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Un singular empapelado marca el tono en este cuarto adolescente, que encontró calidez en la suavidad de los géneros
(las cortinas de terciopelo y la alfombra peluda). La paleta de colores es verde acqua, celeste y blanco, combinados con el atractivo de la madera natural.
Para el cuarto de Valentino se buscó un diseño arquitectónico atemporal, y no a una variedad de muebles sueltos. Elegir tonos neutros para los muebles deja que se destaquen los objetos de colección. Además, permite que el lugar se renueve sin complicaciones a medida que los gustos varían con la edad.
LA NACION
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