Delfina Chaves: a solas con la protagonista de la novela del momento
LA NACIONPaula Galloni
Le gusta la palabra "honestidad", y más aún lo que significa. Durante el encuentro de Delfina Chaves con ¡Hola! Argentina, la actriz (23) no duda en comunicar qué cosas le gustan y con qué otras se siente incómoda. Decide cómo quiere vestirse, reconoce en qué situaciones –frente a la lente del fotógrafo– se descubre más real y se anima a poner varias restricciones. A simple vista, parece una mujer decidida. Pero, sin embargo, en la charla admite que atraviesa una etapa de mucha inseguridad."Acabo de salir de terapia y tengo todo esto re fresco. [Se ríe]. Y aunque no quiera admitirlo, soy muy insegura. Seguramente tiene que ver con mi edad, uno empieza a pararse en otro lugar, ver quién quiere ser y de qué forma", dice.
Mi hermana Paula siempre fue más Susanita, pero mi búsqueda personal va por otro lado. Yo no tengo idea si quiero casarme
–¿Sabés quién querés ser?
–[Piensa]. Sé que el día de mañana me encantaría poder ser completamente íntegra, con esto quiero decir, aplicar mi discurso y los valores que tengo en todos los aspectos de mi vida. ¿Y ahora? Me gustaría ser un poco menos dura conmigo misma. Para mí la actuación, lejos de ser un hobby o algo que se me dio por suerte, es mi vocación. Es un lugar vulnerable y me juzgo todo el tiempo.
–Previamente hiciste series y unitarios [La leona, Amar después de amar, La casa del mar], pero ahora sos protagonista de una tira diaria. ¿Cómo cambió tu día a día?
–Muchísimo. Mi día arranca a las seis de la mañana, a veces me ducho a la mañana porque me despierta. En el desayuno me hago un café negrísimo, necesito que me pegue directo. Y voy a trabajar manejando: pongo música y me concentro con lo que voy a hacer. Leo las escenas a la noche, cuando llego a casa, pero, al día siguiente, mientras desayuno, las repaso para tenerlas frescas. Grabo todo el día. Voy mucho al cine y al teatro porque me encanta. Antes, entrenaba mucho más, leía en bares o tomaba cafecitos…
–Antes de actriz, fuiste modelo. ¿Ese también era tu deseo?
–Me convocaron un par de marcas cuando era más chica, pero fui modelo sólo por un beneficio económico. Con eso, tuve la oportunidad de ayudar en mi casa. No había mucha plata para todos y lo que ganaba, lo usaba para mí, y así les evitaba gastos a mis padres.
–Entonces, te mantenés sola desde hace tiempo. ¿Cómo administrás tus ingresos?
–Desde que me fui a vivir sola, hace dos años, siempre temí no poder pagar el alquiler. De hecho, tuve que hacer cosas que no me gustaban tanto, como modelar o ir a eventos que no iban conmigo. Pero entendí que voy a tener que lidiar con esas cosas para llegar a fin de mes.
–Tenés más de 600 mil seguidores, los números afirman que sos una influencer. ¿Cómo te sentís en ese rol?
–Sí por los números, pero yo no me siento cómoda con ese término. Si mirás mi Instagram, subo fotos o producciones que hago con marcas, pero no me sale de forma natural. ¡Es que tengo que pagar el alquiler! No quiero que la gente crea que mi vida es perfecta o piense que, si fuese como yo, sería más feliz. Con los años, voy a encontrar la forma de transmitir ese mensaje más claramente.
FAMILIA DE MUJERES FUERTES
"Estamos en plena lucha feminista, una etapa de empoderamiento de la mujer y creo que eso despertó algo en mí, gracias a figuras muy importantes de mi vida como mi madre [Alejandra] y mi hermana Paula. Mamá tiene una historia de vida bastante difícil, estuvo muy enferma [padecía depresión, según contó la mayor de las Chaves el año pasado en una entrevista] durante mi niñez y mi adolescencia. Pero lo que remarco es su esfuerzo por querer estar bien para poder darnos lo mejor. De hecho, en 2001, tuvimos que mudarnos a una casa prestada en Lobos. Ella hizo malabares para poder darnos de comer porque no teníamos un mango; mi papá nos veía tres veces por semana porque trabajaba el resto de los días en Buenos Aires. Durante el tiempo que mi mamá estuvo enferma, fue Paula la que se calzó mi educación al hombro y se ocupó de que a mí no me faltara nada. Por eso, yo hoy lucho tanto y me siento tan identificada por el proceso por el que estamos pasando las mujeres. Yo lo viví con mi hermana y mi mamá, la fuerza que tuvieron que sacar, que ellas no sabían que tenían, para poder hacerse cargo de cosas que les correspondían y no tanto, porque a Paula no le correspondía encargarse de mí.
–También tenés un hermano, Gonzalo. ¿Cómo es tu vínculo con él?
–Somos muy compinches. Él tiene 30 y Paula, 34. Esos cuatro años cambian. Pero los tres somos unidos y cada uno ocupa un lugar distinto e importante en la familia. Mi hermano es mi cómplice. También está en una búsqueda, como yo. Paula está más resuelta, tiene una familia, su casa. Gonzalo y yo todavía estamos buscando nuestro camino. Paula siempre fue más Susanita. A lo mejor, Gonzalo y yo tenemos una búsqueda que va por otro lado.
ESAS COSAS DEL AMOR
–¿Qué hay de cierto de los rumores de romance entre vos y Peter Lanzani?
–No me voy a hacer cargo de eso. Vaya a uno a saber de dónde salió eso que había algo más entre nosotros… Lo que te puedo decir es que soy muy amiga de Peter. Tenemos amigos en común, como algunos de los chicos del elenco y, por eso, en este último tiempo, estuvimos frecuentando los mismos lugares.
–¿Negás que haya algo más entre ustedes?
–Somos amigos, eso es lo que te voy a responder. [Se ríe].
–¿Te cuesta enamorarte?
–Sí. Hay ciertas personas que me atraen y de repente estamos en la misma frecuencia y conectamos, pero, la verdad, no soy enamoradiza. Me gustaría serlo.
–¿Manejás el mismo nivel de exigencia en el amor que en el trabajo?
–No soy exigente con el otro, ¿eh? Sólo que, cuando me enamoro, me entrego en cuerpo y alma.
–¿Hace mucho que estás sola?
–Un año. No sé por qué todos me quieren encontrar novio.
–Claro, con Albert Baró, tu coprotagonista en la novela, también se te vinculó.
–Sí, no pueden verme soltera. Aparte, con 23 años, estuve de novia una sola vez. Cuando me enamore, lo van a saber. Total, ¿qué me frena?
–Cuando te enamorás, ¿pensás en el casamiento?
–No, cero. No tengo idea si quiero casarme o tener hijos. No tengo la cabeza puesta ahí, ni siquiera a futuro.
Producción: Anita Korman. Maquillaje: Angie Barrionuevo, para Estudio Duo. Peinado: Facu Solis. Agradecimientos: Mariela Raffaelli, Cher, Justa Osadía, House of Becci, Blackmamba, Boken, Cipitria, Ford Argentina y Hotel Madero (www.hotelmadero.com)
Por Paula Galloni
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