Los seguidores de la cienciología eligieron a este lugar como su “ciudad de cabecera”. Qué se esconde en sus calles.
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Se lo describió como el pueblo más curioso en Reino Unido y el verdadero Twin Peaks (el ficticio pueblo de la misteriosa serie de TV del mismo nombre). No obstante, East Grinstead difícilmente irradia ese ambiente de terror surrealista que le imprimió el director David Lynch a la serie.
Las elegantes estructuras del siglo XIV albergan librerías y joyerías; carniceros venden albóndigas y salchichas desde sus puestos en el mercado; y amigos se congregan alegremente en cafés al aire libre. La escena es una de grato refinamiento. Todo parece tan… normal. Bajo la superficie, sin embargo, este ordinario pueblo mercantil de Sussex (al sur de Londres) está cargado de un inesperado fervor religioso.
Un número desproporcionado de organizaciones espirituales encontraron un hogar aquí; algunas son antiguas y otras modernas, unas ortodoxas y otras no tradicionales. Un grupo en particular ha generado más comentarios que el resto.
En una boscosa colina al suroeste del pueblo se encuentra Saint Hill Manor, una atractiva casa de campo construida en 1792 al estilo de finales de la época georgiana. Saint Hill tuvo una variopinta historia, sirviendo en diversas épocas como sede de una misión cristiana y hogar del maharajá de Jaipur. Cuando este último se fue en 1959, Saint Hill recibió a su más famoso inquilino: L Ron Hubbard, el escritor de ciencia ficción y fundador de la Iglesia de la Cienciología.
La hacienda no solo sirvió de residencia para Hubbard sino también de sede internacional de la cienciología hasta 1967. La propiedad sigue perteneciendo a esa iglesia y, como suele suceder en sus enclaves alrededor del mundo, está llena de historias peculiares.
El actor Tom Cruise la visitó varias veces. Hasta se dice que seleccionó un ala de Saint Hill Manor como santuario de reclusión durante la pandemia de coronavirus, según informó la revista de farándula y sociedad Tatler. Otra superestrella adepta a la cienciología, John Travolta, acaparó titulares en 2011 cuando intentó -sin éxito- reservar una mesa para su séquito en la sucursal local del restaurante de comida rápida Kentucky Fried Chicken.
En 2013, el periódico local de Sussex The Argus reportó que tres pilotos de avión vieron “dos discos plateados en forma de platillos” sobrevolando los alrededores de Saint Hill, sin aparente relación con el vecino aeropuerto de Gatwick, donde los pilotos iban a aterrizar.
Pero no es sólo la Cienciología la que llama la atención aquí. Los misteriosos rosacrucianos, una sociedad secreta que afirma ser guardiana de una cantidad de verdades esotéricas sobre el universo, tienen una logia en un palacete de estilo tudor en la localidad cercana de Greenwood Gate.
Por otra parte, el grupo católico Opus Dei organiza retiros espirituales en la atractiva mansión de Wickenden Manor. Un poco más tradicional, la sede británica de los mormones se encuentra a unos pocos kilómetros al norte de East Grinstead, en el impresionante London England Temple, mientras que los Testigos de Jehová y los científicos cristianos también se instalaron en el pueblo.
Los modos alternativos de pensamiento empiezan desde edades tempranas aquí. La escuela Michael Hall, en la vecina aldea de Forest Row, fue el primer ejemplo en Reino Unido de una escuela Waldorf, donde la enseñanza está basada en el concepto espiritual de la antroposofía postulada por Rudolf Steiner, con un currículo que se centra en el desarrollo emocional y artístico.
Hay una multitud de granjas biodinámicas, que usan abono preparado con cráneos de vaca rellenos de corteza de roble y cuarzo, que también está basado en las teorías de Steiner. Al sur de East Grinstead, una serie de ordenadas parcelas verdes conduce al bosque de Ashdown, poblado de avellanos, castaños y robles.
Este bosque es famoso por servir de inspiración del personaje infantil Winnie the Pooh, cuyo creador, AA Milne, vivió cerca y caminaba por allí con su hijo Christopher Robin. El legado de Milne sigue vivo aquí. El puente Pooh Sticks Bridge, por ejemplo, atraviesa una cañada en el bosque y es el lugar donde el autor inventó el juego Poohsticks con su hijo. Pero el bosque de Ashdown esconde secretos más raros e intrigantes.
Rumores de rituales wicca y reuniones druidas en la arboleda son frecuentes. “Algunas veces los druidas y otros paganos se pueden ver entre los círculos de piedra en los bosquecillos de pino silvestre en la parte superior del bosque”, contó Richard Creightmore, un adivinador de geomancia que interpreta los significados espirituales de las señales de las marcas en el suelo del bosque de Ashdown.
Pero se dice que el episodio más raro del bosque ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial y contó con un elenco de brujos, espías y nazis. Cecil Williamson fue un guionista británico y destacado pagano que fue contratado por el M16 (el servicio de inteligencia británico) para indagar más sobre el aparente interés de la alta jerarquía nazi en lo oculto.
Ideó un plan propagandístico llamado Operación Muérdago, con miras a aprovechar la creciente fijación de los nazis en las artes oscuras, montando una simulación de un ritual oculto en el bosque de Ashdown.
La esperanza era que la moral de los nazis se vería golpeada si llegasen a creer que las fuerzas naturales estaban en contra de ellos. Se cuenta que la ceremonia involucró soldados canadienses vestidos con túnicas, bailando alrededor de efigies encendidas de Hitler y sus colegas. Si suena como algo de una película de James Bond, no es por casualidad; según el biógrafo Mark Simmons, Ian Fleming supuestamente fue uno de los asistentes.
Mientras los detalles exactos de la ceremonia de Williamson posiblemente nunca se conocerán, se sabe que el bosque de Ashdown fue el sitio donde estaba la antena de radio Aspidistra, utilizada para transmitir este tipo de “negra propaganda” de guerra. El lugar es ahora una instalación de capacitación para la policía de Sussex.
¿Qué es lo que tiene East Grinstead, entonces? Algunos lugareños te dirán que la respuesta yace subterráneamente en la forma de poderosas líneas ley que se cruzan con el meridiano de Greenwich, que pasa por todo el centro del pueblo.
“Aquí nos encontramos en la intersección de las crestas arenosas de High Weald, cuya estructura de cuarzo cristalino realza la claridad cognitiva, y el meridiano de Greenwich”, dijo Creightmore y agregó: “Muchas cosas buenas han sucedido a lo largo del meridano, como también en High Weald”.
“Pero la espiritualidad esotérica parece estar más concentrada en la intersección de ambas, en el núcleo de East Grinstead y Forest Row”, aseguró.
Hasta para los que están más inclinados al misticismo, esta teoría puede ser un poco difícil de tragar. Davina MacKail, una maestra de chamanismo y feng shui, me dijo: “Creo que la energía que rodea el área de East Grinstead está aumentada por los antiguos bosques. Se ha reportado mucho sobre el exceso de líneas ley (alineaciones de distintos lugares de interés geográfico e histórico) que hay, pero creo que la verdadera razón por la que atrae a cultos religiosos raros tiene más que ver con su proximidad a Londres y el hecho que desde que los cienciólogos se mudaron a finales de los 1960, la gente aquí acepta los estilos de vida alternativos. Practican sus creencias alternativas en paz y encuentran apoyo entre la comunidad local”.
Otros lugareños están de acuerdo con que la respuesta es más prosaica: “A través de los milenios, East Grinstead fue tradicionalmente un lugar de encuentro”, indicó la encargada de turismo del pueblo, Dawn Spalding.
“La gente se reunía aquí, después de viajar por caminos de herradura para vender sus productos. Se tenía como un lugar seguro”.
El padre Gaskin, de la iglesia Our Lady and St Peter, lo explicó en términos aún menos románticos en un documental de 1994 titulado “¿Por qué East Grinstead?”: “Las personas se han sentido atraídas a esta parte del mundo debido al aeropuerto de Gatwick”.
Es cierto que la cercanía a Londres, junto con el gran número de casas señoriales con extensas vistas sobre High Weald, lo hacen un lugar atractivo para las personas adineradas con inclinaciones bohemias.
Saint Hill Manor, la razón por la que los cienciólogos vinieron aquí en primer lugar, es una de esas mansiones; otra es Hammerwood Park, al este del pueblo, una elegante pero derrumbada mole al estilo griego renacentista que pertenecía al grupo roquero Led Zeppelin.
El hecho que la región en torno a East Grinstead y Forest Row sea celebrada tanto por sus granjas biodinámicas como sus campos de golf de talla mundial resume bastante bien el espíritu del lugar. Sin embargo, un episodio en la historia de East Grinstead precede la llegada de L Ron Hubbard y arroja más luz sobre las características del pueblo que cualquier teoría loca sobre religiones esotéricas y energía sobrenatural.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el hospital Queen Victoria del pueblo fue el lugar donde Sir Archibald McIndoe, un médico neozelandés empleado por la Real Fuerza Aérea, realizó cirugías plásticas pioneras.
Las innovaciones de McIndoe en el campo de la cirugía cosmética (su especialidad fue la “nariz McIndoe”) fueron fundamentales en esa rama y fueron usadas en los miles de pilotos que sufrieron horrorosas quemaduras y lesiones en combate. Su destreza médica, sin embargo, fue igualada por una comprensión del estado mental de sus pacientes.
Se deshizo de las batas tradicionales utilizadas por los pacientes en recuperación de triste color azul y permitió a los pilotos vestir sus propias ropas. McIndow les organizó un grupo de apoyo, nombrado en la manera tradicional del humor negro de la guerra, el Club de Conejillos de Indias, y trabajó para asegurar que East Grinstead fuera un lugar tolerante y acogedor para ellos durante su rehabilitación.
Mientras que alentaba a los que mejoraban a aventurarse en el pueblo, imploraba a los residentes locales a hacerlos sentir como en casa. Y respondieron de tal manera que East Grinstead llegó a conocerse como “el pueblo que no es mirón”.
El atractivo de la región para clientes adinerados que buscan paz y tranquilidad parece no mermar; en 2017, la cantante Adele fue la más reciente superestrella en echar raíces aquí, en una mansión que es patrimonio arquitectónico.
Parece que ahora, igual que en los días de Archibald McIndoe y sus conejillos de indias, East Gristead es un pueblo que sabe cuándo esquivar la mirada. No es sorprendente que gente de toda índole se sienta bien acogida aquí.
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