"Soy colombiana y aparte de mi pareja no conozco a mucha gente más. Vine sin casa, sin empleo, sin nada. Hoy estoy en este lugar porque quiero aprender algo nuevo". Así comienza el relato de María, que llegó hace unas semanas a Madrid para estudiar, buscar trabajo y conocer España. En síntesis, llegó para comenzar de nuevo.
Su relato es parte de su presentación individual en una reunión de coaching para migrantes que se realiza todas las semanas en la capital española. El miedo, los cambios, la incertidumbre y otros temas se tratan en encuentros convocados por medio de las redes sociales bajo el lema "Emigrar es para valientes". Hay uruguayos, argentinos, venezolanos, colombianos, brasileños, algún italiano, y quienes llevan adelante estos conversatorios son también migrantes: el coach argentino Juan Manuel Quintana y la coach venezolana Andrea Villamizar, que atravesaron experiencias parecidas luego de pisar suelo español.
"Juanma y yo nos conocimos en un Máster de Coaching en Madrid y, aunque vinimos por motivos diferentes, los dos pasamos emocionalmente por lo mismo. Por eso nos planteamos dar una mano a la gente que emigra, sobre todo porque muchos de los que llegan no tienen para pagar un psicólogo que los ayude. El coaching brinda la posibilidad de que las personas se abran, experimenten, se conozcan y que se genere algo positivo", explica Andrea, quien aclara que los encuentros –que se hacen en un subsuelo que funciona como espacio de arte en el barrio de las Letras– no tienen fines de lucro, pero que quien quiera puede aportar dinero a una institución venezolana que alberga a niñas huérfanas.
La idea es generar una "comunidad emocional", donde cada migrante se pueda abrir a los demás, pero también que se lleve alguna herramienta para afrontar los desafíos y trabajar sobre las emociones. "Emigrar implica casi siempre nostalgia, angustia, tristeza o falta de sentido de pertenencia", ilustra Juan Manuel.
¿Qué es el coaching ontológico?
Juan Manuel, que llegó a España desde Mar del Plata en septiembre de 2017, explica: "El coaching ontológico es el estudio del ser por medio del lenguaje, teniendo en cuenta que las personas somos seres lingüísticos. Es una forma de construir y reinterpretar la experiencia personal palabra de por medio". Por su parte, Andrea, que llegó a Europa a mediados de 2016, dice que el coaching se complementa con las herramientas de la inteligencia emocional, una manera de entender por qué actuamos como actuamos para luego tomar decisiones con el fin de conseguir determinados objetivos, y también de la programación neurolingüística, para identificar modos de pensamiento que influyen sobre el comportamiento.
En el caso de gran parte de argentinos, uruguayos y brasileños que llegan a Europa, los entrenadores han notado que buscan vivir nuevas experiencias. Sin embargo, desde otros países latinoamericanos, como Colombia o Venezuela, se migra generalmente por el contexto social. Lo que tienen en común, de todos modos, es que para explorar nuevas experiencias se necesita una gran dosis de valentía.
Una reunión de "Emigrar es para valientes" comienza con un brindis de bienvenida. Luego, cada uno de los participantes se presenta por medio de una o dos emociones. Es una forma de romper el hielo mediante la creatividad y que genera una alternativa a los lugares comunes. También se hacen preguntas disparadoras y se organizan juegos, que permiten la interacción y son, además, una manera de reenfocarse en el para qué.
Los dos pasamos emocionalmente por lo mismo. Por eso nos planteamos dar una mano a la gente que emigra, sobre todo porque muchos de los que llegan no tienen para pagar un psicólogo que los ayude
En este sentido, Andrea compara el coaching como un viaje en auto, donde uno emprende el camino y maneja, pero donde el coach es el acompañante que lo guía por la ruta y le ofrece distintas opciones para llegar a destino. "Adonde se llega es sorprendente. En este tipo de encuentros hubo parejas que no sabían cosas uno del otro, algo que se genera por medio de la apertura y el entendimiento. La excusa de las reuniones es el tema de la migración, pero finalmente uno interpela toda su vida", sostiene Juan Manuel, que además organiza su proyecto Okeola, una consultora de coaching.
Siempre migrantes
A partir de las experiencias que se cuentan en las reuniones, los entrenadores observan que, en los primeros tres meses de llegados al país, los migrantes se encuentran con cierto enojo por la burocracia europea o la falta de reconocimiento de parte de los locales, por eso se trabaja mucho en el manejo de las expectativas. Después hay una especie de "aterrizaje", siempre que el proceso de adaptación vaya bien, que es cuando muchos se encuentran con su propia nostalgia. "El migrante nunca deja de serlo. Con el paso de los años, muchos por fin se sienten realizados, con cierto éxito, pero cuando paran sus ritmos de vida se dan cuenta de que no son de aquí y se reconocen como argentinos, venezolanos o paraguayos. De alguna manera tapan sus procesos emocionales", explica Juan Manuel.
Corina es argentina y es una de las más de 150.000 personas que llegan a España cada año para probar suerte. Llegó a Madrid hace nueves meses: "El taller me mostró que la adaptación me cuesta mucho más de lo que creía. Es un espacio que me da mucha felicidad, comunión y me hace dar cuenta de que uno no está loco, que hay otros que atraviesan la misma situación", asevera con una copa de vino en la mano, en el momento de las presentaciones. A pocos metros está Isabel, de Colombia, quien dice que de las reuniones busca llevarse amistad, o Natali, de Medellín, que se define como una persona ansiosa a quien las reuniones le aportan tranquilidad. Por su parte, Claudia, que es italiana, siente que se halla en un estado de evolución.
Corina es argentina y llegó a Madrid hace nueves meses: "El taller me mostró que la adaptación me cuesta mucho más de lo que creía. Es un espacio que me da mucha felicidad, comunión y me hace dar cuenta de que uno no está loco, que hay otros que atraviesan la misma situación"
"La idea es que cada uno aporte su historia, sus emociones y que todos decidan con respecto a proyectos que tienen por delante, a rumbos por tomar, que no se limiten solo a la experiencia de la migración", resume Juan Manuel Quintana. En este contexto de ayuda a los emigrantes, los entrenadores sostienen que también poseen un para qué como organizadores: "Las reuniones comenzaron como algo espontáneo, con buenas intenciones, pero también pretendemos que todos se lleven una experiencia de comunidad y conexión", dice Juan Manuel, quien cuenta que fueron invitados a repetir los encuentros en otros sitios de España y en Reino Unido. Mientras tanto, siguen con las reuniones madrileñas, donde todas las semanas llega gente distinta, en un mundo siempre en movimiento.