El rey emérito protagonizó cuatro fotografías que impactaron en la opinión pública, dieron la vuelta al mundo y desgastaron definitivamente su imagen
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Hace cuatro años que Juan Carlos, el Rey Emérito de España, se alejó de su patria para pasar una existencia tranquila en una isla privada de Abu Dhabi. Pero el exmonarca, que abdicó al trono en junio de 2014, no puede escapar a sus andanzas del pasado, ni aún recluyéndose en Oriente Medio. Esta semana, la revista neerlandesa Privé publicó fotos del año 1994 en las que el entonces dueño de la corona española se besaba, en una terraza de Madrid, con su amante, la modelo, Miss Madrid 1970 y vedette Bárbara Rey.
Si bien los biógrafos de Juan Carlos habían dado cuenta en su momento de esta relación extramatrimonial, que ya era vox populi, la exhibición de las imágenes explícitas, aún con una retroactividad de cuatro décadas, provocaron un cimbronazo mediático que recorrió todo el planeta y que de seguro sacó al exmonarca borbón de su paradisíaca modorra en la Isla de Zaya Nurai.
Una revista Holandesa publicando las fotos del año 1994 que demuestran el affaire entre el Rey Emérito y la vedette Bárbara Rey, fotos que fueron hechas por su hijo, Ángel Cristo Jr, y que supuestamente habrá vendido a dicha revista.
— Call me Marlon 🏳️⚧️🇵🇸🔻 (@efemarlong) September 25, 2024
Menudo bombazo tenemos esta semana con esto. pic.twitter.com/nLkb9CIgVu
Sin embargo, esta no es la primera vez que una foto del borbón que fue dueño del trono español entre 1975 y 2014 genera una repercusión extrema, que da que hablar, y mucho, a la opinión pública dentro y fuera de las fronteras ibéricas. Hubo otras anteriores. Está claro que estas fotografías no revisten la gravedad de otras cuestiones del monarca que lindaron con la corrupción en términos fiscales y en sus cuentas bancarias -sospechas de sobornos, uso de tarjetas opacas, donaciones turbias-, pero, de todas formas, la fuerza de la imagen hizo que se convirtieran en verdaderos escándalos y que, incluso, pusieran en jaque la postal de Juan Carlos I como un rey intachable.
El rey está desnudo
En mayo de 1995, la revista italiana Novella 2000 exhibía en su portada una foto del rey Juan Carlos tendido boca abajo en la cubierta del yate Fortuna, perteneciente a la familia real. Dicho así suena a una imagen más, pero había un destacado detalle: el monarca no llevaba consigo nada de ropa, apenas un gorro de tipo Piluso. Para graficar sin eufemismos la singular postal, la publicación le puso el título “El rey está desnudo”. Estas imágenes se acompañan en la edición con una crónica que señala que el rey “enseña las joyas escondidas de la corona española”. Si bien las partes íntimas en las postales -se publicaron cuatro en total- se encuentran distorsionadas, el tono picante de la nota no evita hacer referencias poco sutiles como que Juan Carlos es “un gran pedazo de hombre”.
El título principal de la revista, El rey está desnudo, remite a un cuento del danés Hans Christian Andersen, El traje del Emperador, en el que es solamente un niño el que se atreve a señalar que el emperador (que está convencido de que lleva un atuendo lujoso) se encuentra en realidad desnudo. Pero así como nadie se atrevía en esta historia a decirle al mandatario que no tenía ropa, del mismo modo nadie, en el mundo editorial y periodístico, se había atrevido hasta ese mayo de 1995, a invadir con un lente la intimidad del rey... y mucho menos mostrarlo desnudo.
De hecho, las imágenes del monarca tomando sol como había llegado al mundo, habían sido captadas por un grupo de paparazzi en el verano boreal, en agosto de 1989. Es decir, más de cinco años antes de su publicación. El rey se encontraba pasando sus vacaciones en Mallorca, donde los borbones poseían una residencia veraniega, y había salido a navegar en el yate Fortuna junto a otros miembros de la realeza. Custodiado por una cañonera y dos embarcaciones con efectivos policiales, Juan Carlos se puso a tostarse en la cubierta sin la mínima preocupación porque lo retrataran. Pero había fotógrafos que siguieron a su nave por tierra, y pusieron el Fortuna a tiro de sus cámaras desde el acantilado de una cala donde se había detenido.
Las tomas se realizaron con facilidad, pero luego, lo que resulto difícil, y hata casi imposible, fue colocar las fotos en alguna publicación. Si bien los paparazzi pretendían cobrar por ellas un millón de dólares, ningún editor mostraba la osadía, o la locura, necesaria para publicarlas. Pesaba además sobre ellos la advertencia del rey, que cuando se enteró que existían esas postales, había dicho: “Quien tenga el valor, que las publique”. Así fue como, en España, las imágenes nunca se publicaron.
Cuando al fin las fotos salieron a la luz, la familia real aseguró que el monarca tomaba el sol sin atuendo alguno porque así se lo había recomendado el médico para tratar una afección en su piel. Más allá de esta débil excusa, las imágenes del monarca en la cubierta del Fortuna fueron, por mucho tiempo, las más vergonzosas que la corona había tenido que padecer durante el reinado de Juan Carlos I. Pero llegarían otras...
“Me he equivocado y no volverá a ocurrir”
La foto que comenzó a circular en las redes en abril de 2012, para mucha gente resultó intolerable. Terminó de dañar el prestigio del monarca y apuró su abdicación. En la postal, Juan Carlos se encuentra de pie, con una escopeta en la mano, acompañado de una mujer que también carga con un arma. Detrás de ambos aparece, apoyada su trompa inerte contra el tronco de un árbol, el cadáver de un elefante adulto, de unos 5000 kilos, al que el dueño de la corona de España acababa de cazar.
La tremenda fotografía salió a la luz cuando la Familia Real informó que el rey se había roto la cadera en un viaje privado a Bostbuana. Al indagar en los pormenores de esta situación, la prensa española se enteró de que, en realidad, Juan Carlos había visitado ese país africano para realizar un safari. La imagen que certificó esta especie y que luego sacudió las redacciones de todo el mundo había sido obtenida de la página web de la compañía que organizó la excursión de caza, Rann Safaris. Y la repercusión y la indignación que produjo fue imposible de sofrenar.
Tan alterada había quedado la población española tras la divulgación de la imagen que Juan Carlos se vio obligado a protagonizar una situación inédita en su reinado: apenas salió del hospital madrileño en el que atendieron su lesión de cadera, grabó un video en el que pidió disculpas por lo que había hecho. “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”, dijo el rey de España. Nunca antes, en sus 74 años de vida, se había disculpado ante su pueblo.
Pero el pedido de disculpas del monarca no pudo impedir otra consecuencia de su desubicado safari.: cuando los periodistas investigaron quiénes habían acompañado al rey a su excursión, descubrieron que había ido con Corinna Larsen y Alexander, el pequeño hijo de esta mujer. El hecho reveló lo que para mucha gente era un secreto a voces: que Juan Carlos y Corinna mantenían una relación sentimental. La amante del monarca, una aristócrata danesa nacida en Alemania, contaría en un podcast muchos años después cómo había sido su romance con el poseedor del trono español. Pero en ese momento, en 2012, la revelación fue un boom que hizo tanto o más ruido que el escopetazo que ultimó al elefante.
Como detalle entre risueño y patético resta decir que, para ese entonces, el rey Juan Carlos era el presidente honorario de una ONG ambientalista de defensa de la naturaleza, la WWF. Presidencia que, obviamente, debió abandonar junto con los honores.
Un asado con el hijo de su amante
La otra foto que conmovió la tranquilidad del rey Juan Carlos se publicó en septiembre de 2020, cuando el monarca ya disfrutaba de su retiro en Abu Dhabi. Sin embargo, era una imagen del año 2009 o 2010, que remitía, una vez más, a la vida extramarital del borbón. Se trata, si se ve con descuido, de una postal casi familiar. Como un ciudadano más, Juan Carlos se encuentra haciendo un asado, o una barbacoa, para decirlo como se llama en el viejo continente. Se encuentra sonriente y muy de entrecasa, con un short de baño amarillo, una camisa y una gorra con la visera echada hacia atrás. A su lado, un pequeño niño sonríe también.
El pequeño, de unos 8 años, es Alexander, el hijo de Corinna Larssen, a la sazón, la amante del rey español. La fotografía fue tomada en la casa de La Angorrilla, que el monarca tenía en el barrio madrileño de El Pardo, donde la pareja y el niño convivieron por cierto tiempo. La pareja se había conocido en 2004. Ella todavía estaba casada con el alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn y él, claro, con la reina Sofía. Pero la relación fluyó y duró unos cinco años más.
Después de la abdicación del rey, en 2014, Corinna, que hoy tiene 60 años, decidió revelar al detalle su relación con Juan Carlos. Por ejemplo, contó a la BBC en 2020: “La primera cita fue a principios de verano. Siempre nos reíamos mucho. Conectamos de inmediato en muchas cosas y teníamos muchos intereses en común: la política, la historia, la buena comida, los vinos. Yo vivía entonces en Londres, acababa de emprender mi propio negocio de consultoría. Y era madre soltera de dos niños. Así que nos encontrábamos en Madrid en una casita de campo dentro de la finca y viajábamos juntos”.
La foto del monarca asador con el niño Alexander fue publicada en la revista París Match, en el contexto de otra de las entrevistas que Corinna dio para contar detalles de su romance con el que hoy es rey emérito de España. Pese a que la relación de estos amantes ya era absolutamente conocida por los españoles, la foto de la barbacoa volvió a causar estupor, quizás porque pocos imaginaban que el romance prohibido se había desarrollado con tanta familiaridad.
Besos con Miss Madrid
La última foto que provocó el escozor de la opinión pública española fue la que apareció en los medios esta semana. En ella se muestra a un joven rey Juan Carlos besando a Bárbara Rey, una miss Madrid y vedette que fue también amante del borbón. La postal, que data del año 1994, fue publicada por la revista neerlandesa Privé.
Como ocurrió con otras tantas mujeres que pasaron por la vida de Juan Carlos, muchos autores y biógrafos habían hablado de la relación entre el rey y la exvedette, una de las más recordadas exponentes del destape español. pero una cosa es saber de un romance, y otra cosa muy distinta es verlo... Y las fotos, pese a ser un tanto borrosas, son contundentes.
Además, las imágenes de las que todo el mundo habla traen consigo una historia. Es la que tiene que ver con su autor, Ángel Cristo Jr., el hijo de Bárbara Rey y de Ángel Cristo padre, domador de fieras en los circos. Según publicación neerlandesa, el muchacho, que entonces tenía 13 años, habría sacado las fotos, a pedido de su madre, para chantajear luego al dueño del trono.
La mujer, siempre según Privé, habría chantajeado también a Juan Carlos con grabaciones de cámaras y micrófonos que había en su casa. Se habló que recibió un pago de 4 millones de euros para que se mantuviera en silencio. Pero la actriz, que hoy tiene 74 años, negó absolutamente todo esto y le dijo a Vanitatis: “Me he quedado con la boca abierta y triste. Nunca imaginé que (mi hijo) fuera a hacerlas públicas y, peor aún, hacer uso de ellas. No sabía que podía llegar hasta este extremo; qué vergüenza. Con esto se demuestra quién es mi hijo, cómo es y cómo ha sido toda la vida”.
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