Comenzó como un experimento. Inspirado en el Proyecto Czekalinski:una propuesta de un grupo de investigadores del CONICET que decidió poner el cuerpo y alimentarse con la Canasta Básica de Alimentos de la Argentina que promueve el Estado para satisfacer las necesidades de nutrición de un hogar promedio pero que tuvieron que abandonar por los graves riesgos a la salud que les generó la dieta. El cordobés Matías Osman (39) puso en marcha, en medio de la pandemia, un plan para hacer frente al mito que asegura que comer saludable es caro.
El desafío consistió en alimentarse durante seis meses a base de plantas y por 100 pesos por día. Además, durante ese tiempo iba entrenar para correr un maratón. "Creo que hay mucha confusión con el tema de los alimentos, la mayoría piensa que alimentarse bien es caro y que también necesitamos de la proteína animal para que no nos falte nada. No hacen faltas más recursos para poder alimentarse, lo que hace falta es más educación. Hoy hay 840 millones de personas que pasan hambre todos los días de su vida, en un mundo que de alguna manera tiene alimentos para que nadie pase hambre. Yo creo que si cambiamos un poco la matriz de producción y de consumo, en el corto plazo vamos a tener muchas novedades.
Osman asegura que lo más difícil fue tomar la decisión de comenzar. Sabía que sostener una alimentación tan económica, entrenar 40 kilómetros por semana, planificar comidas, y generar contenido para redes no iba a ser una tarea sencilla. "Durante el proceso, lo mas difícil fue trabajar en la disciplina. No alcohol, no tabaco, no postres, entrenar con frío, de noche, con lluvia y cansado. Para hacer este experimento tuve que ser muy disciplinado. Y también fue difícil sintetizar en una sola frase para qué sirvió este proyecto. Creo que lo hice para demostrar que se pueden solucionar muchos problemas juntos y de una manera bastante fácil".
Correr por una causa
Fue en 2013 que un documental sobre lo que sucede al interior de los mataderos lo hizo cambiar de perspectiva. Dueño de un supermercado donde la carnicería era la apuesta fuerte del negocio, Osman sintió que la venta de carne ya no era coherente con lo que había comenzado a despertar en su interior. De la mano de su esposa Mariana -que dirigía un frigorífico- reconvirtieron la empresa y comenzaron a fabricar productos libres de crueldad animal. Y, en esa transición hacia el vegetarianismo y luego hacia el veganismo fue que surgió la idea de hacer algo para difundir los beneficios que le habían traído el cambio.
Así, este año bajo la consigna #ComéDiferente, Osman bautizó a su idea Proyecto Alimentum (@proyectoalimentum) y compartió en sus redes los cambios y resultados parciales. Un grupo de nutricionistas, profesores de educación física y atletismo y muchos amigos formaron parte de los que colaboraron en alcanzar la meta. Y así, con más certezas que dudas, a medida que fue avanzando en el camino, Osman se realizó exámenes médicos regulares que demostraron que estaba en óptimas condiciones para realizar actividad física diariamente y ser capaz de correr la maratón.
Y así lo hizo. El pasado domingo 25 de octubre, disfrazado de vaca (inspirado en la maratonista y activista vegana Fiona Oakes y en honor a los animales) puso a prueba su mente, su cuerpo y su espíritu en una de las distancias de atletismo más desafiantes y, en una lluviosa Buenos Aires, concluyó el proyecto de sus sueños.
Sin sponsors, ni marcas que lo acompañaran -más allá de las naranjas entrerrianas, las zanahorias mendocinas, las lentejas santafesinas y el maní cordobés- cubrió 42 kilómetros que lo llevaron por los bosques de Palermo, la quinta presidencial en Olivos, el Parque de la Memoria frente al Río de la Plata, el Museo Malba, la Casa Rosada, la Avenida de Mayo, Puerto Madero, la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y de regreso a Palermo. Lo hizo por una causa que cree justa, porque defiende la alimentación saludable y apuesta por un mundo más consciente y respetuoso del planeta que habitamos.
¿Qué aprendió en el proceso?
"Que una alimentación basada en plantas es sumamente económica. Que se puede tener una salud óptima sin proteína animal (leche, carne, huevo). Que el cuerpo es una máquina adaptativa. Cuando comencé no podía trotar más de 5 km seguidos y terminé corriendo 42 km. Que estos seis meses me permitieron descubrir que hay seis grandes médicos: el sol, el descanso, el ejercicio, la alimentación, la confianza en uno mismo y el amor. Y que ponerse metas difíciles eleva el nivel de energía mental, física y emocional. Por lo tanto salir de la zona de confort es conectarse con la intensidad. Necesitamos ser parte de la re-construcción de un sistema alimentario que sea más igualitario, más saludable, menos desequilibrado, menos contaminante y más sostenible que el actual. Podemos resolver los problemas que enfrentamos si comprendemos que la clave es la cooperación".
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