Desafío. ¿Cuántos países es posible visitar en 24 horas? Dos viajeros alcanzaron un récord imposible de creer
Los suizos Cédric Waldburger y Rainer-Marc Frey cumplieron un sueño de la infancia al lograr un viaje épico realizado con altísima precisión en apenas un día
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Al recorrer Europa, los americanos -sean del norte o del sur- se maravillan al descubrir que pueden pasar por cinco países en apenas tres horas, manejando entre Maastricht y el este de Francia. Las autopistas los hacen entrar y salir de los Países Bajos, Alemania, Bélgica y cruzar Luxemburgo de una punta a la otra antes de ingresar a Francia por la región de Lorena. También es llamativo pensar que se puede ir de Viena, en Austria, a Bratislava, en Eslovaquia -las dos capitales más cercanas del continente- en menos de una hora, sea por ruta, sea por tren.
El tamaño de los países europeos y sus geografías complejas se prestan a apuestas o a récords de viajes. Pero “eso” de los cinco países en tres horas es apenas un juego de niños para un viajero experimentado y bien preparado. Tomemos por ejemplo el caso de Adam Leyton, un británico que montó una operación de comunicación en 2016 para juntar fondos para una obra de beneficencia. Su meta fue recorrer la máxima cantidad de países en solamente 24 horas. Viajó así entre Perl (el pueblo alemán vecino a la localidad luxemburguesa de Schengen, que dio su nombre al espacio europeo de libre circulación de las personas) y Bratislava, desde donde solo tuvo que caminar unos minutos para cruzar la frontera y terminar tranquilamente su periplo en Austria. Durante su maratónico viaje solo utilizó transportes públicos (buses, trenes y aviones) y pasó por Alemania, Luxemburgo, Francia, Bélgica, los Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Polonia, la República Checa, Eslovaquia y Austria.
¿Imposible hacer más en tan poco tiempo? Por supuesto que no… El noruego Gunnar Garfors (conocido por ser el primer humano en visitar dos veces todos los países de nuestro mundo) logró pisar 19 países europeos en 24 horas.
¿Más todavía? Es el desafío que se plantearon dos empresarios suizos, Cédric Waldburger y Rainer-Marc Frey, y su historia es la de un sueño infantil que se hizo realidad gracias a una preparación y una precisión dignas de un reloj… suizo.
Treinta países…
La meta de los dos amigos viajeros fue visitar 30 países en 24 horas. En verdad le dieron un significado muy elástico al concepto de “visita”, ya que en algunos casos solo pisaron el suelo de los aeropuertos durante el tiempo de una conexión entre dos vuelos… Pero para lograr tal récord no hay tiempo de admirar paisajes, tomarse cafés en terrazas o caminar por callecitas típicas. Lo importante es llegar a destino, y no spoileamos el final si decimos que lograron su objetivo el 23 de agosto del año pasado. De todos modos, lo más interesante es saber cómo lo lograron.
Lo importante es llegar a destino, y no spoileamos el final si decimos que lograron su objetivo el 23 de agosto del año pasado. De todos modos, lo más interesante es saber cómo lo lograron.
Waldburger (34 años) y Frey (59 años) no se limitaron a los transportes públicos como hizo Leyton en su tiempo. Usaron autos particulares y hasta helicópteros y un jet privado. En su caso, el reloj apremió más que los kilómetros: cada minuto contaba. Lo más notable es que viajaron más allá del Espacio Schengen (donde la ausencia de fronteras físicas favorece este tipo de viajes récord) para ingresar a varios países de los Balcanes, donde siguen existiendo los controles aduaneros y fronterizos.
Cédric Waldburger, en una conversación con LA NACION, aporta detalles acerca de la génesis del proyecto. “De niño, miraba el libro Guinness y me fascinaban todos esos récords curiosos. Son muestras de una buena combinación de creatividad y competitividad. Y desde siempre fui muy competitivo. Por eso me llamó la atención el récord de Garfors cuando me enteré de él y empecé a pensar en cómo superarlo. Obviamente, es mucho más factible si uno es piloto, lo que no soy todavía, aunque esté tomando clases. Fue cuando conocí en 2019 a mi amigo Rainer, en una reunión de negocios, que volví a encarar este proyecto. Él sí es piloto y es un gran viajero. Ya conoce todos los países del mundo. Así que se entusiasmó enseguida con la idea y los dos empezamos a estudiar mapas, tablas de horarios y redes de conexiones aéreas”.
Obviamente, cuando uno prepara un viaje así, se preocupa más por los horarios que por la valija. De hecho, el suizo reconoce ser bastante desapegado de las cosas materiales y por sus negocios viaja por el mundo con una pequeña carry-on y un par de mudas de ropa. De todos modos, para salir 24 horas -aunque sea para dar la vuelta a un continente- no hace falta una valija. Lo que importa es la planificación.
Sin embargo, hasta los suizos más precisos y detallistas pueden toparse con imprevisto: la vieja Ley de Murphy se aplica para todo. Cedric Waldburger cuenta que “los preparativos empezaron en 2019. Y cuando consideramos que estábamos listos, llegó la pandemia. No hubo manera de viajar. Así que nos quedamos encerrados, aprovechando para mejorar nuestro itinerario y afinar los preparativos. Cuando se reactivó todo, nos topamos con otro problema. No teníamos la certeza de que las mismas conexiones de 2019 siguieran existiendo. Tuvimos que realizar algunos viajes para comprobar las mejores opciones en aeropuertos y los medios de transporte más adecuados en algunos países. Todo esto nos llevó tiempo, y cuando estuvimos nuevamente listos… créase o no, ¡estalló la guerra en Ucrania! Una vez más volvimos a modificar nuestro itinerario y a pensarlo todo desde cero. En medio de todos estos cambios, debimos también pensar en término de temporadas, porque inicialmente queríamos viajar en mayo o junio, pero al final postergamos el proyecto para fines de agosto. Es decir, un momento del año donde toda la conectividad de alta temporada sigue estando y los slots aéreos están abiertos, pero el flujo de viajeros empieza a decaer en relación con el pico del verano. Además, el clima debía acompañarnos y no hubiera sido posible realizar este viaje en invierno”.
… o 29 países y medio
Cada uno de los recordmen del turismo tiene su punto de partida preferido. Leyton eligió la triple frontera entre Francia, Alemania y Luxemburgo. Cédric Waldburger y Rainer-Marc Frey optaron por Polonia, desde donde viajaron en auto a Eslovaquia y la República Checa antes de volar hacia las tres repúblicas bálticas. Desde Estonia ingresaron a Escandinavia. Dejaron de lado Noruega, demasiado en el oeste, para cruzar Finlandia, Suecia y Dinamarca.
Cédric Waldburger y Rainer-Marc Frey optaron por Polonia, desde donde viajaron en auto a Eslovaquia y la República Checa antes de volar hacia las tres repúblicas bálticas. Desde Estonia ingresaron a Escandinavia. Dejaron de lado Noruega, demasiado en el oeste, para cruzar Finlandia, Suecia y Dinamarca.
Desde allí siguieron viaje hacia los Países Bajos, donde los esperó el clásico recorrido entre Alemania, Bélgica, Francia y Luxemburgo. Luego de un breve paso por su patria, los dos suizos sumaron Liechtenstein y Austria a su lista y bajaron hacia el Mediterráneo y los Balcanes. Visitaron Eslovenia, Italia, San Marino, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Albania, Kosovo, Macedonia del Norte, Bulgaria, Serbia, Rumania y, finalmente, terminaron su periplo en Hungría, antes de las doce campanadas de la medianoche, como si fuese una versión 4.0 de los cuentos de hadas.
Viendo el mapa de su derrotero, se nota que dejaron de lado varias regiones del continente y entre ellas las Islas Británicas y la Península Ibérica. Tampoco abusaron de las micronaciones (es fácil sumar Francia y Mónaco o Italia y el Vaticano en solo unos minutos), pero queda la duda de Kosovo, que aún no tiene el reconocimiento como Estado de muchos países, de modo que podría rebajar el resultado final de este récord. O bien se puede considerar que los dos suizos terminaron visitando un total de 29,5 países en lugar de 30…
De todas formas, con o sin Kosovo, dejaron muy atrás a Gunnar Garfors. Waldburger, en su comunicación con La Nación, advierte que si bien quería viajar a un máximo de países en un mínimo de tiempo, no pensaron inicialmente en establecer un récord. “Lo vimos más como un desafío o como la concreción de un sueño infantil. Recién ahora estamos haciendo los trámites para ingresar a RecordSetter.com y el Libro Guinness”.
Además de los trackers, el GPS, pasajes, fotos y videos, presentaron como prueba también un certificado que les fue entregado por el personal de un aeropuerto en Bulgaria. Fue cuando estaban por terminar su periplo, durante las últimas horas del día, y la noticia de su hazaña empezaba a circular por toda Europa. Los empleados los estaban esperando con este pequeño regalo.
Waldburger reconoce que “no sabíamos si íbamos a lograr los 30 países antes de llegar a la medianoche del 23 de agosto. Hubiéramos estado contentos con alcanzar 24 o 25. Pero por suerte, todo encajó tal como lo habíamos planificado y armado. Y pudimos concretar este viaje con una guerra a las puertas de Europa y el tráfico aéreo bastante alterado en el este del continente. Fue un tema muy importante para nosotros porque les debo confesar que inicialmente nuestro punto de partida era Ucrania… Pero ya saben, tuvimos que empezar desde el extremo sur de Polonia, cerca de la triple frontera con Chequia y Eslovaquia. Ahí iniciamos el día, a segundos de la medianoche del 22, alquilando un auto”.
Al final de la charla, cuando se le pregunta cuál es el próximo paso luego de tal hazaña, Waldburger responde, sin pensarlo un minuto, que es seguir viajando “aunque no para establecer otro récord de este tipo. Es muy difícil hacerlo fuera de Europa y en Europa misma tendríamos que integrar países que están demasiado excentrados. En el estado actual del transporte, no creo que sea posible poder llegar a más de 30 en 24 horas. Espero, sin embargo, que alguien intente romper nuestro récord algún día. Y quería precisar que todo esto lo hemos logrado sin haber sobrepasado nunca los límites de velocidad”.
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