El abominable caso de la joven que fue descuartizada en su cita de Tinder
Sydney Loofe fue asesinada vilmente por la mujer con quien pensaba formar la pareja ideal
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Jamás la esperanza de encontrar una pareja sentimental había terminado de forma tan horripilante. En noviembre de 2017, Sydney Loofe, de 24 años, creyó genuinamente que Audrey, la mujer con la que hablaba en Tinder, quizás la aplicación de citas más popular del mundo, era tal cual se mostraba en la red.
Tras un encuentro inicial bastante fugaz, el deseo de tener una segunda cita se presentó como una opción relativamente natural. La selfie que subió a Snapchat, reconocida plataforma de fotos y mensajería, con un emoji de corazón y un mensaje de “lista para mi cita”, no auguraba nada más que buenas emociones. Sin embargo, 24 horas después, nadie sabía de su paradero.
Luego de dos semanas de angustia, la población de Lincoln, capital de Nebraska, en Estados Unidos, quedó consternada cuando fue hallado el cuerpo desmembrado de Sydney Loofe en un terreno baldío de una ciudad cercana. Con el tiempo, se supo que la mujer con la que hablaba en Internet tenía otra identidad.
Además, ella habría sido una de las dos personas detrás de su muerte. Cuatro años después, se comprobó que todo había sido un asesinato. Actualmente, los detalles de su fallecimiento siguen causando escozor. Hace poco uno de los victimarios fue condenado a pena de muerte y Audrey, quien en realidad lleva como nombre Bailey Boswell, fue castigada con cadena perpetua por su homicidio.
Una joven víctima de delincuentes de Tinder
El homicidio de Sydney Loofe, la joven que trabajaba como cajera en una ferretería, se dio en la segunda cita que tuvo en la aplicación de Tinder con la llamada Audrey. Por lo que informó la prensa local en su momento, los allegados de Loofe se dieron cuenta de su ausencia porque su celular estaba apagado, su carro seguía parqueado en su hogar y su gato no contaba con comida en su plato.
Así, las autoridades locales emprendieron una búsqueda bajo la sospecha de que la mujer había sido secuestrada. Tras rastrear el número telefónico de la entonces desaparecida, los policías dieron con Audrey, la última persona que en teoría la había visto. Ella, de 23 años, respondía con ciertos monosílabos y grandes evasivas que despertaron las alarmas de los oficiales de Policía.
Con la pesquisa en marcha, descubrieron que su verdadero nombre era Bailey Boswell y que, asimismo, vivía con su pareja, Aubrey Trail, un hombre de 51 años. Las suspicacias sobre esa relación que, a los ojos de los investigadores era muy extraña, se profundizaron cuando en diciembre de 2017 el cuerpo de Loofe fue hallado desmembrado a cerca de 100 kilómetros de su hogar.
La barbarie detrás de la muerte de Sydney fue el punto a ahondar.
El cinismo criminal
Según pudieron comprobar las autoridades, Trail y Boswell eran una pareja de criminales acostumbrada a estafar comerciantes en el estado de Nebraska. Además, ambos estaban habituados a contactar personas por Tinder gracias al perfil falso de Boswell y a pactar todo tipo de prácticas sexuales con ellas.
Cuando fueron señalados por las autoridades, Trail dijo en un comienzo que Loofe había aceptado hacer parte de una orgía y que “en el forcejeo” la mujer se habría ahorcado con algún elemento cercano. Luego dijo que él mismo la había estrangulado. Después, cambió la versión y se mantuvo en que había sido él el único culpable.
A su juicio, Boswell, otrora Audrey, era inocente. En 2020, durante su audiencia en un tribunal estatal, el hombre intentó herirse sin éxito con un cuchillo en su aorta para evitar ser condenado. Finalmente, en su caso fue sentenciado a pena de muerte por los delitos de asesinato en primer grado, conspiración criminal para cometer asesinato y disposición indebida de restos humanos.
Bailey Boswell, la encubierta Audrey, fue castigada en diciembre de este año con cadena perpetua por los mismos cargos. Sin embargo, la familia de Loofe decidió apelar para que la mujer sea condenada a muerte, pues, por lo que certificaron las autoridades, su participación en el homicidio fue más allá de una simple complicidad.
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