Eduardo Makaroff: "La pureza del tango no existe"
Creador de Gotan Project, este argentino radicado en París fue el primero en sumar música electrónica al ritmo típico rioplatense

PARÍS.- Eduardo Makaroff forma parte de esa generación que creció al ritmo del rock, con esas bandas con repertorio e ideología que agarraban una guitarra para decir su verdad. Cuenta que ese espíritu lo llevó a componer nuevos tangos "hablando de cosas actuales y de manera actual". Desembarcó en París a fines de los 80 con un dúo, un disco y un espectáculo: Tango Joyeux (alegre en francés). Fue jefe de orquesta del dancing de la Coupole, emblemática pista de baile parisina, y a fines de los 90 se asoció con un suizo y un francés para continuar la investigación que había comenzado en Buenos Aires: mezclar tango con música electrónica. Aquí nació Gotan Project, "un producto parisino que creció por el boca a boca, de manera underground", y que dio la vuelta al mundo. Rusia, Londres, Bélgica, Los Ángeles. Hoy es difícil separar "el capitalismo foráneo", palabras de un discurso de Evita, de uno de los temas más conocidos de Gotan. Fueron tres discos, tres giras, 450 conciertos.
Radicado desde hace 26 años en París, la argentinidad es el perímetro de gran parte de sus actividades. "Llegué a los 36. Todas mis referencias y recuerdos son de allá." Después de Gotan Project nació Plaza Francia, en 2014, un disco en conjunto con Christoph Müller -su socio en Gotan- y Catherine Ringer, más conocida por ser la cantante del grupo histórico Les Rita Mitsouko, en donde el tango es llevado a la canción rock pop. Hicieron una gira por 100 países. Actualmente trabajan en el segundo disco, sobre el cual prefiere no decir mucho. "Varios invitados y la estrella menos esperada." En septiembre comienzan los primeros ensayos. Creó un sello, Mañana, donde edita únicamente música argentina. Una prolongación de su militancia tanguera, como él define.
-¿Cuál era el lugar del tango en los 90?
-Muy diferente al de ahora. Recién pegaba el espectáculo Tango Argentino, pero el tango era algo del pasado, viejo, mersa. Recién se redescubría a Goyeneche, que había tenido que ser colectivero en una época porque se quedaba sin laburo. El tango no estaba muerto, pero faltaba la renovación generacional, con la composición y la creación que vienen con eso. Estaba estancado. Salvo Piazzolla, que está aparte.
-¿Y en París?
-Ésta es la segunda capital histórica del tango. El tango empezó en la Argentina, pero inmediatamente triunfó aquí. Es una historia de ida y vuelta entre esta ciudad y Buenos Aires que siguió con cineastas y poetas, pero sobre todo bailarines y músicos. El tango encontró acá su lugar de rebote. En ese sentido, lo de Gotan Project no fue una excepción.
-¿Cómo cambió tu vida con Gotan Project?
-Cambió mucho y para bien. Es un "la pegué". Aunque eso mucho no existe: seguí trabajando, pero a un nivel más intenso y con más posibilidad de hacer cosas. Soy un activista de la renovación del tango desde hace 20 años.
-¿Por qué te parece que ese tango electrónico tuvo tanto éxito mundial?
-Hay músicas que llegan al corazón de la gente y otras que no. Es una magia. Aunque añado que el tango es una música universal desde hace mucho tiempo e incorporada al espíritu de la mayoría de los humanos en diferentes partes del mundo. Con el tango pasó algo parecido que con el rock: hay un tango turco, finlandés, a la americana, alemán, griego, egipcio, en yiddish... Adoptado y adaptado por muchas otras naciones y culturas. Digo adaptado porque se pronuncia y se baila diferente. Acá, por ejemplo, es uno de los ritmos con los que se compone canción francesa.
-¿El mundo del tango es competitivo?
-Nosotros mucha competencia no tenemos (risas). Después de Gotan, salieron muchos grupos a hacer tango electrónico. Y levantó la polémica sobre quién lo había inventado primero. No quise meterme en eso porque esto no es una carrera de caballos, es arte. El objetivo no es llegar primero: es hacer algo bonito. Después, si sos pionero, es interesante. Es un orgullo que digan que fuimos iniciadores. Dio lugar a que muchos que no conocían se interesaran. Escucharon bandoneón y empezaron a descubrir el tango argentino gracias a Gotan. En ese sentido, hay un buen trabajo hecho.
-¿Qué hace Gotan Project hoy?
-Hay mucho pedido, podríamos estar haciendo una gira de 150 conciertos en los mejores teatros del mundo. Pero después del tercer disco decidimos darnos un respiro porque tuvimos problemas graves y nos peleamos con el tercero [N.deR.: el francés Philippe Cohen-Solal]. La música existe y se sigue explotando, con la venta de discos y pedidos para usarla en publicidades y películas. Pero mi novedad es Plaza Francia.
-Hace 26 años que vivís en París. ¿Cómo seguís conectado con la Argentina?
-Tengo relación con algunos amigos, leo los diarios argentinos, me intereso sobre lo que pasa en mi país como muchos argentinos en el exilio, escucho la radio online CAFF, Club Atlético Fernández Fierro, que está desde hace años y en donde hay de todo. Es un poco la materia que uso para mi creación. La tapa del disco de Plaza Francia es un fileteado. La fuente de inspiración es total.
-¿De qué manera París permite cruzar fronteras en un universo codificado como el tanguero?
-La característica de un centro cultural tan importante como París es que te deja manosear tu propia cultura. En lo personal, siempre me cagué en las formas y en los prejuicios. Y además, hoy en día hay mucha innovación en el tango. La radio CAFF es un ejemplo. Ahí fui a ver al grupo Falopa. Ojalá que los ayatollahs que dicen conservar cierta pureza existan para así crear polémica, pero creo que hoy en día todo eso está bastante superado.
-¿Es decir?
-La pureza del tango no es tal, no existe. Surgió de un encuentro multicultural a fines del siglo XIX, así como también se hizo la Argentina. El violín viene de Europa del Este, el bandoneón lo inventó un alemán y los africanos tocaban ritmos. Las palabras tango, milonga, candombe y la base rítmica vienen de África. Fue una historia paralela a la del jazz, en la cuenca del Río de la Plata en vez del Mississippi. Cierto es que se formó un estilo con códigos muy precisos y hay que conocerlos, y en ese sentido yo soy el que más. No te lanzás a reformar sin saber tocar y sin conocer.
Del té verde a las single malts
No bien se levanta, se toma una taza de té verde chino, almuerza con té verde japonés, toma Geinmaicha o manzanilla de Menorca a la tarde y vino tinto de Bourgogne a la noche. Durante los conciertos, sus preferencias figuran en el contrato: single malt whiskys Scapa 16 o Highland Park 18 years de las islas Orcadas, al norte de Escocia.
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