El acceso a la información, un derecho básico para empoderar a las mujeres
Vivimos en una era marcada por la circulación de información y el dominio de los datos. A veces en tal magnitud que hasta hemos acuñado términos como "infoxicación" para definir esa sobrecarga informativa que a menudo llega a abrumarnos en tiempos de conectividad permanente. Sin embargo, esta realidad tan cotidiana para muchos de nosotros es desconocida para cientos de millones de personas en todo el planeta que no cuentan con la información básica necesaria para mejorar sus vidas o vivirlas con el mayor grado posible de libertad. Y en esta paradoja las mujeres son particularmente las más perjudicadas. Para concientizar sobre esta realidad y aportar herramientas que ayuden a revertirla, el Centro Carter, creado por el ex presidente norteamericano Jimmy Carter, ha lanzado la campaña "Informando a las mujeres, transformando vidas" en trece ciudades seleccionadas de todo el mundo. Buenos Aires es una de ellas.
Desde hace más de dos décadas, el Centro Carter ha venido impulsando internacionalmente el acceso a la información como un derecho humano fundamental, y en esa misión ha detectado que las mujeres muy habitualmente no pueden ejercerlo con la misma facilidad que los hombres, una inequidad que amplía la brecha de género en todos sus aspectos y que impide el avance de las mujeres, tanto en comunidades del tercer mundo como en países desarrollados. Según el Centro, un acceso equitativo a la información permitiría a millones de mujeres conocer la ley y los derechos que otorga, comprender mejor las políticas gubernamentales que las afectan, acceder a servicios y beneficios que a menudo desconocen, y a involucrarse cada vez más en el desarrollo de políticas públicas. En numerosos países las mujeres que son víctimas de diversos tipos de abusos no encuentran la manera de acceder a la Justicia por falta de información. Pero además se ha comprobado que una ciudadanía con mayor acceso a información gubernamental ayuda a mejorar la eficiencia de la administración pública en todos sus niveles.
En esta pandemia de Covid-19, el inequitativo acceso a la información exacerbó globalmente las desigualdades preexistentes en materia de salud, economía y educación, lo que llevó a que en muchas ciudades los efectos fueran más devastadores. Ahora que las vacunas disponibles comienzan a distribuirse en el mundo, el acceso a la información se vuelve crucial. "Pongan a las mujeres y las niñas en el centro de los esfuerzos para recuperarse del Covid-19 –clamó recientemente António Guterres, el secretario general de las Naciones Unidas–. La igualdad de género y los derechos de las mujeres son esenciales para superar esta pandemia, para una recuperación más rápida y para construir un futuro mejor para todos."
Para que un cambio sustancial comience a concretarse, el Centro Carter seleccionó trece ciudades de todos los continentes, tan diversas como Chicago; Dhaka, en Bangladesh; Dublín o Buenos Aires. El primer propósito de la campaña es llevar la problemática a los medios de comunicación como una forma de concientizar sobre la relevancia del acceso a la información oficial. Además, las autoridades de cada ciudad elegida se comprometieron a facilitar el acceso pleno de las mujeres a la información mediante el desarrollo de herramientas digitales de código abierto, y altos funcionarios serán capacitados en el desarrollo concreto de facilidades para el acceso a información clave sobre servicios municipales, políticas sociales y educación. El Centro Carter también brindará subvenciones y asistencia técnica a organizaciones no gubernamentales para que incentiven a las mujeres a utilizar información pública y generar de ese modo casos exitosos que demuestren el valor de ese derecho.
En nuestro país las mujeres enfrentan dificultades para acceder a información sobre salud reproductiva, suelen caer en la dependencia de intermediarios para acceder a beneficios sociales que les corresponden por ley o desconocen cómo pedir ayuda cuando sufren violencia y abusos. El movimiento de mujeres ha contribuido a visibilizar estas falencias: hasta hace demasiado poco incluso la violencia contra la mujer era invisible para las estadísticas públicas. Pero aunque muchos temas han comenzado a discutirse, aún falta mucho para que todas las mujeres accedan a la información que les permita un genuino empoderamiento que reduzca las brechas de género y garantice un piso de igualdad. En una era en que la información es considerada poder, nadie puede sentirse plenamente libre sin acceso a ella.
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