Disertaciones de Visvim: la omnipresencia del calzado con sello oriental en el salón de la moda Pitti Uomo
Cruzando el portal y una puesta con banderines que conducían al sector de los Jardines de Boboli donde, en el contexto del Designer Project de la feria florentina Pitti Uomo 90, se celebró el desfile verano 2017 de la firma japonesa Visvim, los asistentes fuimos obsequiados con un quimono urdido en materiales tecnológicos emulando teñidos antiguos en tonos de azul y blanco, negro y blanco y terracota, que minutos más tarde teñirían también la nube del Instagram.
En simultáneo con los modelos mujeres y hombres que en la pasarela exhibieron el look book del verano 2017, según las prédicas street wear con matices vintage del diseñador Hiroki Nakamura (de bermudas, sacos derivados del quimono, remeras con el eslogan Cowboy Visvim en rojo o azul, rayos rojos trazados sobre camisas blancas y también sobre faldas de línea A), el clímax del fashion show radicó en un grupo de marineros de ficción. En rigor, se trató de rockers italianos old school caracterizados con trajes oscuros, sombreros blancos y zapatos al tono quienes con lampazos a modo de accesorio ejecutaron coreografías con clásicos de Elvis Presley y coreografías de Fred Astaire. Sus cómplices de baile fueron mujeres con apariencia de enfermeras de posguerra, con faldas rectas verde oliva y chaquetas beige que también sacaron chispas al piso de la añeja Limonaia.
El happening estuvo prologado por una puesta de autos y de motocicletas vintage situados junto a un café dispuesto entre los limoneros, los rosales y las lavandas del jardín de Boboli y la extraña combinación de looks rock de los años 50 pregonado por chaquetas de cuero y sombreros emulando los estilos de Marlon Brando en The Wild One, aunque en clave japonesa. Mientras que entre los asistentes cautivaron las altas barbas de impronta italiana y los fulgores cromáticos y morfológicos que se desprendían del quimono souvenir sobre las prendas que portaban los compradores y los periodistas japoneses.
En la procesión de moda y modos, Visvim evidenció la omnipresencia del calzado y, especialmente, el modelo FBT, la zapatilla de culto de la firma que inicialmente fusionó el mocasín de gamuza de estética cherokee con las zapatillas a la usanza de las sneakers de Buddy Holly, y se inspiró en una imagen de zapatillas avistada en la portada de un vinilo de la banda británica Fun Boy Three, fechado en 1984. Su versión del calzado irrumpió en la segunda colección de la marca, circa 2001, y, desde entonces, cada nueva temporada lo reinterpreta en los materiales más diversos, del corderoy al canvas y en técnicas variopintas, sin omitir al sashiko, que está tan en boga en la moda occidental.
Sus comienzos en la moda remiten a una firma de snowboard y a una pequeña tienda llamada a Free International Laboratory. El manifiesto que se desprende de las pizarras que ilustran cada nueva colección combinan piezas añejas, como si se tratase de un gabinete de curiosidades. Nakamura prefiere hablar de disertaciones en lugar de prédicas de tendencias y señala la influencia de un cacharro de cobre comprado en Ohio a un banjo, el dibujo de un cowboy de autor anónimo, la belleza de piedras y caracoles encontrados a la vera de ríos ya en Colorado o en Japón con los que enhebra collares para obsequiar a su pequeña hija y a su mujer occidental.
Afirma además su devoción por emular pátinas que simulen el paso del tiempo, y las sensaciones que despiertan los objetos añejos. De ahí que en una disertación sobre calzado proclamó: “Cada vez que estreno un par de zapatos procedo a ponerme el izquierdo en mi pie derecho y viceversa, los uso en días de lluvia o para lavar mi auto, así el cuero se suaviza y se amolda a mi pie”.