Un objetivo múltiple: cambiar el estilo de vida, vivir rodeados de naturaleza y, por sobre todas las cosas, habitar en el campo y al lado del mar. Así, Ezequiel Arca y Marisa Sguerra decidieron dejar Buenos Aires y comenzar a materializar un sueño común en Chapadmalal en el año 2007. "Si bien antes vivíamos en un lugar muy verde en El Palomar y nuestras vidas se rodeaban de hermosas arboledas y jardines por profesión y estilo de vida, lo agreste llamaba mucho más y el desafío de cambiar de entorno para concretar nuestros sueños se tornó una aventura", cuenta Ezequiel.
Primero construyeron las cabañas, con todas las comodidades para pasar el verano cerca de la playa. Luego llegó la casa de té. Marisa es la encargada de la preparación de todos los productos que allí ofrecen, más unos exquisitos blends de té. Aprendió básicamente de sus abuelas y así fue rescatando y seleccionando las recetas familiares, siempre queriendo acentuar los sabores caseros y hechos con amor. Constantemente y con minuciosidad, sumó nuevas recetas, ingredientes y sensaciones, hasta convertir a Samay Huasi en un clásico del lugar. "Hoy es una visita obligatoria y una marca registrada en Chapadmalal, visitada por público muy diverso de todos lados, nacional e internacional", dicen.
Este lugar logra esa conjugación perfecta entre vida agreste, tranquila en el campo y al lado del mar "
El jardín comenzó a idearse inmediatamente después de que compraran la propiedad, a modo de boceto en la etapa en que todavía no vivían allí. En ese inicio, experimentaron, plantando variadas especies para ver qué se adaptaba al suelo y al clima del lugar. En una segunda etapa, ya instalados ahí, Ezequiel –paisajista de profesión, con un amor por las plantas heredado de su abuelo materno– empezó a diseñarlo y ejecutarlo por partes. "Intentamos imprimir en el jardín un estilo cottage inglés, en el cual las rosas tienen un gran protagonismo". El jardín brinda un entorno único para las diferentes actividades, tanto para los que ahí se hospedan como para los que se acercan para tomar el té, rodeados de aromas de sus rosas inglesas y las demás flores.
"La naturaleza de nuestras mentes inquietas nos llevan siempre a generar nuevos desafíos", comenta Ezequiel. A futuro ampliarán la cocina y construirán un salón de usos múltiples para ofrecer más servicios, ya que su meta es ofrecer un lugar cálido que tiente a los visitantes a volver siempre, como el movimiento circular que producen las olas del mar.
LA NACION