Dejó Buenos Aires, construyó un teatro en Mar del Sur y busca un heredero: “Todos rechazaban mi idea por delirante”
Alberto Félix Alberto es un histórico referente de la escena under porteña; por qué decidió apostar a un pueblo en el que viven 600 personas de forma estable
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En el pueblo dicen que Alberto Félix Alberto le dio a Mar del Sur más de lo que el pueblo se merece, pero para este dramaturgo y realizador de cine destacado como regisseur nada es mucho cuando se trata de hacer una aporte cultural al balneario que lo vio ser feliz cuando llegó por primera vez a principios de 1960, durante un campamento escolar.
“Quise poner a Mar del Sur dentro de la oferta cultural de la Argentina”, dice Félix Alberto quien, después de una larga trayectoria como profesor, director y reggie (puesta en escena) de numerosas óperas en el Teatro Colón de Buenos Aires, decidió mudar todo su volumen cultural y económico a este pueblo de 600 habitantes estables, playas naturales y una sola calle asfaltada, ubicado a 17 kilómetros de Miramar, en el bonaerense partido de General Alvarado.
Así fue como el presidente de la Fundación Teatro del Sur construyó el primer teatro del pueblo sobre un lote de 15 x 48 metros, levantó una sala de más de 2000 metros cuadrados para unos 150 espectadores y se radicó definitivamente en ese páramo de playas vírgenes y olas salvajes, después de construir la casa que siempre había soñado: frente al mar.
Ahora, cuando el rebrote de covid y el fuego que azotó los bosques linderos a la ruta 11 que desemboca en el pueblo obligaron a bajar las funciones del Festival de Teatro en uno de los fines más importantes del año, Alberto Félix Alberto conversa con LA NACION sobre por qué decidió “invertir millones” en este lugar, la búsqueda de un sucesor, el estreno de su obra Vidrieras y el nuevo Festival de Cine que comenzará el 1° de febrero.
“Llegar acá fue una aventura muy extraña. Vine en el año 66 al camping en un viaje de egresados como acompañante y me encantó el lugar”, cuenta. “Después, la idea de vivir frente al mar me acompañó con los años, y cuando se dio la posibilidad de vender la propiedad que la Fundación tenía en Capital, decidí que con ese dinero de la venta, más otros aportes, había que venir a Mar del Sur, un lugar bastante desprovisto”, agrega.
“Al principio rechazaron mi idea por delirante; los socios querían que instalemos un teatro en otros lugares más importantes, como Mar del Plata o Villa Gesell; pero dije: ‘Va a ser en Mar del Sur o no será’. La peleé mucho y hace siete años que inauguramos la sala”, recrea.
“El año pasado no hubo festival por la pandemia y este año tuvimos que suspender algunas funciones, pero siempre estamos a sala llena, los vecinos no pagan entrada y los turistas $500″, explica el dramaturgo. Entonces surge una pregunta evidente, para la cual no se pone ninguna máscara: ¿gana dinero? “Con esto no gano dinero, pero los artistas que vienen sí, y el público se va contento. Además, durante el año, el teatro funciona para realizar talleres con los chicos del pueblo”, añade.
―¿Y cuánto dinero llevan invertido en el teatro?
―Es muy difícil hacer la cuenta en dólares. En 2014 fue una cifra millonaria en pesos, habría que hacer la conversión; pero sí, fue mucho dinero, una cifra millonaria, incalculable.
Mar del Sur y la “única posibilidad artística” del pueblo
Alberto cuenta que el teatro, con forma de cubo, está diseñado para modificarse de acuerdo a la necesidad del espectáculo. En un entorno aireado y espacioso, el público se ubica en sillas dispuestas con forma anfiteatro, pero eso puede cambiar. En la sala pueden desarrollarse recitales de bandas tanto como proyecciones de cine.
“Ahora tenemos ocho obras en cartel. Y en febrero presentamos el Festival de Cine, con el apoyo del municipio de General Alvarado, la entrada será gratuita para todos”, cuenta.
Sobre Vidrieras, la obra que escribió y que dirige, protagonizada por el actor Federico Balderrama, dice que es “muy intimista y de carácter muy personal, es esencialmente la búsqueda de una persona que quiere saber quién fue su madre”, afirma, minutos antes de realizar el último ensayo general antes del estreno de este viernes 21 de enero.
“La sala tiene ventilación y es gigantesca, pero con el covid estamos en manos del destino. Decidimos seguir adelante porque no queríamos tener la frustración de no hacer el festival, como el año pasado, pero no la tenemos fácil. Los artistas se llevan el 70% de la recaudación, como es costumbre, pero también hay un seguro por si no se llega al número previsto”, suma.
“Está considerado como uno de los 10 mejores teatros independientes de la Argentina”, remarca Alberto, y vuelve sobre el principio de todo: “La Fundación vendió el edificio de Buenos Aires, y con ese dinero más un aporte del Instituto Nacional del Teatro y del Fondo Nacional de las Artes, llegamos hasta acá y se armó esta ‘chifladura’, como dicen algunos”.
Antes de despedirse, el hombre que puso a Mar del Sur en la escena cultural del país con una ‘chifladura’, reconocido con los premios Moliere (embajada de Francia), Florencio Sánchez (Uruguay), Carbonell (Estados Unidos), API (Italia) y Premio a la Trayectoria (Instituto Nacional del Teatro), afirma que está buscando a un sucesor.
Dice Alberto Félix Alberto: “Tengo 73 años, no me queda mucho tiempo. Estoy buscando a un sucesor que herede todo esto para cuando yo me vaya junto al Dios padre”.
Mientras tanto, y hasta que eso ocurra, seguirá al frente del Teatro del Sur, por ahora “una de las pocas posibilidades artísticas del pueblo”.
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