Delia Cancela en el país de las maravillas
Poco antes de morir, vestida con pantalones de montar y una mantilla, Eva Perón entró un domingo en plena misa a la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en Belgrano. Los vecinos de un barrio poco amigo del peronismo se quedaron en shock, y Delia Cancela la miró indignada. "No se puede entrar a la iglesia con pantalones. ¿Qué es esto?", pensó la adolescente que se convertiría en referente internacional de la moda y el arte pop.
Esa pregunta alimentó otras más profundas que ya estaban destiñendo su fe. "¿Qué estoy confesando? ¿Si yo no hice nada? Empecé a dudar", le dijo la artista a Fernando García en una serie de entrevistas, reproducidas en el catálogo de la gran muestra que acaba de inaugurar el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
"Alicia en el país de las maravillas es mi libro de cabecera. Me marcó absolutamente porque el personaje se pregunta todo el tiempo por qué", agregó en esos diálogos, mientras mostraba su colección de ediciones de la célebre historia escrita por Lewis Carroll. Reina de corazones parece, por lo tanto, un título ideal para la exposición de esta pequeña mujer de pelo rojo, que encontró en el símbolo del amor inspiración para gran parte de su obra.
La muestra recorre más de cinco décadas, desde que inició su relación en la vida y en el arte con Pablo Mesejeán a comienzos de la década de 1960 hasta su reciente Premio a la Trayectoria, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación. Una larga carrera que incluye memorables intervenciones en el Instituto Torcuato Di Tella; producciones para importantes revistas de moda en Nueva York, Londres y París; desfiles performáticos; colaboraciones con grandes marcas como Kenzo y Hermès y la creación de otra propia, Pablo & Delia, representada en la colección del prestigoso Victoria and Albert Museum. En los últimos años, ya de regreso en Buenos Aires, fue homenajeada en arteBA y su obra continuó recorriendo el mundo gracias a exposiciones como International Pop, The World Goes Popy Mujeres radicales.
Al mismo tiempo, también lo perdió todo. Primero a Pablo, que murió un mes después de que naciera su hija, en 1986. Ya no eran pareja y él no es el padre de Celeste, pero su vínculo fue tan fuerte que siguieron viviendo juntos un tiempo incluso después de haberse separado.
Quince años más tarde el fuego arrasó con gran parte de la producción de toda su vida, guardada en un depósito mientras se organizaba una retrospectiva en el Centro Cultural Recoleta. Entre esas piezas perdidas para siempre había una muñeca en cuya nuca Cancela escribió una frase de Björk: "El amor es más importante que el arte".
Ante el dolor, no preguntó por qué. Simplemente siguió adelante. "Tengo una pequeña tristeza que me acompaña desde siempre –le confesó a Leticia Obeid en otro texto del catálogo–. Por eso practico el optimismo con desesperación, me aferro a él".
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