Descubren una de las estrellas más luminosas de la Vía Láctea
Se trata de una estrella supergigante azul; tiene una masa casi 50 veces mayor que la del Sol
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Un equipo internacional de astrónomos, liderado por investigadores españoles del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y la Universidad de La Laguna (ULL), descubrió una de sus estrellas más masivas y luminosas de la Vía Láctea, tras una densa nube de gas y polvo interestelar. Denominada 2MASS J20395358+4222505, se trata de una estrella supergigante azul y tiene una masa casi 50 veces mayor que la del Sol, un radio casi 40 veces más grande y una luminosidad que multiplica por un millón la solar, informa el IAC.
Sin embargo, lo más desconcertante para los investigadores es una variación en su velocidad de 60 Kilómetros por segundo, sorprendentemente elevada para sus dimensiones. El objeto, que ya formaba parte de diferentes catálogos astronómicos, pudo ser observado con gran precisión y detalle gracias al instrumento MEGARA, instalado en el Gran Telescopio Canarias (GTC o Grantecan). El estudio se publica hoy en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, informa la nota.
El IAC explica que la estrella 2MASS J20395358+4222505 es una de las más luminosas de la Vía Láctea y está situada cerca del corazón de la región de formación estelar masiva más cercana, Cygnus-X, a unos 5.700 años luz de la Tierra. Sin embargo, J20395358+4222505 es una estrella desconocida y la razón de su casi anonimato es que ésta se encuentra detrás de densas nubes de gas y polvo que reducen su luz visible casi 10.000 veces.
De este modo, la que sería intrínsecamente una estrella de magnitud 4, visible a simple vista (el ojo alcanza hasta una magnitud 6), es apenas una entrada más en los catálogos, una estrella de magnitud 14 (en astronomía, cuando más brillante es una estrella menor es su magnitud).
Por sus características peculiares, J20395358+4222505 fue observada durante la puesta a punto del espectrógrafo multiobjeto MEGARA tras su instalación en el Gran Telescopio Canarias, ubicado en el Observatorio del Roque de los Muchachos (isla canaria de La Palma). Según el IAC, el resultado fue triplemente revelador para los investigadores y en primer lugar porque la estrella resultó ser una potente supergigante azul.
En segundo lugar, la estrella se encuentra en una rara fase de evolución, acercándose al final de su vida en la secuencia principal (donde las estrellas pasan el 90 por ciento de su vida) y a punto de sufrir importantes cambios que la transformarán.
Los investigadores creen que, probablemente, la estrella pasará a ser una hipergigante azul, de las cuales se conocen muy pocas en la Vía Láctea. Para los científicos, la tercera sorpresa, la más inesperada, es que la estrella parece variar extraordinariamente su velocidad y una velocidad tan elevada, de hasta 60 km/s, implica una influencia gravitatoria enorme que la obligue a desplazarse tan rápidamente.
Los investigadores barajan dos posibles explicaciones: que tenga una estrella comparable o un objeto compacto (estrella de neutrones o agujero negro) como compañeros en un sistema binario. Sin embargo, en las observaciones no se advierte ningún signo de estrella compañera, lo que reduce aún más las opciones y, si se tratara de un objeto compacto, la estrella progenitora debería haber sido una de las de mayor masa de nuestra galaxia.
”Por el momento, ya descubrimos que se trata de un coloso azul escondido tras una muralla de gas y polvo interestelar, astronómicamente, en el jardín de nuestra casa”, explica Artemio Herrero, catedrático de la Universidad de La Laguna (ULL) e investigador del IAC que dirigió el estudio.
La investigadora de la Universidad de Alicante y coautora del artículo, Sara Rodríguez Berlanas, que fue doctoranda en el IAC/ULL, indica en la nota que nuevas observaciones son necesarias para desentrañar la verdadera naturaleza de esta estrella, cuya historia, tanto hacia el pasado como hacia el futuro, la convierten “en uno de los objetos más peculiares de la galaxia”.
Para Armando Gil de Paz, astrofísico de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) e investigador principal del instrumento MEGARA, este proyecto demuestra que la información espectroscópica detallada que permiten instrumentos como este, unidos a grandes telescopios como GTC, “son fundamentales para desvelar muchos de los misterios que objetos de apariencia tan irrelevante como J20395358+4222505 esconden”, señala.
En el estudio también participaron otros investigadores del IAC y diversas instituciones, incluyendo el Observatorio Europeo Austral (ESO), el Centro de Astrobiología (CAB), la Universidad de Munich, la Universidad de Innsbruck, la UCM y la empresa Fractal. El Gran Telescopio Canarias y los Observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) forman parte de la red de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares de España.
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