A días de terminar el ciclo de América que estuvo casi una década al aire, el panelista habla de su participación en el programa y la relación con sus compañeros, reafirma su lealtad a Cristina Kirchner, y cuestiona duramente al Gobierno
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Forjó un personaje polémico, provocador, que marcó el ritmo del debate. Llegó al programa como un ignoto periodista deportivo y cerró el ciclo como un “imprescindible”. Fue el único panelista que estuvo los diez años que duró Intratables. Dirá, más adelante, que muchas veces pidieron su cabeza. Sugerirá, también, que Fabián Doman quiso sacarlo del aire. Se convirtió en uno de los más claros exponentes del “periodismo militante”, aunque él prefiera definir su estilo como un “periodismo sin caretas”. Se reconoce, con mucho orgullo, como el más leal a Cristina Kirchner y toma distancia de otros periodistas “que han tenido un cambio que deberán explicar”. Ahí, sin pelos en la lengua, nombra a Pablo Duggan, Roberto Navarro y Víctor Hugo Morales.
Diego Brancatelli (45) hace “memoria y balance” de estos diez años que le cambiaron la vida. “Nunca imaginé que el programa iba a durar tanto tiempo, porque estaba pensado para el verano. Mi personaje fue de menor a mayor. Los que venían sabían que los iba a molestar. Además de tener buena información, me propuse incomodar al entrevistado, preguntarle lo que no quiere que se le pregunte. Pero se terminó, ahora me siento raro y vacío”, comienza.
“Reconozco que dije barbaridades”
Intratables marcó un punto de inflexión en su carrera. “Yo no era tan popular y con el programa logré que cualquier gerente, director o empresario de los medios me conozca y eso es muy bueno. Aunque costó mucho”. El ritmo del debate que impuso Intratables, a puro vértigo, no daba lugar a grandes exposiciones. Cada intervención debía buscar un efecto inmediato. Diego Brancatelli fue uno de los que mejor entendió la mecánica de la discusión. Y así lo explica: ”A veces, en esa vorágine de estar en vivo y de saber que cuándo se prende la cámara tenés que decir lo que se te cruza por la cabeza... porque si te pones a analizar, fuiste... Los panelistas sabíamos que eran seis segundos: lo que no dijiste los primeros seis segundos no lo vas a decir más. Después, está en la capacidad y en la inteligencia de cada uno ver cómo elaboraba el argumento para decirlo. Pero reconozco que hubo veces que dije barbaridades. Aún sabiendo que tenía razón”.
-¿Las peleas entre ustedes, los panelistas, eran reales?
-Sí, las peleas internas eran reales. Algunas, tal vez, con un golpe abajo del cinturón, pero eran aceptadas. A Vilouta le llegué a decir que se arregle la carmela...
-Algunas de esas “peleas aceptadas” trascendieron la pantalla.
-Sí, con algunos se pasó el límite de lo televisivo a lo personal.
-¿Lo decís por Silvia Fernández Barrio?
-Sí, con ella pasó eso. Silvia es una mujer que estaba retirada y que volvió, pero que sigue con la mentalidad de la tele de los 80, que no conoce Google. Dice que a mí me pasaban información los servicios secretos... ¡Cualquier cosa! Igual prefiero que piense que tengo contactos con los servicios secretos antes que se entere que encontré todo en Google, porque me baja a mí el precio.
-En un cruce, le dijiste a Silvia Fernández Barrios que tenías información sobre ella que ibas a revelar. ¿A qué te referías?
-Sí, tengo mucha información sobre ella, pero no me la contaron los servicios secretos, sino que es el runrún de los pasillos. Pienso que quizás, si ella habla de “servicios secretos”, es porque tiene información de que eso pasa. La verdad es que a mí nunca me pasaron, aunque me encantaría tener información clasificada. Me encantaría tener ese poder. ¿Sabes lo que hubiese sido yo con carpetazo secreto? Me hubiese hecho un festín... pero bueno hoy en Google está casi todo.
-¿Alguien pidió tu cabeza?
-Sí, creo que muchas veces pidieron mi cabeza. Pero nunca terminé de comprobar si fue cierto o no.
-En una entrevista, Fabián Doman dijo que cuando a él le toco asumir la conducción del programa querían sacarte del panel y él se opuso.
-Sí, bueno... a mí me contaron todo lo contrario. Pero ya está, quedó en el pasado. Hubo momentos en el que los debates eran muy agresivos y al directorio del canal no le gustaba eso, querían algo más ameno. Sé que Liliana Parodi me defendió con uñas y dientes. No voy a dar nombres, pero los conductores que dicen que salvaron mi cabeza en realidad eran los que la pedían.
-¿Cómo llegabas a tu casa después de los programas más intensos?
-Eso lo fui manejando. Hubo momentos que llegaba muy mal, muy angustiado. Me hice mucha mala sangre, en muchos momentos.
-¿En algún momento pensaste en renunciar?
-Sí. Hubo momentos en los que sentí que eran muchos contra mí, que era desigual. Yo sentía que tenía razón, que representaba lo que la gente pensaba en la calle, pero el producto estaba hecho de una manera tan desequilibrado que yo volvía cuestionado a casa. Todos contra mí. Los productores me decían que me relaje, que era un programa de televisión y que la vida era otra cosa. Pero yo siempre me lo tomé en serio.
-A lo largo de los diez años se sucedieron momentos inolvidables. ¿Recordás alguno en particular?
-Fueron muchos. Como Luis D’Elía con su grito de “Amor, amor, amor”. Ese fue un momento de mucha tensión. O cuando llamó (Jaime) Stiuso.
“Reflejábamos a la sociedad en un estudio de televisión”
-Antes de Intratables, los programas periodísticos invitaban a la reflexión. En Hora Clave o Tiempo Nuevo, por ejemplo, por nombrar dos clásicos, el entrevistado tenía un tiempo razonable para desarrollar sus ideas y era escuchado. ¿Sentís que, además del ritmo frenético que propone el programa, tus intervenciones con chicanas y gestos incómodos bastardearon el debate periodístico?
-Bueno, pero eso es de otra época, por algo Intratables fue distinto, ganó Martín Fierro y midió lo que midió. Fue un formato televisivo que innovó en el país y en el mundo. Los sonidos, los efectos que le ponían y mis intervenciones que eran políticamente incorrectas fueron la clave para romper ese molde achatado y plano de lo que es la discusión política. Y la llevamos a la mesa mientras la gente estaba cenando. Reflejábamos lo que era la sociedad en un estudio de televisión. Era lo que pasaba en la calle. Fue el reflejo de una sociedad en decadencia, de un periodismo en decadencia, de una clase política en decadencia y creo que el programa vino a demostrar eso. Y creo que lo hice bien.
“Los chetos no se bancan a un peronista comprando un perfume berreta en Miami ”
Diego Brancatelli entiende el juego de las redes. La mayoría de las críticas que recibe, de los comentarios agresivos, son anónimos. “Por eso no les presto atención. Me quedo con el cariño de la gente en la calle, porque ahí el que está en contra tuyo, no se anima a encararte. Mil veces me han dicho ‘no te banco, no tengo nada que ver con tu ideología, pero lo hacés tan bien’, y me quedo con eso”, asegura.
-¿Viviste muchos momentos incómodos en la calle?
-Solo dos. La primera vez, en el Unicenter. Tuve un almuerzo de trabajo en el shopping y después me quedé grabando una protesta de empleados que reclamaban la reincorporación de compañeros despedidos. Estaba en eso cuando aparece una vieja que me empieza a gritar “¡Ay, sos Brancatelli!”, “¡Cristina!”, “¡Sos corrupto!”. Yo estaba con mi mujer, embarazada de ocho meses. Me alejé y la señora me persiguió por todo el shopping. Después se le sumó un viejo de Santiago del Estero... Ahí no sabés qué hacer, si pegarle una trompada o irte. Me fui, pero me acompañaron con los insultos hasta el estacionamiento. Y después pasó lo de Miami.
-¿Qué es “lo de Miami”?
-¿Qué te parece que estaba haciendo en Miami? Te doy tres opciones. ¿Estaba por alquilar un yate, estaba en Swarovski comprando joyas o estaba en Dolar Tree, que es una tienda de todo por un dólar? Me estaba probando un perfume berreta con un olor a alcohol en Dolar Tree. De hecho, uno me lo traje. Y una señora me siguió con el celular diciéndome: “¡Qué lindo, Nac&Pop (”nacanpop”, dice, por Nacional y popular) en Miami!”. Ese día no le dije nada, pero le hice una denuncia. Porque en Estados Unidos está prohibido grabarte sin autorización, mucho menos ese escrache.
-¿Por qué creés que hay gente que le incomoda verte en Miami?
-Porque no se banca esa igualdad de oportunidades, de poder viajar. Creen que Miami es una tierra a la que solo pueden ir la oligarquía y los chetos. No se bancan que un peronista en ojotas esté ahí comprando un perfume. Además, deben tener una concepción equivocada de que a mí no me gusta viajar: a mí me gusta ir a Nueva York, a París...
-Tal vez piensan que, si uno tiene una ideología que defiende lo nacional y popular, y el valor de nuestra moneda, debería sostenerla con el ejemplo y vacacionar en el país.
-¿Y quién dice que es así? Hay que empezar a romper esos moldes. De hecho, yo conozco todo el país. Pero si yo me quiero tomar vacaciones en Miami, tengo todo el derecho. Esa es una de las injusticias y peleas absurdas que se armaron entre kirchneristas y antikirchneristas. Yo leí en el libro de Cristina que el lugar preferido de Néstor era Nueva York. Los kirchneristas también tenemos buen gusto, nos encanta la buena vida. No somos solamente cacerola con arroz. Nos gusta ir a un salón vip, viajar en primera, nos gusta ir a Miami... No crean que nos tenemos que conformar. Esta chica bastante “chetonga” pensó que yo no debía estar en Miami porque seguramente les ensuciaba la imagen que tenía.
“He sido el periodista más leal que Cristina puede tener”
-¿Qué relación tenés con Cristina Fernández de Kirchner?
-No tengo relación con Cristina. La conozco de dos o tres reuniones en las que estaba ella, pero nunca estuve con ella así como estamos nosotros, mano a mano.
-Qué extraño.
-Es rarísimo.
-¿Ni siquiera un mensaje por whatsapp o un saludo por un intermediario?
-No, pero me hubiese gustado un “che, tomá un audio para vos de Cristina”. [Imitando la voz de la vicepresidenta] “Diego gracias por todo“. Igual, por otro lado, eso me da cierta libertad. Todo lo que hice fue por mi, desde mis convicciones y el sentido común, con mis errores y mis aciertos. No hubiese sido lo mismo si yo era empleado o amigo de ella.
-Igual, para el gran público, sos su fan número uno.
-Muy pocos hicieron por ella en los medios lo que hice yo. De hecho pienso que debo ser el más leal, el que nunca cambió. Porque hay algunos que la criticaban y hoy la aman.
-¿Por ejemplo?
-Pablo Duggan. En el año 2009 o 2010, yo trabajaba con él en C5N, y nos decíamos barbaridades al aire. Él matándola a Cristina y yo defendiéndola. Y hoy lo escucho y parece un militante de La Cámpora.
-¿Y eso te molesta o te parece sospechoso?
-No, no es sospechoso. Está bueno que se haya dado cuenta y haya cambiado.
-¿Uno puede cambiar tanto, de forma tan radical, sus convicciones?
-Qué se yo... Yo no cambio nunca, por suerte. Yo me preocupo por mí, después cada uno.... Víctor Hugo también, al principio mataba a los Kirchner... Roberto Navarro también, y hablaba barbaridades de Máximo sobre todo... Hay colegas a los que respeto muchísimo, pero han tenido ese cambio que tendrán que explicarlo ellos. Yo lo que sé, es que he sido el periodista más leal que ella puede tener. Siempre dije lo mismo.
-¿Es desacertado pensar que tu designación para un cargo político en Pilar es una forma de recompensar esa lealtad? Seguramente, ya lo escuchaste.
-Sí, lo pueden decir desde la oposición, pero desconocen todo el laburo que yo vine haciendo en lo social y en lo deportivo. Yo vivo en Pilar desde 2003, no caí como un paracaidista, ni Federico Achával me dio el cargo como una devolución de favores. Mi tarea tiene que ver con los clubes municipales. Pero estoy acostumbrado a que se digan un montón de cosas. La clave está en no calentarse. Incluso dijeron que ganaba un sueldo que no era tal y terminé mostrando el recibo.
“Me inventaron un romance con Florencia Kirchner”
-Durante estos diez años se dijeron muchas cosas sobre vos. ¿Cuál fue, a tu criterio, la peor?
-Dijeron que fui un vacunado VIP y también me inventaron un romance con la hija de Cristina, Florencia Kirchner. A ella sí que no la conozco en persona, ni siquiera estuve cerca de ella. También dijeron que tenía una mansión y cuando me buscabas en Google aparecía mi dirección en el casco del country Abril. Nada que ver. También criticaron mis viajes o cuánto gastaba. Pero todo fueron cosas de las redes sociales. Lo peligroso de eso es que una mentira, más otra mentira, en algunas personas va quedando.
-Debe ser agotador vivir de esa manera.
-Tengo compañeros que no soportan esa presión y renunciaron a Intratables. Pero es algo que hay que disfrutar también, porque yo esperé toda la vida esto. No reniego.
“Algo mal están haciendo. Ya no quiero más excusas”
-Si mañana vuelve Intratables, ¿quién debería ser el conductor?
-El original es Santiago del Moro, él marcó siete años y es el conductor natural. Pienso que tendría que volver él, con los mejores panelistas. Los que más entregamos y dimos por el programa.
-¿La senadora Carolina Losada, por ejemplo?
-La senadora, no... Matate de risa que tal vez termine siendo nuestra vicepresidenta. ¿Te imaginás?
-¿Es cierto que te gusta Sergio Massa para el 2023?
-Es una buena opción.
-¿Le perdonás todo lo que dijo en contra de Cristina Kirchner, incluso que debería estar presa?
-Y... si lo perdonó el Frente de Todos, ¿por qué yo no? Igual quien yo quiero, aunque creo que es difícil por lo que genera a favor y en contra, es Cristina. Ella es distinta. Es un animal político. La escuchás y es brillante. Defiende los intereses de los que menos tienen y para mí, que me gusta la política, es ideal. Pero bueno, es grande, no sé si tiene fuerzas y ganas, si llegaría.
-¿Y Alberto Fernández? El presidente no descarta la idea de buscar la reelección.
-No lo veo para una reelección. Le agradecería.... pero no sería, para mí, el candidato preferido.
-Bueno, pero la intención está. O al menos eso dijo...
-Sí, dijo también que iba a empezar una “guerra contra la inflación” y al otro día quería consensuar con todos. Sergio Massa es un buen candidato, que viene buscando su oportunidad hace un montón. Es también un mediador entre todos.
-¿Un mediador o un oportunista?
-Bueno, él aprovecha muy bien las oportunidades. Se dio cuenta que enfrentando a Cristina y al peronismo no iba a llegar y se unió con el Frente. De hecho, tiene una buena relación con Máximo. Máximo me encanta. Wado también, es un tipo racional, medido, lógico, sensible, pero hay que ver si él quiere. Después hay gobernadores que son bien peronistas que también me gustaría que sean candidatos.
-¿Con buena gestión o solamente ‘bien peronistas’?
-No, que conozca la gestión. Ricardo Quintela, si ves la gestión que tiene, es Perón en el 45. Si ese modelo se lograra nacionalizar, sería fantástico. Los Rodríguez Saá y Coqui Capitanich, en Chaco, que fue elegido por Cristina el otro día para dar su discurso.
-A propósito del discurso de la vicepresidenta en Chaco, donde dijo que el gobierno está defraudando a los votantes: ¿vos te sentís defraudado por este gobierno?
-Sí. Es que noto varias cosas: si el porcentaje de inflación está como está, si el dólar está imparable, la nafta también y que encima el que se empobrece es el trabajador, algo mal están haciendo. Para mí no es ajena la coyuntura, pero ya pasó. Hay que ponerse a trabajar y hacer cosas. Ahora, adhiero a lo que dijo sobre que hay ciertos funcionarios que no funcionan. Necesitamos que se tomen medidas urgentes y concretas. Se puede, Alberto y Cristina tienen que encerrarse, sentarse y discutir la política económica. Así no va. La gente cuando votó al Frente de Todos lo hizo para vivir mejor. Pasó la pandemia que no es fácil, el país estuvo parado seis meses, pero ya pasó. No quiero más excusas: laburemos para y por la gente porque la gente no da más.
-Durante el gobierno de Macri pusiste una cervecería Ingeniero Maschwitz, mientras que con Fernández abriste un supermercado en Caseros. ¿Cómo resultó la experiencia de ser comerciante en la Argentina?
-Es muy difícil. Yo, al no venir del palo de comercio, me doy cuenta que podría haber ganado más plata poniéndola en otro lugar. Tenés que ser comerciante y vivir de eso para conocer bien el negocio. Cuando yo dije que no me iba bien con el supermercado es porque teníamos una proyección errada, pensamos que un año íbamos a tener 40 franquicias y no sucedió. Es poca la ganancia para la mala sangre que te hacés.
-Sin Intratables en pantalla, ¿cómo sigue tu carrera?
-Ahora me propuse disfrutar de este momento. Tengo dos o tres propuestas para la televisión, pero que prefiero no decidir aún porque quiero descansar un poco.
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