Con el paisaje como solución de continuidad, una obra que sorprende en su manera de reunir presente y pasado. Mirá el video.
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“Un diseño está listo cuando emociona”, dice el legendario diseñador industrial y de interiores Miguel Milá con la sabiduría de sus 91 años (en esta casa veremos algunas de sus icónicas lámparas). Aquí entonces, el trabajo está hecho. Y fueron el multipremiado estudio de arquitectura Ábaton (en este caso, con el arquitecto italiano Elia Peroni como responsable del proyecto) junto con Batavia en el interiorismo quienes lo asumieron.
Nada sencillo adecuar a la vida actual sus muros de granito de 70 centímetros de espesor, pero así lo hicieron, “tallando” la piedra para ampliar las ventanas existentes y modular la entrada de luz natural sin perder la impronta de la fachada original.
Esas tallas son los lugares donde se consuma la gracia de este emprendimiento: disfrutar simultáneamente del confort interior y de la naturaleza.
Rústica por fuera, sofisticada por dentro
Todo lo que afuera es exuberante y orgánico, adentro se encuadra en una lógica de formas y volúmenes geométricos sostenida en cada rincón. Así, el amplio espacio social tiene la opción de desplegarse aun más con puertas corredizas que lo comunican con una sala de lectura, en un extremo, y la cocina, en el opuesto. Lo fabuloso es que todos esos ambientes tienen luz natural propia.
Una hoja rebatible y otra corrediza completan la propuesta del espacio que incluye cocina-comedor, estar y esta sala de lectura o de invitados.
"Espina dorsal del proyecto, la escalera materializa el concepto de esta intervención: la estructura es acabado, las ventanas son lugares de estar y los tres niveles, un único gran espacio."
Estudio Ábaton
Cocina parcialmente integrada
“La decoración traza un puente entre piezas de diseño escandinavo, maestros italianos y muebles contemporáneos”, describen los expertos de Batavia.
Una suite que es también mirador
La cama o la bañadera hecha a medida, ambas resultan posibles miradores en la suite. La cabecera es un volumen exento que separa el área del vestidor y, al mismo tiempo, aloja las luces y un nicho apaisado que reemplaza las mesitas de luz.
"Si detrás de esta fachada esperas una vivienda rústica, olvídate", dicen los arquitectos del estudio Ábaton, que no se privaron de incorporar materiales como vidrio y acero en búsqueda del confort.
Madera de roble y superficies blancas laqueadas configuran el riguroso dress code de un interiorismo de concepción clásica, que delega en los textiles color y calidez. Para acceder al entrepiso, una miniatura de la escalera principal.
Video: recorrida de esta finca en las afueras de Madrid
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