Del achís y otras ciencias: orígenes y causas del estornudo
Es infalible: después del invierno viene la primavera. O, en otras palabras, de los estornudos por contagiarnos algún virus por tanto estar calentitos y en lugares cerrados, vienen los estornudos por el polen, los plátanos y otras desgracias para la nariz. Lo curioso es que esto de estornudar tiene su ciencia y su tecnología, maravillosamente compilada por la Revista de Resultados Irreproducibles (AIR), que habrá que leer con pañuelos a mano. Según los sesudos estudios, el estornudo es un feómeno muy común entre humanos y otros animales, aunque no comprendemos del todo cómo se generan. Es tanto un reflejo protector como, quién sabe, una estrategia de los virus para esparcirse y dominar el mundo. Pero sí que es molesto… Veamos algunas de las conclusiones.
Por ejemplo, cuánto es "normal" estornudar. Según un estudio realizado en Dinamarca, el 95 por ciento de las personas estornudan menos de 4 veces al día (en ausencia de rinitis u otros problemas). La revista Lancet pubicó artículos a principios del siglo pasado sobre maneras correctas de sonarse la nariz. Una de las principales recomendaciones es la de "no cerrar o tapar ambos orificios a la vez, dado que es obviamente poco efectivo". Mientras tanto, en Japón se estudió la hidroaerodinámica del estornudo, llegando a las escalofriantes cifras de que cada respiración nasal profunda (hasta que no demos más) tendría una salida de 1,34 litros de aire (a una velocidad de 1,87 litros por segundo), tardando en promedio unos 1,23 segundos, que aumenta notablemente durante el estornudo, generando presiones de alrededor de 900 decapascales. Sí se sabe que tapar un orificio aumenta sensiblemente la velocidad de salida por el otro.
Aunque a veces no estornudar puede ser peligroso. Se ha encontrado al menos un individuo que sistemáticamente suprimía el estornudo tapando ambos agujeros de la nariz… y así le fue, con daños en el oído interno, vértido y náuseas. Peor aun, hay incluso un reporte de una fractura del cartílago tiroideo luego de algún estornudo particularmente aparatoso.
Se ha descripto una condición heredable de estornudos incontrolables luego de comer. También se han reportado gemelos estornudadores: cuando lo hace uno, el otro lo sigue. La que no parece ser innata es la sensibilidad por el moco. En un experimento, los chicos de menos de 5 años no se preocupaban si su comida había sido estornudada encima, como sí lo hicieron los mayores. Ni qué hablar del poco estudiado fenómeno del estornudo inducido por… la actividad sexual. Hasta hay una condición denominada "rinitis de la luna de miel" que… bueno, ya se imaginan de qué se trata. También existe una tendencia a estornudar al ser expuestos a luz brillante, presente en una importante proporción de la población.
A veces, estornudar o toser puede ser inconveniente: cuando se apagan las luces de la sala, de inmediato se desata una epidemia sonora por parte del público. Teniendo en cuenta al estornudador promedio, las cuentas dicen que para un salón de conciertos pequeño (200 personas) las probabilidades de que no haya estornudos en un intervalo de 5 minutos son del 0,0015 por ciento… muy pero muy bajas. Además, cuanto más grande es el grupo, más estornudos por persona.
Hay emprendimientos ingenieriles para ayudar en la tecnología del estornudo: aparatos para atrapar el resultado del mismo, y diversos filtros para mitigar el efecto sonoro de estornudos o toses. Además, los estornudos en lugares públicos vuelven a las personas más sensibles al riesgo de cualquier tipo de enfermedades… y tienden a apoyar más presupuesto en ciencia y tecnología. ¡Científicos, a estornudar, que estamos en problemas!