Cuando a esas pequeñas de 9 y 11 años que residen en un hogar de tránsito en la ciudad de Buenos Aires les preguntaron cómo veían la posibilidad de vivir en una familia sin mamá, dijeron. "Seríamos felices de tener dos papás, pero con una condición: que esos dos papás se amen". Esta respuesta, que consta en una carpeta ya avanzada de adopción, ilusiona a Sergio y a Franco con poder formar una familia.
El profesor de Educación física Sergio Verón (52),conocido por su participación en el programa televisivo Cuestión de peso, sorprendió en Almorzando con Mirtha Legrand, lo más visto el domingo al mediodía por las familias argentinas, con una doble salida del clóset: contó que está en pareja con un hombre hace doce años y que juntos van a ser papás.
Su esposo, el director de cine Franco Verdoia (42), observaba, nervioso, desde atrás de cámara. Ahora recuerda la emoción y el orgullo que sintió al ver que su compañero, que había mantenido un perfil muy bajo respecto de su intimidad, con este proyecto de familia alzaba una voz para ayudar a romper algunos mitos sobre la adopción.
Cuando empezaron a pensar en ser padres, como muchas parejas homoparentales (formadas por dos varones o dos mujeres) evaluaron la posibilidad del alquiler de vientre: tienen amigos que van por la cuarta subrogación, con lo cual conocen los lugares, los contactos y disponen del dinero para hacerlo en el exterior. Sin embargo, desde el principio coincidieron en que su búsqueda iba por otro lado. En 2018 se hicieron esta pregunta: ¿Por qué no adoptar? Y desde entonces iniciaron ese recorrido.
Googlearon. Dieron con el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga). Revisaron los requisitos, que les parecieron simples y razonables, cuestiones básicas. Más fácil que tramitar la VISA a EE.UU, coinciden ambos al conversar con LA NACION. Una vez que reunieron esa documentación ya estaba iniciado el expediente. Empezaron las charlas obligatorias en el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. En esos encuentros fueron aprendiendo el concepto que ambos rescatan como fundamental: "Ahijar", que implica desplazar la mirada de la pareja que espera que le den un hijo en adopción y centrarla en reconocer que son los niños y niñas quienes tienen el derecho de vivir en una familia.
De chaqueta azul oscuro, Sergio atiende la videollamada con LA NACION desde su oficina en la clínica del Dr. Cormillot. Su voz es explosiva, contagia optimismo y su discurso va de la anécdota a la reflexión. Habla de esta experiencia como una bisagra en su vida. "Escuchamos el testimonio de una mujer, de unos 60 años, que adoptó a un joven de 15. Ella hablaba de la felicidad de que se legitimen familias no convencionales. Y algo que me marcó: en un momento el chico contó: ‘Me faltan tres años para la mayoría de edad; tenía miedo de llegar sin ser adoptado en toda mi vida’".
En cada charla, en cada conversación con las psicólogas fueron abriéndose más a esta experiencia amorosa de ahijar.
"La familia para ustedes"
En un momento del proceso, fue en vísperas de la última Navidad, los convocaron para comentarles: "Creemos que tenemos la familia perfecta para ustedes". En ese encuentro, Sergio y Franco escucharon la historia de dos hermanas, de cómo llegaron a ser judicializadas para residir en un hogar. No les revelaron sus nombres en ese momento, ni muchos otros detalles, pero sí supieron que las niñas estaban en edad escolar, que en el colegio les iba muy bien. También les contaron que una de ellas, la pequeña, adoraba pintar y que la otra practicaba yoga. Ellos escuchaban y lloraban. Pidieron tachar la edad límite de 8 años que habían puesto como condición para adoptar.
Franco recién termina una videollamada con las dos niñas, que pidieron conversar con él desde el hogar. "Me empecé a sentir padre cuando conocí la historia de las nenas, en esas primeras reuniones en las que decidimos seguir adelante. Ahí pude sentir que estas niñas que estaban en algún lugar eran mis hijas", dice, al otro lado del teléfono. "Cuando se dio el primer encuentro para conocerlas fue reencontrarme con esa certeza que tenía de esos corazones que estaban latiendo en algún lugar, corroborar la existencia de ese amor".
"Estábamos preocupadas porque si decimos papá vienen los dos"
Sergio también habla de esa emoción de sentirse padre. Y recuerda uno de los momentos más intensos de su vida. Cuenta que, en una de las visitas, las niñas propusieron: "Nosotras queremos decirles papá". Ellos no sabían qué responder, porque respetan las pautas que les van poniendo las psicólogas que participan de esta vinculación y eso no figuraba en ningún lado. Ellas estaban presentes, como en cada encuentro en el Consejo del Menor, y asintieron con la cabeza. Ahí sí respondieron que claro, que ellos felices.
El final de ese encuentro contiene la anécdota que Sergio le contó el domingo pasado en televisión a Juana Viale, que reemplaza a su abuela en la conducción mientras dure la cuarentena, y que recrea ahora. "Estábamos preocupadas porque si decimos papá vienen los dos", dijo una de las niñas "¿Y qué pensaron al respecto?", desafió Sergio. "Tenemos todo organizado: vos sos papá y Franco es papi. No tienen por qué venir los dos, porque ya van a saber".
Puestos a imaginar qué harán este domingo Día del Padre ambos cuentan que lo celebrarán de alguna manera. Sergio añora la posibilidad de concretar un encuentro –aun no viven juntos como familia- y se anticipa a algunas sorpresas. "Ellas siempre vienen con tres mochilas cuando nos vemos. La primera hora es toda para ver los regalos que nos traen, que son manualidades: cajitas de cartón, corazones con sus nombres, dibujos, pulseras, collares", cuenta. También traen un cuaderno cada una –regalo de sus padres- en donde escriben cartas, frases y dibujan.
Franco también cree que va a ser un domingo especial. "Será como una prueba piloto del Día del Padre. No sabemos si vamos a poder vernos por videollamada o encontrarnos para tomar la merienda, pero nos llena de ilusión sabernos papás este día", dice. "Pero toda la energía y la expectativa está puesta en que este proceso de vinculación siga su curso, lento, paso a paso, porque son los tiempos necesarios para construir una relación".
Para él desde que iniciaron este viaje empezaron también a resignificar qué es ser padre, qué es formar una familia. "¿Necesitamos mamá, papá, bebé, parto? No, hay muchas otras maneras. Y esta es una, y es una etapa hermosa de vinculación en la que vamos palpitando lo que va a ser nuestra familia, nos estamos conociendo y en cada llamado, en cada encuentro es descubrir una capa más de este entramado que va configurando nuestro universo afectivo", dice. No se lo nota apurado, más bien centrado en este presente que les está cambiando la vida.
Habla de la familia como un "pequeño planeta" a cuidar, a sembrar de cosas buenas, a habitar con amor. "Cuando conocí a estas niñas también conocí el amor inconmensurable. Y no tiene edad".
La palabra que repite es amor. Justo lo que piden las niñas: que sus nuevos padres se amen.
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