Mehmet Aslan capturó -en una fracción de segundo- el horror que viven los refugiados. La imagen fue la ganadora del Premio Internacional de Fotografía de Siena 2021 y logró un efecto esperanzador
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¿Puede una foto marcar la diferencia? Mehmet Aslan conoce la respuesta. Con su fotografía, a la que bautizó “Dificultades de la vida”, logró cambiar la realidad de una familia siria y mostrar al mundo el drama que viven los refugiados. La imagen, que fue ganadora del Premio Internacional de Fotografía de Siena 2021 y destacada por celebridades como Angelina Jolie, retrata a Munzir Al-Nazzal que, sin una de sus piernas y apoyado en su muleta, levanta sonriente a su hijo de cinco años Mustafa, que carece de todas sus extremidades. “En la guerra, todo el mundo tiene que dejar su casa, su barrio e incluso su país. Pero esta familia, además, tuvo que dejar sus brazos y piernas”, reflexiona Aslan en una entrevista con LA NACION.
Desde hace más de una década, Siria se encuentra inmersa en una guerra civil. Según los últimos datos del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) se calcula que murieron casi 500.000 personas, desde el inicio del conflicto en marzo de 2011.
En la ciudad de Deraa, al sur del país, la represión del Estado en contra de un grupo que se manifestó a favor de la democracia -inspirados por los levantamientos en países vecinos durante “la primavera árabe”- fue la chispa que originó una sangrienta guerra civil entre los que apoyan al presidente Bashar al Asad (que gobierna Siria desde el 2000 y el año pasado fue reelecto para ejercer su cuarto mandato) y los que exigen su renuncia. A su vez, las potencias extranjeras tomaron partido apoyando a los distintos frentes involucrados en el conflicto y envían dinero, armamento y combatientes. También, organizaciones yihadistas extremistas con objetivos propios, como Estado Islámico (EI) y al Qaeda, se involucraron en la disputa e incrementaron el caos de la región.
El flagelo de la guerra
En el 2014, Munzir paseaba por un mercado Sirio cuando la explosión de una bomba le provocó la pérdida de su pierna derecha. Su mujer, Zeynep embarazada de Mustafá, inhaló gas sarín -un potente neurotóxico utilizado como arma química- y produjo que el niño naciera sin extremidades inferiores ni superiores debido a un trastorno congénito provocado por los medicamentos que tomó la madre para resistir los efectos del gas. Al tiempo de la tragedia, la familia decidió abandonar su país natal y refugiarse en Turquía. Allí, conocieron a Aslan, el joven fotógrafo turco y sus vidas dieron un giro esperanzador.
LA NACION:-¿Recuerda el día que conoció a Munzir Al-Nazzal y Mustafa?
Mehmet Aslan: Sí, estaba con un amigo repartiendo paquetes con mercadería para ayudar a los refugiados sirios y los conocí. Les pedí su número y a los pocos días los contacté. En enero 2021 tomé la fotografía.
-¿Cómo fue el momento en el que tomó la fotografía?
-Recuerdo que fui a la casa de la familia en la localidad de Reyhanll, en Hatay. Allí compartí tiempo con ellos. Escuché su historia e imaginé situaciones que podrían ser fotográficas en mi mente. Y sucedió.
-¿Qué buscó con la imagen?
-Uno de mis propósitos era demostrar lo dañina que es la guerra y también que el pequeño Mustafá pueda acceder a una prótesis electrónica que es muy costosa y no está disponible en Turquía, solo se consigue en el extranjero.
Aunque Aslan es veterinario, desde el 2006 su hobby se convirtió en su ocupación a tiempo completo. Oriundo de Hatay, al sur de Turquía, creció en el seno de una familia numerosa, con sus padres y tres hermanos, a los que considera “su mayor apoyo” desde que decidió abocarse a la fotografía. “Suelo hacer fotos de la vida o que muestren una relación entre las personas y el lugar”, cuenta.
-”Dificultades de la vida” tuvo una gran repercusión. Personalidades del espectáculo la destacaron y ganó el Premio Internacional de Fotografía de Siena 2021. ¿Qué significó para usted?
-Cuando vi que Angelina Jolie había compartido mi foto me puse muy feliz. Lo mismo me pasó cuando gané el premio. Pero la mayor satisfacción para mí es poder ayudar con mi trabajo a las víctimas de la guerra. Espero, de corazón, que Mustafá reciba la ayuda que necesita. Pienso que de esta forma se puede colaborar con los refugiados y los necesitados de todo el mundo.
Hace un tiempo, en una entrevista para el diario ‘La Repubblica’, Munzir contó que su familia, compuesta de tres niños, el mayor Mustafá, viven de un subsidio de la Cruz Roja turca. «Ese dinero apenas alcanza para leche y pañales. Hay días que no comemos. Soy un lisiado y nadie me ofrece trabajo. Mustafá necesita cirugía y prótesis electrónicas. Las ONG nos toman fotos y luego se van diciendo que nos ayudarán, pero no es verdad», dijo.
Una imagen puede cambiarlo todo
Luego de ganar el Premio Internacional de Fotografía de Siena, la imagen -que ilustra de la forma más cruda el drama que atraviesan los refugiados- se volvió viral en las redes sociales. Los organizadores del concurso de Siena decidieron bajo el lema ‘¿Puede una foto marcar la diferencia?’ movilizarse y conseguir los fondos para que el pequeño Mustafá y su familia pudieran viajar a Italia para recibir asistencia médica y las prótesis que ambos necesitan. La ayuda desde todas partes del mundo fue inmediata.
A través de una colecta lograron recaudar más de 100.000 euros. “Era la única forma de ayudar a este niño y llamar a toda la gente que se preguntaba qué podría hacer por esa pobre familia”, sostuvo en una entrevista el director de Siena Awards, Luca Venturi.
El pasado 22 de enero, el pequeño y su familia llegaron a Italia para ser atendidos en un centro médico de Bolonia, donde se encuentran las técnicas más modernas de ortopedia.
La guerra en Siria desencadenó en una crisis humanitaria. Según la ACNUR (Agencia de la ONU para refugiados) existen 6,6 millones de refugiados sirios en el mundo, de los cuales 5,5 millones se encuentran en los países vecinos. Turquía es uno de los que acoge al mayor número de refugiados sirios, según los datos del organismo, más de 3,6 millones. El mundo entero aún se conmueve al recordar la desgarradora imagen del cuerpo sin vida de Alan Kurdi, el pequeño sirio de tres años que en 2015 apareció muerto en una playa de Turquía cuando naufragó la embarcación con la que intentaba escapar de su país natal.
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