Sus hocicos fueron los primeros en advertir que la libertad finalmente estaba cerca. Luego de haber pasado toda una vida de encierro, Felipe y Gigante, dos búfalos de la India que habían permanecido por largos años en el zoológico de Yastay de La Rioja, en la Argentina, habían llegado a su destino final.
Ese día, temprano a la madrugada se había montado un dispositivo especial con vehículo adaptado a las necesidades de los animales y para su traslado a Entre Ríos al santuario Tekove Mymba, que en guaraní significa vida animal y que fue habilitado en un Centro de Rescate de Fauna y Flora Silvestre en la localidad de San Anselmo, departamento de Colón, con la intención de rescatar, albergar y rehabilitar especies de fauna silvestre.
Ya en el camión que los llevaría a su nuevo predio, Felipe y Gigante comenzaron a ponerse ansiosos cuando sintieron el olor de la hierba fresca. Y en cuanto se abrió la puerta que los separaba de la preciada libertad y sus cansadas patas tocaron el pasto, llegó un espectáculo que dejó a todos estupefactos.
"En cuanto pisaron la tierra comenzaron a correr y revolcarse. Olfateaban toda el área y se los veía felices", dice con una sonrisa Juan Manuel Paccot, el biólogo que se encuentra detrás de la fundación del proyecto que comenzó en 2015 y que en 2019 obtuvo la categoría de Fundación. "Allí, en un recinto de más de 40 hectáreas con pasturas naturales y lagunas, hoy disfrutan de una semi libertad y así será hasta que finalicen su vida. Su evolución es muy buena y es notoria la mejoría de su integridad física", agrega el experto.
La liberación fue el broche de oro a varios años de trabajo por el bienestar de los búfalos que culminó con la firma de un convenio con la Municipalidad de La Rioja mediante el que se gestionó el traslado de los animales.
Durante sus primeros años de vida, Felipe había permanecido en la reserva Tatú Carreta de la provincia de Córdoba hasta que más adelante fue alojado en el zoológico de La Rioja. Por su parte, Gigante, que tiene un cuerno quebrado y es un macho adulto mayor, provenía de un circo y también fue recibido por el zoológico en cuestión cuando se prohibió el espectáculo con animales en los circos. Y allí, cada uno por su lado, en espacios reducidos y de cemento pasaron sus días hasta que pudieron conocer la libertad.
Aunque los dos búfalos habían permanecido casi toda su vida juntos, recién cuando llegaron al santuario Tekove Mymba (@tekovemymba) comenzaron a mostrar signos de amistad entre ellos. El búfalo es un gran bóvido originario del sudeste asiático. En la actualidad se lo puede ver tanto en estado salvaje como doméstico y no es frecuente encontrar a dos machos que compartan tanto tiempo y espacio juntos.
"No se separan nunca. Pasan sus días caminando, comiendo y bañándose en la laguna. Tratamos de que el contacto con los humanos sea el mínimo posible ya que parte de nuestra rutina y trabajo con ellos consiste en acercarnos para observarlos y chequear que su salud esté en las mejores condiciones. Queremos que tengan una vida lo más tranquila posible, lejos de la gente y en libertad, como siempre debió haber sido".
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