Llegó cuando el kilo de pan valía dos pesos, pensó que sería una visita pasajera, pero Argentina la conquistó para siempre.
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Kata Munnes llegó a la Argentina en el 2005, cuando el kilo de pan estaba a dos pesos y su espíritu aventurero vivía su apogeo. A pesar de los años transcurridos, los precios en las panaderías quedaron grabados en su memoria, al igual que el modo en que los paisajes y las personas impactaron en su corazón. La Alemania natal había quedado lejos, aunque por aquellos días jamás hubiera imaginado que en Argentina estaría a punto de hallar una tierra con sabor a “para siempre”.
Por aquel entonces tenía apenas 22 años, pero viajar ya formaba parte de su esencia. Venía de recorrer y experimentar Brasil, un lugar en el mundo atractivo, pero que por algún motivo no la hacía sentir a gusto. Fue entonces que recordó las palabras de una amiga brasilera que conoció en Leipzig, Alemania, ella veneraba a la Argentina, en especial Mendoza y, más específicamente aún, Uspallata.
Sin tener idea del trecho que había entre Belo Horizonte y su nuevo destino, Kathi tomó un micro que atravesó un sinfín de escenografías durante cinco días: “¡La dimensión y las distancias latinoamericanas me eran totalmente desconocidas!”
Y así, sin hablar ni una palabra de castellano, llegó al pueblo de Uspallata. La única referencia que Kata tenía de su amiga era que debía buscar “la casa de Emilio”.
“La casa de Emilio” en Mendoza y una Argentina que conquista
Las montañas surgieron magníficas y Kata se dejó envolver por la paz de aquella atmósfera. El pueblo, pequeño, la abrazó desde el comienzo y disolvió inmediatamente esa sensación de extrañeza del suelo brasilero. La casa de Emilio apareció sin dificultades, todos se conocían y sabían que aquella familia, la de Emilio, alojaba a los visitantes en su querida Uspallata.
“Allí conocí gente hermosa y, lo que era algo pasajero, se convirtió en una estadía de cinco años con esta familia”, revela Kata. “Siempre digo que la decisión de quedarme en Argentina se fue dando con el tiempo, de forma espontánea. Los años pasaron y acá sigo”.
“Antes viajaba mucho, me gustaba la idea de vivir fuera de Alemania: salir al mundo y afrontar lo desconocido me generaba mucha curiosidad. Previo a mi viaje a Sudamérica viví casi un año en Portugal. ¡Mis padres se fueron curando de espanto con cada una de mis aventuras! Sin embargo, algo distinto me sucedió con Argentina, y aquí estoy, dieciséis años después”.
Aprender a ser más abierto: la fusión de Argentina con Alemania
En Mendoza, la alemana conectó con la tierra para comenzar a transitar un nuevo recorrido en su vida, signado por el aprendizaje continuo. Inmersa en un mundo táctil, aprendió a usar el telar y luego a coser a máquina, dos oficios que se transformaron en sus primeras actividades comerciales en suelo argentino. En el camino, el afecto sirvió de fuente de inspiración.
“Creo que la calidez de los argentinos me permitió ser más abierta y romper con algunas estructuras alemanas”, reflexiona. “Sin conocer el idioma, a mi llegada todos me acompañaron, me incluyeron y me hicieron sentir parte de la familia”.
Aun así, y con el paso de los años, Kata comprendió que las raíces permanecen fuertes, inevitablemente. Gracias a ello, la amalgama de las costumbres alemanas fusionadas con las enseñanzas argentinas, la nutrieron, fortalecieron y enriquecieron.
“Lo que aún me cuesta aceptar, y a la vez me fascina, es la improvisación y cierta desorganización en la que se vive aquí”, sonríe. “En general soy una persona muy enfocada y pragmática, y muchas veces choco con las formas y tiempos de los mendocinos. Son los resabios de mi paradigma alemán. Igualmente, siento que mi corazón ya pertenece a estas tierras. Amo el clima de Mendoza, su sol y sus vinos”.
Trabajar y emprender en Argentina: hacia Mendoza capital
A su emprendimiento textil, Kata le sumó nuevos productos de cosmética natural, que trajo nuevos desafíos. Y, mientras su pequeña empresa crecía, le dio la bienvenida al mundo a su gran amor, su hija nacida en Argentina: junto a ella, terminó de echar raíces en su suelo adoptivo y su corazón se llenó de orgullo.
Pasado el lustro en Uspallata, la joven decidió que era tiempo de ampliar sus horizontes, aunque sin dejar su querida Argentina y su tan amada tierra mendocina. A Mendoza capital arribó colmada de sueños relacionados con la gastronomía. El aprendizaje, incansable, la introdujo en el universo de la pastelería con éxito: “Trabajé algunos años como pastelera en un salón de té suizo en Cacheuta y después me lancé en forma independiente con la pastelería alemana”, cuenta.
“Y fue la abuela argentina de mi hija, la que me transmitió una receta de una salsa thai, la cual adapté y se convirtió en el producto estrella de mi emprendimiento, Katalindia”, agrega. “Actualmente tengo una línea de más de veinte productos diferentes, todos elaborados, comercializados y entregados enteramente por mí. ¡Me convertí en una verdadera One-woman-company!”, continúa con alegría.
Una Alemania querida y una Argentina donde todo está por hacerse
Mucho tiempo atrás, las palabras de una amiga brasilera llevaron a una joven alemana a pisar suelo argentino con el simple propósito de conocerlo y, tal vez, trabajar y vivir por un corto período en él. No tenía planes a largo plazo, ni manejaba el idioma y, sin embargo, los días fluyeron hasta convertirse en dieciséis años, que la transformaron como persona y como mujer. “Simplemente ocurrió”, repite ella: Argentina la conquistó para siempre.
Para Kata Munnes, Alemania no quedó lejana, todo lo contrario. A pesar de la distancia, ella siente que abrazó sus raíces de una manera especial, renovada, para fortalecerlas junto a su amor por el suelo argentino. La fusión de las gastronomías y su relación con su país de origen se lo demuestran cada día: “Y creo también que, en la distancia, con mis padres hemos aprendido a valorarnos mucho”, agrega emocionada.
“Sin dudas, los desafíos de vivir en Argentina son incontables. Pero a diferencia de Alemania, lo que siento es que aquí todo está por hacerse. El potencial es enorme y, a pesar de las dificultades, en Argentina siento que puedo prosperar y plasmar mis proyectos”, concluye.
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Argentina Inesperada es una sección que propone ahondar en los motivos y sentimientos de aquellos extranjeros que eligieron suelo argentino para vivir. Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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