Dormir poco es malo para tu vida social
Todos lo experimentamos alguna vez: después de una noche de fiesta en la que descansamos poco, nuestra mente está menos alerta y nuestro cuerpo menos ágil, especialmente con el correr del día. No estamos en nuestro estado óptimo para estudiar, trabajar o hacer actividad física, y mucho menos para socializar.
Ahora, la sospecha de que el mal descanso nos vuelve "poco simpáticos" quedó confirmada: un nuevo estudio de la Universidad de California demostró que la deprivación de sueño a largo plazo afectaría significativamente nuestra vida social.
El sueño y los amigos
"Los humanos somos una especie social. Pero la falta de sueño puede volverte un leproso social", dijo el profesor de UC Berkeley de psicología y neurociencia, Matthew Walker, a Medical Xpress. Y agregó: "Mientras menos duermas, menos querés interactuar socialmente. Entonces, los otros te perciben como más repulsivo socialmente, incrementando aún más el impacto aislante de la pérdida de sueño".
El estudio, publicado en la revista científica Nature, analizó a estudiantes universitarios cuando descansaban bien, y también en las noches que no lo hacían. Así, descubrieron que, al no haber dormido lo suficiente, se mantenían entre un 18 y un 60% más alejados de las otras personas, que cuando dormían bien.
Un dato interesante: al revisar los scans cerebrales de los participantes en ambos escenarios, los investigadores hallaron que la deprivación de sueño incrementaría la actividad cerebral en un circuito neural llamado "red de espacio cercano", en el que el cerebro percibe potenciales amenazas humanas. Y, por si fuera poco, otro circuito que fomenta la interacción social se "apagaría". ¡Mal augurio para hacer amigos!
"Quizás no es coincidencia que en las últimas décadas vieron un marcado incremento en la soledad y un decrecimiento igualmente dramático en la duración del sueño", dijo Eti Ben Simon, el investigador líder. "Sin el descanso suficiente nos volvemos menos deseables a nivel social, y la soledad pronto aparece", aclaró a Medical Xpress.
¿La buena noticia? Este sentimiento de aislamiento no tiene por qué durar. "Tan solo una buena noche de sueño te hace sentir más extrovertido, te da más confianza en tus habilidades sociales y, además, atrae a los demás", concluyó Walker.
Tres ámbitos afectados por la falta de sueño
Por otra parte, la psicóloga especializada en personalidad social, Amie Gordon, de la Universidad de California en San Francisco, sostiene que cómo dormimos está directamente enlazado con nuestra vida social. Ella dice que, si el sueño sufre, también lo harán nuestras relaciones, y viceversa, según explica en un análisis publicado en 2017 en la revista científica Current Directions in Psychological Science.
¿Qué es lo que sufre, específicamente? Estos tres ámbitos:
1. Nuestras relaciones más íntimas. No es novedad: cuando dormimos mal, tenemos menos empatía para con nuestra pareja. Por eso, las personas reportan tener más conflictos con su media naranja después de que uno de los dos haya descansado poco, especialmente a medida que se acaba el día, dicen los investigadores. Y, como es natural, los conflictos conyugales también pueden hacer que durmamos peor, conformando un círculo vicioso.
2. Nuestra percepción de los demás. Para interactuar con otros, necesitamos leer sus expresiones faciales, y las emociones que expresan. ¿El problema? Las personas deprivadas de sueño tienen muchas más dificultades para hacer esto.
Después de una noche sin descanso, los participantes de un estudio fueron menos precisos al juzgar qué sentimientos expresaban las fotos de desconocidos (si felicidad o enojo), que cuando habían dormido bien. Un detalle: según recopila la revista Psychology Today, la habilidad para leer las emociones de personas que no conocemos es esencial para desempeñarse bien en la mayoría de los ambientes de trabajo, por lo que la falta de sueño también podría afectar tu imagen laboral.
3. Nuestra habilidad para manejar el estrés social. Hay situaciones de interacción negativa que nos causan estrés: desde una pelea con un amigo cercano hasta sentirnos discriminados, por ejemplo. Y, aunque estas experiencias podrían dificultarnos la tarea de conciliar el sueño, qué tan bien logremos lidiar con ellas dependería de cómo descansemos, ya que regular y reevaluar nuestras emociones es un proceso arduo y que requiere muchísima energía.
Así que ya sabés: la próxima vez que te dé culpa decir que no a esa salida con amigos para poder acostarte temprano, despreocupate. ¡Lo estás haciendo para cuidar tu vida social!
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