Día del Pediatra: niños desatentos y ansiosos, ¿un espejo nuestro?
Se conmemora cada 20 de octubre desde 1973; reflexiones y recomendaciones de una experta para acompañar a las niñeces
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El Día del Pediatra y de la Pediatra se instauró en la Argentina en 1973 durante el Congreso Mundial de Pediatría celebrado en nuestro país. Estos profesionales, que se agrupan en la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), celebran cada año el 20 de octubre como un día en el que se homenajea a esta comunidad médica que se esfuerza por mejorar la salud de las infancias.
Con motivo de este día, la médica pediatra (UBA) Roxana Timo reflexiona sobre una problemática que ve a diario en su consultorio: la inquietud de muchos padres y madres por la dispersión o desatención que perciben en sus hijos e hijas. Y refiere a comentarios como: “No me presta atención”, “No se concentra cuando hace la tarea” o “Se dispersa muy fácilmente” como uy frecuentes por parte de los mayores, en relación a niños de todas las edades.
“Tanto en la infancia como en la adolescencia, la atención es una función cognitiva clave para el aprendizaje y la realización de muchas tareas. La dispersión o desatención no solo interfiere a la hora de aprender y fijar conocimientos, sino que también implica dificultades para encomendar tareas a los niños, por más sencillas que parezcan”, señala la especialista.
“El medio ambiente y contexto actual en que viven los niños representa un desafío para ellos. Porque ellos requieren tiempo, paciencia y presencia por parte de sus padres y cuidadores para un desarrollo armonioso, tanto de sus funciones cognitivas y emociones, como para el desarrollo de su personalidad”, agrega.
Sostiene que si bien los procesos como el aprendizaje y la crianza requieren, por parte de los mayores referentes, de estas cualidades, “la realidad es que los adultos viven apurados, ansiosos, en piloto automático, con una agenda apretada y muy estresados”. Y enfatiza, sin dudar: “Los niños son nuestro espejo”.
Según se explaya: “Los niños se espejan en sus padres. Las neuronas espejo fueron descubiertas en ciertos sectores del cerebro hace años, y se asocian a la empatía y la capacidad de comprender el universo emocional de los otros, a través de su corporalidad y gestualidad. En los primeros años de vida, las neuronas espejo están muy activas, con lo cual, el niño vivencia como propio el universo emocional del adulto”.
Y continúa explicando que, cuando estamos frente a niños dispersos, desatentos, ansiosos o hiperactivos, cabe la pregunta: ¿Cómo está mi propio universo emocional? ¿Le estoy brindando una atmósfera de contención, calma y seguridad? ¿Estoy presente para él? ¿Le brindo tiempo de calidad? ¿Cómo gestiono mis emociones? ¿Soy paciente con él, o vivo apurado, ansioso y desatento? “La respuesta es obvia: salvando situaciones patológicas concretas, la mayoría de los problemas de dispersión y desatención de un niño tienen relación con el entorno que lo rodea”.
La experta en Pediatría, con Residencia en el Hospital Ricardo Gutiérrez, brinda algunas recomendaciones para padres y madres:
- Poco tiempo, pero de calidad: brindarles diariamente un espacio de escucha y presencia, en un contexto de calma y disfrute. Jugar con ellos, conversar un rato o simplemente salir a dar un paseo con el perro juntos.
- Una tarea a la vez: esto vale tanto para padres, como para los niños. Enseñar con el ejemplo que el multitasking le roba efectividad a nuestro cerebro. Una tarea a la vez, con todo nuestro enfoque. Como expresa la filosofía zen: “Cuando camino, solo camino…”
- Conectar con la mirada y con la corporalidad: es un hábito que mejora la asertividad al comunicarnos. Cuando des una orden o consigna a tu hijo, mirar profundamente y conectar desde la corporalidad, desde un estado de presencia.
- Rutinas, hábitos y previsión: son tres aspectos que el cerebro del niño necesita para ir creando ese enfoque en las tareas cotidianas.
- Inculcarles el hábito de la lectura: es la actividad por excelencia para promover la atención, enfoque y la concentración. Siempre comenzar leyendo juntos, hasta el niño desarrolle el hábito.
En síntesis, Timo enfatiza en la necesidad de prestar atención en la crianza, una función a ejercitar todos los días en cada detalle, y que requiere de cierta disposición. “Cuando estamos frente a un niño desatento, en lugar de señalarle su desatención debemos a preguntarnos: ¿Estoy prestando atención?”, interpela la médica.
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