, sino que ocurrió luego de consultar a los líderes del COI. “Lo que con certeza querían los organizadores de Tokio era el béisbol y el karate, que tienen una profunda relación con la cultura japonesa y donde los locales pueden competir por medallas“, decía el periodista estadounidense Christopher Clarey. Finalmente, cinco deportes fueron aceptados: béisbol, karate, skateboard, escalada y surf. Probablemente, este haya sido el cambio más grande y osado en la historia de los Juegos Olímpicos modernos. Una estrategia inclusiva de parte del COI para captar una nueva audiencia.
Parte de ese público relegado estaba en el surf, que expuso sus argumentos para integrar la mayor cita deportiva. Además de los cien países afiliados a la ISA y la inclusión de este deporte en las principales competencias continentales, hubo una estadística que evidenció la influencia del surf en la juventud. Según una investigación hecha por la ISA, en el mundo existen unos 35 millones de surfistas (dos millones solo en Japón), mientras que el 60% de sus riders tienen menos de 20 años.
Los objetivos de Aguerre como dirigente del surf aún no se agotaron. En los próximos años –planea ser presidente hasta 2022– intentará que la incorporación al movimiento olímpico no sea algo pasajero. París 2024 y Los Ángeles 2028 fueron confirmadas como las próximas sedes olímpicas y el argentino buscará que el surf continúe en la cresta de la ola. “Los próximos dos Juegos se llevarán a cabo en los principales centros de surf de Europa y América. En Estados Unidos y Francia, el surf tiene un rol muy importante en la cultura juvenil”, comenta Aguerre, quien ya estuvo tejiendo sus redes. “En Río le dije al presidente Bach: «Usted se imagina que no estoy acá nada más que para Tokio». Me miró y me dijo: «No esperaba otra cosa de vos. Por supuesto que querés quedarte». Y le respondí: «Claro que quiero. Es bueno para el surf y para ustedes»”. El primer paso ya está dado. Formalmente, la inclusión del surf en el programa olímpico es un acuerdo solo para Tokio 2020. Sin embargo, Aguerre confía en que es más fácil demostrar que su deporte vale la pena una vez que esté dentro de la fiesta.
LA ILUSIÓN DEL MEJOR SURFER ARGENTINO
Al imaginar a un representante argentino surfeando las olas niponas, Santiago Muñiz es el que más posibilidades tiene de competir en los próximos Juegos Olímpicos. Este marplatense de 24 años, que se encuentra en el puesto 56 del ranking de la qualifying series –el segundo nivel del profesionalismo–, soñó varias veces con estar en lo más alto del podio. “Para todos los surfistas del mundo es un momento muy especial. La mayoría de las personas reconocen un deporte cuando se hace olímpico. El surf tiene muchos años de tradición, es muy antiguo, y que sea olímpico es un logro impresionante. Es un honor y estoy orgulloso de que lo vean como un deporte de elite. Es un momento increíble para el surf, va a crecer muchísimo”, dice Muñiz, quien ya se imagina dándole un beso a la medalla que cuelga de su cuello.
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