Tras enamorarse, emigró a la Argentina y quedó impactada por la recepción y las oportunidades
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Amanda Rodríguez calmaba sus ansias de ver el mundo a través del lienzo en blanco que cobraba vida con sus trazos. A pesar de aquel camino de liberación, había algo en su entorno que la asfixiaba. Desconocía qué era lo que había más allá de sus fronteras, pero podía percibir que en algún otro lado de la Tierra sería capaz de respirar más profundo.
Corría el año 2016, cuando decidió atravesar los límites de su Venezuela natal por primera vez. Panamá fue el destino inicial al que llegó sola, con una valija en mano, que incluía las herramientas para desarrollar su pasión por el arte del tatuaje.
Amanda sabía que su país atravesaba una crisis, pero en aquel instante, cuando sus ojos se encontraron ante una realidad hasta entonces desconocida, el anhelo de emigrar y probar suerte en otro destino surgió con fuerza: “La decisión de salir de mi país, Venezuela, fue impulsada por la situación complicada que existe al vivir allá: la inseguridad y falta de recursos básicos era muy notoria”, asegura hoy, mientras repasa su historia.
Un amor y un país intrigante: Argentina
Más allá de las dificultades que atravesaba en Venezuela, hubo otra circunstancia que alentó la decisión de Amanda: el amor. Fue en Panamá, el primer rincón del mundo en el que había decidido aventurarse como viajera, que se enamoró de Agustín Yonson, un argentino con residencia en la nación panameña.
A partir de este suceso inesperado, Argentina, un país que siempre había deseado conocer, emergió en el horizonte de Amanda. ¿Debían permanecer en Centroamérica o aventurarse hacia el sur? “Si bien Panamá fue una opción para nosotros, decidimos venir a Argentina en el 2017″, revela la mujer venezolana.
“Argentina siempre llamó mucho mi atención. Sentía que su desarrollo artístico en todo sentido era increíble y a su vez en el tatuaje tiene una muy buena recepción. Así que todo cerraba perfectamente para venir”.
“Mi familia, mis amigos y el entorno en mi país lo tomaron dentro de todo super normal, era muy usual ver a los jóvenes irse para buscar un mejor destino. De hecho, de mis amigos y primos habían quedado muy pocos. Por supuesto, para mis padres era muy dolorosa la idea de la distancia. En mi caso, a pesar de saber que los iba a extrañar, era muy joven y la euforia de finalmente salir y conocer lo desconocido dominaban mi presente”.
Una tierra que abraza inmigrantes: ”Como en casa”
Tocó tierra argentina con cierta incertidumbre, pero invadida por el entusiasmo que implicaba descubrir una nación intrigante. De pronto, Amanda fue consciente de que había dejado atrás sus fronteras, sus límites reales e imaginarios. Finalmente, se había animado a viajar y conocer otros lugares, un suceso que la inundó de felicidad.
Sin embargo, en esta ocasión todo era diferente. A Buenos Aires no había llegado de visita, sino a vivir. Si bien había arribado de la mano de su pareja, para Amanda el impacto del nuevo comienzo la tomó por sorpresa: “Argentina es un lugar muy cálido en el que me siento muy bienvenida”, asegura.
“Pienso que el hecho de estar formado por muchas familias descendientes de inmigrantes es lo que lo hace tan receptivo a la hora de recibir gente del extranjero. Vine a este país y las personas me hicieron sentir como en casa. Me gusta la buena onda de su gente, son alegres y eufóricos”.
“A su vez, es muy interesante su cultura, la música, su manera de expresarse. La arquitectura y lo organizado que es de alguna forma, las calles y sus direcciones. Aunque no lo crean, en Venezuela el sistema urbano es poco preciso. Acá con decir el nombre de la calle y la altura ya estás. En Venezuela tienes que explicar exactamente qué hacer con algún punto de referencia conocido más cercano, como un hospital o un centro comercial”.
“Por otro lado, se come muy rico en este país, tiene una muy buena gastronomía y en Buenos Aires, al menos, la cantidad de cosas que tienes para hacer en la ciudad son increíbles”.
“La cantidad de trabajo que hay es impresionante”
Amanda había imaginado a Buenos Aires como ese lienzo en blanco con múltiples oportunidades para comenzar a dibujar su historia. Pronto descubrió que su imaginación no se alejaba de la realidad que se respiraba en el ambiente artístico porteño. A la calidez y bienvenida de sus habitantes, se sumó un universo compuesto por galerías y recovecos llenos de arte en todas sus expresiones, entre ellas, el tatuaje.
“Tengo la dicha de que me va muy bien y estar haciendo aquello a lo que tanto me quería dedicar”, se emociona Amanda, quien trabaja en Iris Tattoo, uno de los estudios más destacados de Argentina y muy conocido a nivel internacional.
“Me he desarrollado para ser experta en microrealismo. Me piden tatuajes con ideas muy hermosas de mucho detalle y color que disfruto mucho hacer. Hago tatuajes con pequeños detalles de mascotas, flores, paisajes, haciéndolos lucir lo más fiel a la realidad, lo que lo hace muy llamativo. Me gusta ser versátil al tatuar, lo hago con línea fina y manejo la técnica de acuarela”, continúa la joven, quien a su vez ha tenido el honor de tatuar celebridades, madres que eligen tatuarse junto a sus hijas, y personas adultas mayores, muchas de las cuales lo hacen por primera vez.
“Conocí a personas increíbles y la cantidad de trabajo que hay es impresionante. Así que estoy super agradecida y muy feliz de estar aquí y todas las oportunidades que se me han presentado”.
Crecer en Argentina
Tal vez se trató de la realidad de Venezuela, tal vez fue el amor, aunque, en el fondo, Amanda se atrevió a traspasar sus fronteras gracias a su esencia curiosa y aventurera. Para ella, como para todo artista, el viaje es mucho más que ver monumentos y visitar museos, se trata de incitar a la imaginación, alimentarla de nuevos aromas, texturas, colores, melodías y paisajes, de inspirarse a través de la exploración de otras culturas.
Mientras tanto, con su amor argentino, la joven venezolana se casó y formó una familia, integrada ahora por mamá, papá y su niña de dos años. En el corazón de Amanda, no cabe más que el agradecimiento.
“Tener ahora mi propia familia me hace extrañar más aún a mi familia nuclear, por más que la familia de Agus sí esté más cerca y que con mi familia estemos en permanente contacto”, reflexiona.
“El hecho de haber desarrollado gran parte de mi carrera en este país me hace sentir que crecí. Argentina me ha dado mucho, siento que es un país en el que se aprende muchísimo”, concluye.
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Argentina Inesperada es una sección que propone ahondar en los motivos y sentimientos de aquellos extranjeros que eligieron suelo argentino para vivir. Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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