Distanciamiento emocional: cómo poner límites para que no invadan tu espacio psicológico y físico
Tener el control en estos ámbitos nos ayuda a no ser asediados por otras personas, a disfrutarlos y a compartir nuestro mundo con ellos
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Entre los diversos espacios con los que todas las personas contamos, podríamos nombrar dos: el espacio emocional-psicológico y el espacio físico. Analicemos ambos en detalle:
1. El espacio emocional-psicológico
Este se encuentra dividido en cuatro subespacios. El primero se denomina el espacio íntimo y abarca unos cuarenta y cinco centímetros aproximadamente. Aquí están las personas más cercanas: la pareja, los hijos, los padres, los hermanos. Es decir, aquellos a quienes les permitimos estar físicamente “casi pegados” a nosotros.
Luego, en segundo lugar, existe el espacio personal donde está la gente con la que disfrutamos intimidad. Además, y en tercer término, el espacio social que es, en general, la distancia que tomamos cuando hablamos con alguien, incluso con los amigos. Por último, el espacio público que es el del conferencista y su audiencia.
Nosotros tenemos un círculo de intimidad afectivo y, dentro de este espacio que podríamos pensar como el íntimo y el personal, existen distintos estratos. Algunas personas son muy cercanas, como un amigo o una amiga de toda la vida; mientras que otras están mucho más lejos y, obviamente, aquí ya accederíamos al espacio social. Debemos cuidar nuestro espacio de intimidad eligiendo a quiénes dejamos entrar en él porque los dolores que experimentemos allí serán más fuertes que en cualquier otro. Todos tenemos el derecho a elegir con quién queremos estar y con quién no.
2. El espacio físico
Cuando nos alojamos en un hotel, ¿qué es lo que hacemos generalmente? Observamos la habitación y abrimos la valija para acomodar la ropa. De ese modo, nos estamos apropiando del espacio físico. Un colega psicólogo que trabaja con arquitectos me explicó que, en los centros comerciales, en los primeros diez a quince metros, no conviene que haya ningún negocio. ¿Por qué? Porque a la persona que viene del exterior le lleva al menos esa distancia sentir que ya se halla dentro de dicho espacio físico. Es como si su “cabeza” se fuera acomodando al nuevo espacio. Esto es algo muy interesante y nos recuerda que tenemos que apropiarnos del espacio físico estemos en el lugar que estemos.
¿Qué solemos hacer en los lugares que ocupamos a diario? Ya sea que estemos en una habitación de nuestro hogar, propio o alquilado, o en el auto, todos colocamos un adorno o un símbolo conocido que nos representa, o una foto de nuestros seres queridos. Así logramos sentir que ese espacio nos pertenece. Es importante apropiarnos de todos los espacios generando calidez y un lazo afectivo con cada lugar, especialmente allí donde trabajamos y nos movemos a diario.
Tener el control de nuestros espacios, tanto el emocional como el físico, nos ayuda a no ser invadidos por otras personas, a disfrutarlos y a compartir, cuando así lo decidamos, nuestro mundo con ellos.
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