Enemigo de los cambios, venció sus temores y le abrió las puertas a una región del mundo muy alejada de su cultura: “Conviven casi doscientas nacionalidades y diferentes religiones, todos en paz”
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A Santiago López nunca le gustó el cambio, de hecho, lo solía evitar a toda costa a diferencia de su hermano, Facundo, quien hacía años se había lanzado a la aventura de vivir en Dubái ¿Por qué no aprevechás y te vas para allá también?, le decían sus conocidos, pero su no ante semejante pregunta llegaba rotundo. Aquel rincón de los Emiratos Árabes Unidos sonaba lejano y ajeno a su mundo conocido y querido.
Su no categórico comenzó a suavizarse cuando la economía argentina alcanzó su realidad. Los asuntos laborales no marchaban bien y el bolsillo -vacío- le indicaba que era tiempo de torcer el timón, a pesar de su resistencia evidente a salir de la zona de confort. Fue también por aquellos tiempos que su hermano le obsequió un pasaje a Dubái para ir de vacaciones, y mientras las charlas previas al viaje se sucedían, llegó una pregunta que lo sorprendió con la guardia baja: ¿Por qué no te quedás? Trabajo vas a conseguir…
“Sabía que tenía la posibilidad de volver si no me gustaba y en ese momento no me aferraba nada en Argentina, solo familia y amigos”, rememora Santiago. “Fue una sorpresa incluso para mí, no tuve tiempo de caer. Tuve un mes y medio para contarles a todos y empezar a despedirme, encima el pasaje podía salir cualquier día, ya que mi hermano lo conseguía por medio de un descuento donde te avisan de dos a siete días antes, con suerte. Mis amigos me cargaban y me decían: cualquier día puede ser el último que te veamos; ni llegue a cerrar mi cuenta del banco...”
“Todos lo tomaron muy bien. Mi abuelo me decía siempre que me vaya y cuando le conté se puso muy contento, sabía que era lo mejor para mi futuro. La realidad es que por mi parte nunca quise y me parecía una cultura completamente diferente y lejos. Se dio y dije: ‘Bueno, ya fue, hay que intentar´”.
Dubái tan cerca, Argentina tan lejos: “Igual me daba miedo los primeros días”
El calor asfixiante y la humedad lo golpearon con fuerza, dejando en evidencia que los dos buzos que traía eran innecesarios por aquellas latitudes. Aún impresionado por la alta temperatura, el nuevo escenario se abrió ante él deslumbrante. El espectáculo lo dejó casi sin habla, mientras sus ojos intentaban absorberlo todo, desde la arquitectura hasta los autos y las personas: “Quería sacarle foto a cada Rolls Royce o Ferrari que veía”.
En el subte se halló abrazando con recelo su mochila, y las primeras veces que fue a la playa aguantaba las ganas de disfrutar las aguas, temeroso a que le robaran sus pertenencias: “Tuve que acostumbrarme a salir del modo argentino”, explica. “Sabía que no pasaba nada acá, pero igual me daba miedo los primeros días”.
Las siguientes semanas se caracterizaron por el enamoramiento, tiempos donde la Argentina quedó olvidada. De pronto, Dubái era lo cercano y su país había quedado lejos, en el fin del mundo: “Pero esa sensación se pasa. A los meses ya empezás a extrañar hasta lo más básico”.
“Al principio todo lo relacionado con el Islam me llamo la atención. Se escucha el llamado al rezo en todos lados. Sin embargo, no es tan estereotipado como se ve desde Argentina, hay cosas que se siguen y se respetan, otras que se prohíben, y algunas en las que son más abiertos. Se respeta toda religión a pesar de ser un país musulmán”, describe Santiago.
“Lo mejor de acá es cómo conviven casi doscientas nacionalidades y diferentes religiones, todos en paz. Conocí gente de países que jamás pensé conocer o que ni sabía de su existencia. Te sentís cómodo porque nadie es de acá, el 90% de la población de Dubái es extranjera: todos estamos lejos de casa”.
“Para mí lo más negativo, por lejos, es el calor, no hay palabra para describirlo. Summer se convirtió en una mala palabra. La mezcla de humedad pura, estar transpirando solo por estar parado y encima siempre enfermarte porque todo tiene el aire acondicionado en 18º... el cambio de temperatura te mata. Es bastante común decir que en julio todos huyen, porque nadie quiere estar acá. Ahí pega más el exilio aunque siempre se extraña Argentina, se extrañan las panaderías, los sandwichitos de miga ¡o el jamón! Acá es haram (está prohibido). Es duro que todos huyan a su país, para nosotros es caro, planeo ir el próximo año, Inshallah, si ahorro bien”.
Trabajar en Dubái: “No podía creer que podía comprarme cosas básicas para mí”
Cuatro años atrás, Facundo -hermano de Santiago- había llegado a Dubái para trabajar en la industria hotelera en un pequeño puesto. Con el tiempo, su carrera profesional creció hasta alcanzar el cargo de gerente de Recursos Humanos. Tal vez, se dijo el recién llegado, él podría trazar un camino similar. Fue así que se lanzó a buscar empleo como bellboy, ante todo porque tenía nociones acerca del tema y por las buenas propinas.
A la semana, Santiago comenzó con las entrevistas y a la siguiente ya había firmado un contrato: “Está lleno de oportunidades y para todos los roles, acá las empresas te pagan visa, el DNI de acá, lugar para vivir, comidas, transporte y hasta el ticket para venir si te postulás desde Argentina, pero sin inglés es difícil. Personalmente, quedé fascinado por cómo funciona la industria, y eso fue lo que hizo que me quede. La comodidad fue muy rápida”.
“Empecé en un hotel cinco estrellas bastante nuevo y la verdad estoy super agradecido, me dio la experiencia. Cuando cobré el primer sueldo no podía creer que podía comprarme cosas básicas para mí, que en Argentina me costaba o quizás nunca pude adquirir. Encima llegué en temporada, entonces vivía con propinas y el sueldo lo ahorraba”.
“En julio apareció una oportunidad de trabajar en la compañía que lidera todos los hoteles de acá, estaban buscando gente para el nuevo hotel que va a abrir el próximo año, después de un proceso más denso, quedé. Es una locura que hoy en día esté trabajando acá y tenga la oportunidad de abrir uno de los hoteles más lujosos de Dubái”, continúa.
“Sin embargo, esta ciudad no es para todos, hay que acostumbrarse a muchas cosas y vi cómo mucha gente no lo soportó, es una ciudad de excesos en el medio del desierto, muchas nacionalidades con diferentes costumbres”, agrega. “Para aquellos que buscan oportunidades y saben adaptarse es increíble, es fácil crecer. Así como vi gente irse, vi gente llegar e instalarse inmediatamente. Pasó un año desde que llegué y ya dos amigos cercanos míos vinieron a vivir acá también”.
Cambiar de país, cambiar de mentalidad: ‘Buludo, you’re learning too fast’
Un año atrás, la vida de Santiago en nada se parecía a su presente. Apenas unos días bastaron para cambiar de empleo, paisajes, idioma, costumbres, sabores, clima y de país. Sin embargo, el cambio más profundo fue el que se produjo en su interior. Atrás quedó el joven que huía de lo diferente, siempre atraído por el confort de lo conocido.
El coraje de dar el salto hacia lo desconocido lo llevó a las calles de Dubái para develar aspectos de su personalidad ocultos, como su pasión por conectar con personas de culturas muy dispares, incluso, aprender un idioma impensado.
“Desde que llegué, mis amigos y compañeros más cercanos son de Egipto e hicimos un intercambio cultural: yo les enseñé español y ellos árabe. Conviví con ellos durante seis meses, por lo que cada día aprendí una palabra nueva, y ellos hoy en día me dicen ‘Buludo’, les es más fácil que la pronunciación de mi nombre”, cuenta entre risas. “Es muy gracioso cuando dicen algo en árabe y yo entiendo y contesto, me dicen: ‘Buludo, you’re learning too fast’.
“Desde que llegué todos los días aprendo algo nuevo con respecto a mi trabajo. El hotel en el que voy a trabajar ahora está casi al mismo nivel que Burj Al Arab, un servicio bastante lujoso. Los estándares tienen que ser altos y por eso también me estoy esforzando para alcanzarlos y dar aún más”, agrega. “Hoy estoy contento de poder entablar conversaciones con huéspedes en árabe, la mirada de confusión cuando hablo es increíble. A veces, soy quien explica lo que dicen a mis compañeros. Me gusta eso porque me felicitan, lo valoran”.
“Y, por supuesto, cuando digo que soy de Argentina es el inmediato ‘¡Messi!’ Messi conecta fronteras y los árabes lo aman, por ende ya soy su amigo solo por ser argentino, ¡dicho por ellos! Animarme a vivir esta experiencia me regaló la posibilidad de tener una conexión e intercambio cultural inesperados, me encanta. Valió la pena dejar la zona de confort”, concluye.
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Destinos Inesperados es una sección que invita a explorar diversos rincones del planeta para ampliar nuestra mirada sobre las culturas en el mundo. Propone ahondar en los motivos, sentimientos y las emociones de aquellos que deciden elegir un nuevo camino. Si querés compartir tu experiencia viviendo en tierras lejanas podés escribir a destinos.inesperados2019@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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