Dos hermanas de La Plata se enfrentaron a un motochorro y sobrevivieron gracias a una inesperada “negociación”
Cata y Florencia contaron su experiencia a través de un hilo de Twitter; cómo lograron salir ilesas de un robo
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Una usuaria de Twitter contó la insólita anécdota que vivió junto a su hermana en el centro de La Plata cuando un ladrón en motocicleta las cruzó y les pidió sus pertenencias.
Cata y Justina querían buscar unos aritos alrededor de las diez de la noche, que le habían prestado a su amiga Florencia para una fiesta, algo que en la previa no parecía peligroso porque se trataban de dos cuadras por el centro de La Plata.
Las protagonistas emprendieron su salida con una riñonera y un celular cada una, seis mil pesos y una bolsa que contenía queso de máquina que iban a comer en el viaje que tenían programado para el día siguiente. Luego de buscar los aritos y haberse quedado un rato charlando fuera del edificio, ocurrió una insólita escena.
Llegó una moto tocando bocina esperando que alguien baje y las jóvenes decidieron arrancar a sus hogares para terminar con los bolsos de su viaje. “Empecé a caminar con el celular en la mano y mi hermana por detrás. En cuestión de segundos me doy cuenta de que estaba hablando con el chico de la moto que estaba preguntándole cosas sobre un peluquero que vivía cerca de la Plaza Paso”, señaló Cata en el hilo de Twitter.
Las chicas le dijeron que no conocían la plaza y ningún peluquero, pero que podría buscar por Google Maps. “En ese preciso instante, el chico me mira y me dice que le diera el teléfono o que me pegaba un tiro”, manifestó Cata y agregó: “Yo no sé si en ese momento tuve una parálisis o mi espíritu de pueblerina se apoderó de mí, pero no entendía nada de lo que estaba pasando. Totalmente petrificada, miro a mi hermana, guardo mi teléfono, lo miro y le digo que no le iba a dar nada”.
El maleante se mantuvo todo el tiempo con la mano en el bolsillo, por ende, las jóvenes no iban a salir corriendo. “A mi hermana no se le ocurrió mejor idea que decirle ‘negociemos’. Él entendía menos que nosotras. La negociación consistió en una escena dramática y penosa de nuestras vidas”, explicó Cata.
Luego prosiguió: “Nos acercamos hacia él para decirle que éramos estudiantes y que no teníamos nada para darle. El chorro, ningún tímido, nos empieza a pedir plata. Ahí mi mente no paraba de pensar en las 6 lucas que tenía encima”. Florencia buscó en su riñonera y sacó 100 pesos que el ladrón rápidamente agarró, aunque quería más.
A pesar de que los tres se encontraban gritando en la calle, nadie se paró a ayudarlas. “Nos decía que hacía tres días salía de la cárcel y que no tenía nada para darle a sus hijos de comer. Sin pensar, le di la bolsita con el queso. Casi me la tira por la cabeza. Ya no sabíamos qué hacer para que se tomara el palo. Estaba muy nervioso mirando para todos lados”, manifestó Cata.
La protagonista explicó que “venir de una familia gritona” fue su mejor “arma” mientras trascurría el tiempo. “Creemos que eso nos salvó. Nunca se bajó de la moto, ni nos tocó un pelo. Miró para los costados, volvió a arrancar la moto y se fue por 10 con su moto a todo culo y los 100 pesitos”, manifestó.
Sin embargo, ni bien se fue el ladrón, se fueron rápido a su casa. “Nunca corrimos tan rápido en la vida. Llegamos a casa súper adrenalínicas. Adjunto foto esperando el tren al día siguiente, sanas y salvas. Agotadas, pero con nuestros teléfonos”, concluyó la historia.
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