Después de años de viajar por el mundo, una pareja con hijos y nietos encontró el refugio ideal en la Segunda Sección del Delta.
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Un día de sol, Carlos Arzani y su mujer, María E. Sherriff, salieron a navegar con unos amigos, cruzaron el Paraná y el Google Maps les señaló un lugar en la Segunda Sección del Delta que no conocían. Guiados por la curiosidad, se aventuraron por el río Durazno y desembocaron en el barrio homónimo, que entonces no tenía barreras. Allí la vieron: una laguna privada abrazaba una pequeña isla apostada en el centro del espejo de agua donde echar el ancla y perderse por horas.
Así fue como, después de girar por el mundo acompañando a Carlos en su función de diplomático, los Arzani decidieron echar raíces en el Delta y recuperar el espacio de reunión familiar en un lugar al que a veces es difícil llegar por la logística que imprime el río, pero del que raramente alguien se quiere ir. Y quién mejor podía interpretar este sueño que su hija Sofía, quien junto con su marido, Santiago Boffi, comandan AB Estudio.
"Cuando volvimos de Barcelona nos dimos cuenta de que nos habíamos malcriado con la playa y la montaña. Descubrir este rincón en el Delta nos abrió un nuevo panorama."
María E. Sherriff
"Una de las cosas que más disfruto es de la vista desde el living. Los inmensos ventanales dan la sensación de que uno está afuera, pero protegido"
Carlos Arzani
El corazón de la casa es un único espacio en doble altura construido con cabriadas de madera reciclada de pino tea, donde conviven un comedor, la cocina con vista de 180° y un estar. En este último se clocó un sofá tapizado con pana azul que convive con una banqueta en guayubira (AB Estudio) y una hamaca traída de Costa Rica.
“Como en la zona es frecuente que se corte la luz, pensé en calentar la casa con una salamandra. Aquí, la leña es gratis: los sauces del Delta caen cada tanto con los vientos fuertes. Si bien su madera es blanda y se consume rápido, genera una linda llama que abriga e invita a una ceremonia”.
"Nos gusta el fenólico porque es económico, práctico y tiene muy buena terminación. A diferencia de la melamina, el canto permite ver cómo está formada la placa. Y el contraste con el negro le queda muy bien."
Arq. Sofía Arzani, de AB Estudio
“Queríamos una casa luminosa, por eso revestimos el interior con álamo. Accesible, es la sustitución ideal para el muro blanco. La clave es que esté secado a horno, para que no trabaje”, cuenta la arquitecta.
En la planta baja hay dos habitaciones y un baño mesada de anchico y bacha de apoyo (Easy).
El piso del deck es de pino impregnado: además de ser ultrarresistente, está conformado por piezas de distintos anchos, que proponen un juego visual.
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