El año en que las celebrities se mostraron sin filtro
De la mano de las redes sociales, los famosos eligen exhibir sus facetas menos cuidadas o producidas
Mañana, en la entrega de los Oscar, los veremos pitucos y brillantes, pavoneando en la alfombra roja los modelos de alta costura, pero en el año que pasó, mientras se estrenaban las películas que ahora se premian, la industria del espectáculo llamó la atención no tanto por la repetitiva figura del famoso impecable, sino por una versión de entre casa , con o sin su consentimiento.
Ya sabemos. Las celebrities se muestran menos inalcanzables: dialogan con sus fans, salen a desmentir rumores o a instalar agenda sin tanta burocracia por medio de las redes sociales: Facebook , Twitter , Instagram. Esta última, en particular, parece invertir los roles. Así como le permite a cualquiera posicionarse como famoso en tanto plantea, embellecidas, sus acciones cotidianas como de interés público -yo y mi nuevo corte de pelo, yo con la pollera que me compré en @algunamarcaquemehagaquedarcool, etcétera-, los personajes más conocidos la usan para bajar al llano.
Sean ellos los que administran sus cuentas o no, se ayuden con inconfesable photoshop o no, mientras que el no famoso expone su mejor perfil y abusa del barniz del filtro, la apuesta de las celebrities más cancheras en el asunto parece ser la pose relajada, mostrarse normales en la cocina de su vida y de su obra.
En el mismo año en que la campaña Ice Bucket Challenge convocó a personajes conocidos para que se filmaran en sus casas, dispuestos a disolver su brushing en agua helada, más figuras se unieron a la bitácora fotográfica del divismo en pantuflas, aunque no por eso poco calculado. Encontramos la recurrente imagen de chicas (bellísimas) sin maquillaje como Zooey Deschanel (recién despierta), Jessica Alba (en el gimnasio) y Drew Barrymore (en un curso de cocina), o el inefable James Franco , con un doctorado en selfies. La cantante Taylor Swift abre las puertas más convenientes de su vida entre escenarios, aviones, gatos y amigas con espíritu de fotonovela más feliz que cruda, y Rihanna , que fue suspendida por poner fotos de ella desnuda, va de la imagen casera a la hiperproducción.
Entre fotos de animales (punto de encuentro de casi todos los usuarios de Instagram), alfombras rojas y alguna PNT, muchos famosos pasaron de denostar a los paparazzi a darse cuenta de que era más astuto ser los propios directores y editores del álbum de fotos de su vida. Y se apropiaron de la estética trash de YouTube -iluminación deficiente, sonido roto y caras sin producción aparente- para maquillarse de auténticos. Neil Patrick Harris , anfitrión de esta edición del Oscar , contó esta buena nueva en Instagram por medio de un video casero en el que mostraba en una hoja de papel escrita con birome a mano alzada su lista de deseos ya cumplidos más uno que ahora cumpliría: conducir los premios más importantes del año.
Diane Kruger (la espía de Bastardos sin gloria) está rodando la película Sky y lo documenta de manera bastante realista y sin priorizar las fotos que la muestren en toda su belleza. Por ejemplo, una en la que salió con los ojos cerrados y fuera de foco con la directora Fabianne Berthaud y Lena Dunham, que se acababa de unir al reparto. Justo ella, Dunham, es una de las que lleva la delantera en la pose real. Para empezar, llamó la atención con un video de ella en bikini en la fuente de agua del campus de la Universidad que subió a YouTube. Su Instagram incluye amigos famosos e ignotos, pijamas desangelados y registros documentales de su vida de chica común, cada vez con más comillas. Por ahora, nadie robó de su teléfono imágenes de ella desnuda en posiciones no siempre favorables, ¿pero no es eso Girls, la serie que escribe y dirige?
De los filtros a las filtraciones, entregarse a la estética de lo doméstico no es siempre una decisión. Y la devoción por el famoso no sería tal sin la sensación de estar viendo algo que el famoso no quiere que sea visto. El año que pasó también fue el de los carpetazos: a fines de agosto, un hackeo a cuentas de ICloud conocido como The Fappening desparramó imágenes de hombres y especialmente mujeres, actrices y modelos, desnudas, como Jennifer Lawrence y Kaley Cuoco, posando para su propia cámara. El color de lo amateur volvía a aparecer y despertaba el repudio general y comunicados por parte del aparato de las celebrities aceptando o poniendo en duda que esas fotos les pertenecieran, según el caso.
Hace unas semanas, a Taylor Swift le hackearon sus cuentas de Twitter e Instagram. Además, la amenazaron con publicar las fotos íntimas que habían encontrado, pero ella los desafió diciéndoles que no existía tal cosa. Después del revuelo que causó el Fappening hubo reacciones variadas. Por ejemplo, Kaley Cuoco, una de las afectadas más frescas a la hora de postear (llegó a poner fotos en el quirófano antes de su operación de nariz por sinusitis crónica), eligió burlarse de la foto filtrada en su Instagram.
El tema, incluso, aparece (no con demasiada sutileza) en Birdman, una de las películas nominadas. El protagonista, un actor inseguro, siente que se juega su prestigio en una obra de teatro de Broadway (epítome de lo artificial), pero se convierte en furor cuando se queda encerrado afuera del teatro, desnudo en pleno Times Square, y es capturado por un celular mientras busca desesperado una salida (epítome de lo real). Una vez más: las facilidades tecnológicas y la legitimación de la imagen lo-fi, combinada con el morbo de la audiencia que disfruta de ver caer a sus estrellas, hacen estallar al paparazzo clásico en tantos paparazzi amateur como telefonitos inteligentes existan. Y si el lado b como espectáculo fue una de las marcas del año, tuvo un condimento cínico y político con el hackeo de los mails de Sony. Entonces: mañana estarán sentados con su mejor cara de póquer -como lo vienen haciendo en toda la temporada de premios- actores, directores y directivos sonriendo ante un público que conoció una buena cantidad de chismerío potente. Las conductoras de los Golden Globes, Amy Poehler y Tina Fey, ya hicieron chistes al respecto cuando se dirigieron a los presentes como "niños mimados mínimamente talentosos", en honor al categórico insulto con el que la ejecutiva de Sony se refirió a Angelina Jolie en un mail que por supuesto no iba dirigido a ella ni a hacerse público. Hay que ver a cuánto se atreve Neil Patrick Harris. Y también, cómo piensa superar el gag de la selfie de Ellen Degeneres. ¿Qué tal una de todos los nominados a cara lavada?
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