Dos en escena: Linda Peretz & Carlos Rottemberg
El, es productor de más de 300 obras de teatro y, en TV, de Los almuerzos de Mirtha Legrand. Ella, es actriz. El era gordo, ella siempre fue flaca. El juega al escéptico, ella es romántica. Están juntos hace 22 años
Dice Rottemberg en su delicioso libro de memorias No hay más localidades (1998, Ediciones de la Flor) que se lo dedica a Linda porque durante la primera comida íntima ella le permitió leer la sección Espectáculos de un diario."Prueba irrefutable de que terminaríamos casándonos", afirma. Desde que se conocieron, en agosto de 1979, cimentaron su particular vínculo sobre una retahíla de faltas de coincidencia: tan sólo eso bastó para que esas diferencias preanunciaran el inicio de una ya extensa relación. Ella sigue flaca, casi escopeta. El, que acaba de rebajar 30 kilos, abandonó la condición de gordo. Entre los dos, más su hijo Tomás, de 15 años, integran una pareja graciosa, irónica, provocativa y feliz.
–¿Tienen fecha aniversario?
Linda Peretz: –Sí, varias. Por ejemplo, un 28 de octubre (de 1982) cuando nos casamos por libreta y la del 2 de noviembre (de 1997) cuando nos volvimos a casar, pero por el rito judío.
Carlos Rottemberg: –Te aclaro que Linda se casó más de esas veces que dice y que yo siempre tuve a bien concurrir a sus fiestas.
–¿Siempre se casó con vos?
CR: –Siempre conmigo. Y me parece que hay más fechas, como cuando nos fuimos a vivir juntos...pero, no sé, creo en otras cosas. Conozco parejas que parece que vivieran en el mejor de los mundos y a los pocos días nos enteramos de que se divorciaron. A mucha gente que se casa le doy un consejo de oro: hablen poco.
–¿Hablen poco entre ellos?
CR: –Claro. No creo en el sentémonos a hablar. Con vivir juntos, alcanza y sobra, como para, encima, tener que hacer más esfuerzos. Tal vez sea una deformación profesional, pero como empresario del espectáculo en lo único que creo es en cuántas entradas se vendieron. En materia de parejas sólo creo en cuántos años de casados llevan.Teorizar sobre la convivencia me parece lo mismo que teorizar sobre los éxitos y los fracasos en el teatro.
–Esa filosofía de tu marido ¿es algo que te molesta?
LP: –No es que no hable. El es muy práctico y yo no. Creo en Dios, soy más romántica, creo en el valor de los gestos. El a veces dice que desecha ciertas cosas, pero el día que nos casamos por la religión judía, yo ví que estaba emocionado. El hacerse el frío, el práctico, el distante es un juego de su parte. Hay cosas que él considera una pérdida de tiempo y yo no...
CR: –Yo siempre sostuve que mientras Linda me amaba, yo la apreciaba mucho.(Risas). Durante nuestra primera salida formal yo abrí el diario La Razón y me puse a leer la sección de chismes del espectáculo. Y en lugar de sorprenderse u ofenderse Linda me enseñó un ejercicio de teatro que había aprendido en el Conservatorio: cualquier pareja que en un lugar público quiera dar sensación de comunicada, debe mirarse a los ojos, gesticular y decirse los números. Empieza la mujer, contando del uno al diez; sigue el hombre del once al veinte y así, como para que todos crean que el diálogo existe. Me gustó tanto la propuesta que esa noche fui yo el que propuso que nos casáramos inmediatamente. Me di cuenta de que nunca nos iba a faltar tema de conversación, ya que la escala numérica es infinita.
–¿Qué es lo que les importa?
CR: –No sé muy bien, porque Linda siempre tiene frío y yo siempre tengo calor. Ella prefiere el té caliente y yo no pido otra cosa que gaseosa helada. A Linda le gusta ir al Colón a escuchar óperas y a mí no. A ella no le hablen de otra cosa que caminar, a mí no me bajan del auto aunque vaya a dos cuadras. La realidad es que no somos almas gemelas. Pero lo que me importa de las personas es si son buenas o malas, sinvergüenzas o decentes.
–Tienen poco en común...
LP: –Igual hay coincidencias. Yo hablo de las más profundas, de las más genuinas de la condición humana, de los proyectos parecidos. Nunca le reprocho las diferencias. Creo que Carlos me quiere, así como es, así como soy.
CR: –Cuando cumplí años de productor de teatro, hice una fiesta y mandé a hacer un folleto en el que había muchos números: la cantidad de producciones, las entradas vendidas, las entradas enrrolladas, teatros propios.Y así. Entre tantos números aparecía un 1, con una aclaración: las veces que me casé con una actriz a la que también conocí en el teatro. ¿Hace falta decir algo más?.
–¿Cómo se definirían?
LP: –Socios. Un matrimonio bien avenido de buenas personas.
CR:-¿No puede haber un matrimonio bien avenido de dos malas personas?
LP: –No.
–¿En qué circunstancias se vieron por primera vez?
LP: –Fue en 1979. Resulta que yo buscaba los derechos de una obra extranjera y me habían dicho que los tenía un tal señor Rottemberg. Estaba en el teatro y al llegar a la boletería me comunicaron con él a través del intercomunicador. El no quería verme, quería que siguiéramos hablando por teléfono, pero yo me negué. Le dije que para esto lo más conveniente sería que nos miráramos a los ojos.Y se ve que eso lo tocó porque me hizo subir.
–¿Y se miraron a los ojos?
LP: –Creo que sí. Al día siguiente me invitó a ver un espectáculo que producía en otro teatro, luego comimos en un restaurante chino y desde entonces nunca nos separamos.
–¿Existió una formal declaración de amor?
CR: –No, eso no...Después fuimos a tomar un largo café en el que yo le conté más fantasías que realidades. Y como era actriz compró las fantasías con facilidad. A los tres días nos fuimos juntos a Mar del Plata y ya resultaba algo familiar estar con el diario abierto...
–¿Leyendo la página de espectáculos?
CR: –O la cartelera. El otro día pensaba y le comentaba a Linda que ya cumplí 44 años y más de la mitad de mi vida la pasé con ella. También por eso tengo derecho a hablar menos.
–¿Ella fue la primera mujer que te dijo te amo?
CR: –(Duda. Lo dice a regañadientes) Sí, pero ¿y qué?. Después de todo, que me amaba, me lo dijo recién hace 12 años.
LP: No es cierto. Creo que te lo dije antes, pero hubo otras mujeres que te lo dijeron, antes...
CR: –No sé, no hablo de mi pasado...(Risas).
–¿Cuando Linda pidió la cita subió enseguida?
CR: –No. Yo le dije rápidamente que subiera, pero ella me respondió que no podía porque tenía que ir a su clase de control mental; subió como a las dos horas.Y cuando la ví me di cuenta de que ya nos habíamos cruzado.
LP: –Yo no me acordaba. Es más: pensaba que me iba a encontrar con un señor mayor, pelado, fumando habanos, pero en cambio me encontré con un muchachito de 22 años. Fue muy fuerte. Y aquí estamos. Lo que te puedo decir es que lo amo aunque él diga que me aprecia.
CR: –(Se ríe) No se lo banca y yo seguiré diciéndolo públicamente.
LP: –Y yo seguiré buscando encuentros románticos con él.
–Como productor ¿te propusiste arreglarle la vida?
CR: –¡No!... Detesto a los que dan cátedra, jamás pude entender a qué se debe un gran éxito o cuál es la razón de un gran fracaso. Y eso me parece maravilloso. El día que lo entienda me voy a preocupar mucho.
LP: –Carlos es una mezcla de humilde y ubicado. Pero también yo soy así. Jamás hice sentir que era la mujer de un productor. Soy la primera en llegar a los ensayos o a las funciones, así, sin privilegios, disfruto más.
CR: –Pero igual Linda debe haberse quedado sin más de un trabajo sólo porque algunos dijeron, No, no la llames, te va a decir que no, es la esposa de Rottemberg...
LP: –Y también, para ser justa, tuve algunas posibilidades por ser la mujer de Carlos: haber estado en elencos con Mirtha Legrand o Juan Carlos Calabró o Guillermo Bredeston y Nora Cárpena o hacer una temporada en la calle Corrientes.
–¿Hay algo de Linda que te haya sorprendido mucho?
CR: –(Piensa un ratito) Un día, en medio de una pelea, en un acceso de violencia, me saqué la alianza y se la tiré. Y lo que más me sorprendió es que ella, muy ágilmente, con un manotazo muy preciso, la agarró en el aire.
–¿No usás más la alianza?
LP: –No, porque se la escondí y no se la pienso devolver. Salvo, que me pida muchos perdones de rodillas.
CR: –Otros se tiran con platos, se pegan, se lastiman. Si me permiten otra sugerencia: mejor, tírense con la alianza. No se rompe y aunque le pegases a la otra persona el daño no va a ser grande.
–¿Calculaste, Carlos, cuánto llevás invertido en Linda?
CR: –Eso puedo responderlo fácilmente. Mucha gente, cuando Linda actúa en un espectáculo producido por mí, me pregunta si yo le pago a ella.Y yo les digo que cuando lo que Linda tiene que cobrar llegue a lo que llevo gastado en su tarjeta de crédito personal, ese día empezaré a pagarle. Pero para eso debería hacer espectáculos por 98 años más...
LP: –El quiere que la gente piense que es un ogro déspota y yo una pobre oprimida...Los cálculos de inversión no deberían pasar sólo por lo económico...
CR: –A lo mejor pueda sonar a reaccionario lo que voy a decir, pero si hiciéramos una estadística de matrimonios duraderos, veríamos que los que más duran son aquellos en los que los maridos ganan más que sus mujeres. Y mucho más en el ambiente artístico, donde las mujeres que empezaron a ganar más le pegaron una patada a sus maridos...
LP: –A mí me encanta que él gane la plata y yo la disfrute. También me gustaría ganar mucho dinero, pero si eso ocurriese estoy segura de que no se me ocurriría separarme sino sumar esa plata al fondo común del matrimonio.
–Cuando te enterás que Carlos es visitado por actrices, ¿temés que alguna quiera hablarle por el intercomunicador o pretenda subir y mirarlo a los ojos?
LP: –Con esas cosas no me persigo, porque, de lo contrario, francamente no podría vivir.
–Carlos, ¿vos sos celoso?
CR: –(Mirándola a Linda) No...¿no?
LP: –Es celoso, lo que pasa es que no lo demuestra.
–¿De qué maneras contribuís al orden doméstico?
CR: –Consigo el dinero necesario para pagarle bien cada mes a la persona que trabaja en casa, además de no desordenar, de no sorprender con nada a la rutina. Hay cosas que no sé hacer y no las hago: no sé descorchar champagne, no sé encender el hogar a leña. No es poco lo que hago...
LP: –¿Te parece realmente que no es poco?¿Es lógico que si hay que cambiar una bombita y Carlos está en casa, haya que llamar al portero para que la cambie?.
CR: –Un día, hace muchos años, me llama Linda a la oficina y me pide que vaya rápido porque había entrado un murciélago al departamento. Y yo le dije que no iba a ir, no sólo porque estaba ocupado, sino que volvería recién cuando alguien, que de ninguna manera iba a ser yo, sacara de allí al animal.
–En estos días leí todas tus opiniones sobre la crisis del negocio teatral. ¿Pensaste con el mismo énfasis en la crisis de la pareja?
CR: –No, no lo pensé. Yo soy como un caballo con anteojeras. Y anotá esto porque esa es otra de mis frases preferidas. Yo sé de teatro, no de parejas,asi que en este tema no me meto. Soy un convencido de que si en este país cada uno hiciera lo que tiene que hacer todo andaría mejor.
–En la casa de ustedes, ¿quién maneja el control remoto del televisor? (La entrevista se realiza en la oficina de Rottemberg, en el edificio del Multiteatro. Frente al escritorio hay tres televisores encendidos, pero sin sonido: uno sintonizado en América TV, otro en Crónica TV y el tercero en Canal 7.)
LP: –Carlos lo maneja porque a la noche ve más televisión.Yo no veo mucho porque me aburre, o, más bien, me quedo dormida enseguida. Veo un poquito a la mañana después de atender a Tomás, veo las biografías de Canal à.
–¿Y cuál es tu lógica de manejo del control?
CR: –No sé si tengo una lógica. Yo arrastro un conflicto con los contenidos de la televisión y un modo activo de oponerme es darle la espalda a ciertos programas y dejar mucho tiempo sintonizado en el canal del tiempo. O sea, mirar la nada. ¿Qué me puede importar cuál es la temperatura en Cancún o el pronóstico en Quebec? Res-peto mucho a la televisión y algunas cosas que se ven me rayan, ver ciertos programas me hacen daño y para no amargarme veo el Channel Weather. Me llama mi cuñado y me carga:¿Carlos, cómo andan los vientos por Alaska?.
CR: –¿Puedo hacer yo una pregunta ahora?
–Sí...
CR: –Quiero preguntarte si creés que te servirá esta nota...
–¿Por qué lo decís?
CR: –Porque me acordé que cuando empezamos a armar la producción de No seré feliz pero tengo marido, la autora, Viviana Gómez Thorpe, tuvo dudas sobre si Linda era la mujer adecuada para el papel. Me parece que haría falta otra actriz muy claramente reconocida por sus líos de pareja. Ustedes dos hace demasiado tiempo que están juntos y tienen una imagen demasiado armónica, dijo
LP: –Sí, Carlos, por eso mismo la nota va a servir.
Seré feliz y tengo marido
Carlos Rottemberg conoció a Linda Peretz hace 22 años y desde entonces están juntos, aunque con libreta desde hace 19. Para ambos, es su primer matrimonio. Aunque él se la pasó diciendo (explica como humorada) que se separarían cuando el hijo cumpliese 10 años. Tomás ya ha cumplido los 15 y el matrimonio sigue adelante. Carlos ha sido el productor de más de 300 obras de teatro cuyos hitos podrían resumirse en unos pocos títulos: Brujas, temporada de Alberto Olmedo, Made in Lanús, Historia del zoo y Equus y además desde hace un tiempo preside la Capit, entidad que agrupa a los productores independientes de televisión. Por Canal 7, Rottemberg produce los almuerzos de Mirtha Legrand y el ciclo La Linterna, con Laura Ubfal. En radio, Rottemberg también produce el programa de Ubfal por América. Linda es actriz recibida en el Conservatorio Nacional y maestra de pintura egresada de Bellas Artes. En la primera condición actuó en numerosas películas y obras de teatro. Actualmente prolonga en Mar del Plata la temporada de No seré feliz pero tengo marido iniciada en el Multiteatro, la sala cuya fachada, sobre la avenida Corrientes, ilustró con un mural de su creación. El tiene como atracción fatal a la ruleta y como miedo máximo, pero que va superando de a poco, a viajar en avión. Los dos son ordenados casi rayando la obsesividad; ella lo manifiesta en la prolijidad, "estoy todo el día con el trapito en la mano repasando cada rincón de la casa"; él, transporta su agenda diaria en cartones blancos (tipo fichas) meticulosamente manuscritos, pero en la casa, es el ideólogo de ordenar el botiquín de los remedios por orden alfabético "porque cuando tenés fiebre no te va a dar muchas ganas de buscar cajita por cajita hasta que aparezca el remedio necesario".